Presentación

Resumen

El Programa de memorias políticas feministas y sexo-genéricas, Sexo y Revolución, comenzó a fundarse hace mucho, por lo menos hace 18 años, cuando un pequeño grupo, entre quienes se contaba Horacio Tarcus, su actual director, impulsó la creación del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas.[1]

La sigla CeDInCI contenía muchas ideas: ser algo más que un archivo, investigar sobre lo preservado, convertir en centro lo que estaba en los márgenes, atender a la cultura tanto como a la política, intervenir en la producción del documento que contará la historia y, sobre todo, pensar una izquierda en plural. Un plural que no clausura la conflictiva construcción de las izquierdas, sino que apunta a recuperar todo su intenso legado. Unas izquierdas que llevan la promesa más allá de la revolución de las estructuras económicas y el fin de la explotación del trabajo. Izquierdas capaces de reimaginar la vida que va del sueño al ocio, de la comida a la sexualidad, del vestir a los usos del tiempo y del cuerpo.

El Programa continuó fundándose cada vez que llegó al CeDInCI un libro sobre el placer sexual, la fatiga o la utopía. O un folleto sobre la homosexualidad. O el volante de una pequeña agrupación feminista. Y se consolidó, sin nombre aún, cuando esos papeles fueron fundidos en el acervo de estas izquierdas con memoria, sin ocupar un estante menor, un ítem relegado o una etiqueta minorizada.

Hay otro detalle que hace a la historia subterránea del Programa: el CeDInCI nunca fue solamente un archivo de Libros Importantes de Grandes Hombres. Es, además, un reservorio de volúmenes precarios, de folletería efímera, de volantito fotocopiado, de revistas de papel barato. Y… cómo pedirle límite al fetichismo del guardado! Es, también, el refugio del viejo carnet de asociación al partido, la libreta de notas, los recortes periodísticos pegados con plasticola o escondidos en los libros, los pines multicolores, el retrato sepia, el sticker de colectivo, las notas manuscritas y, en el colmo de la necrofilia intelectual, la máscara mortuoria de un autor. Y su moñito de etiqueta.

Ese afán rescatador de la huella material de la memoria lleva a respetar el celo guardador de los demás. Y, como decía, no son sólo Grandes Hombres seguros de que el porvenir les guarda sitio. Es, también, la garantía de un lugar para innumerables actores, actrices y actuantes de la historia quienes además de agitar, marchar, activar, animar asambleas y comisiones internas, ocupar secretarías, romper filas, inventar marchas propias y nuevas columnas, levantar banderas multicolores y sufrir exilios, represión y muerte… escribieron y editaron o recortaron y archivaron o guardaron con la esperanza de una celebración como esta.

El año pasado el Programa se terminó de fundar cuando llegó Juan Pablo Queiroz, con promesas de donaciones, con revistas bajo el brazo y con su propia obsesión guardadora y memoriosa. No hubo más que buscar un formato para tanto entusiasmo y convocar a otras personas que sabíamos tomadas por una manía similar y que acostumbran a honrar las huellas materiales de sus militancias pasadas y presentes. Si conocen a quienes en breve voy a nombrar, sabrán que es un gusto y un honor para el CeDInCI contar con el aporte de sus trayectorias, tan valiosas como diversas. Tengo el gusto de coordinar una colectiva asesora compuesta por: Mabel Bellucci, Virginia Cano, Nicolás Cuello, Fernando Davis, Lucas Morgan Disalvo, Francisco Fernández, Marcelo Ernesto Ferreyra, María Luisa Peralta, Juan Pablo Queiroz, Emmanuel Theumer, Catalina Trebisacce y Nayla Vacarezza.

El trabajo conjunto de la colectiva lleva pocos meses, sin embargo, ya mostró notables resultados. Para alcanzarlos fue fundamental el trabajo de todo el equipo del CeDInCI, especialmente, el de Horacio Tarcus, Verónica Tejeiro, Karina Jannello, Eugenia Sik y Virginia Castro, quienes comprendieron el arrebato y la ansiedad de quienes impulsamos el Programa.

En primer lugar, celebramos el ingreso reciente de seis fondos muy importantes. Con la inauguración misma del Programa llegó parte del archivo personal de Sara Torres, una figura central del feminismo argentino. Participante del mundo militante de los años setenta, codo a codo con su gran amigo, Néstor Perlongher. Desde el año 1986, activa organizadora de los Encuentros Nacionales de Mujeres. Fundó e integró diversos espacios, entre otros: ATEM (Asociación Trabajo y Estudio de la Mujer), Lugar de Mujer, Grupo Política Sexual, Asamblea Raquel Liberman (Mujeres Contra la Explotación sexual), Red Nacional de Prevención de la Violencia Doméstica, Red Internacional Contra la Explotación sexual y Red No a la Trata. El Fondo creado con su nombre posee un variado conjunto de documentación que refleja la trayectoria política y las inquietudes de Sara Torres desde la década del setenta hasta la actualidad, además de sumar numerosas publicaciones feministas de Argentina, Brasil, España y Uruguay.[2]

Del mismo modo nos enorgullece haber creado el Fondo Marcelo Manuel Benítez con el archivo personal de este fundamental militante de la izquierda y del FLH (Frente de Liberación Homosexual), espacios donde construyó una intensa amistad con Néstor Perlongher y Eduardo Todesca. Participó en la revista Somos del FLH a través de su escritura y sus dibujos. Luego de esa experiencia continuó cultivando sus múltiples intereses artísticos, para vincularse, tras la dictadura cívico-militar (1976-1983), con revistas como El Porteño y Nueva Presencia, y retomar su militancia integrando grupos como el GFG (Grupo Federativo Gay) junto a su antiguo compañero del FLH, Zelmar Acevedo y, más tarde, la CHA (Comunidad Homosexual Argentina). Tras otra década de silencio, retoma su actividad de ensayista en la revista digital La Tecla Eñe. Durante todos esos años, Benítez seleccionó y preservó gran parte del material que hoy compone su invaluable Fondo Personal.[3]

Una tercera figura se suma a nuestros flamantes ingresos, se trata de Sam Larson quien nació en la India, se crió en la ciudad de Catamarca y vive actualmente en Jersey City, EE.UU. Desde1990 hasta 1998 fue miembro de Act Up Américas, un comité de Act Up New York. Act Up Américas estaba compuesto por un grupo de activistas dedicado a difundir información sobre los tratamientos disponibles para combatir el SIDA y luchar por los derechos de las personas viviendo con VIH en América Latina. A comienzos de los años noventa, desde Jersey City, comenzó a publicar ka-buum, una publicación de impresión casera sobre el activismo LGBT en Latinoamérica que tuvo siete números y que era distribuida entre la comunidad gay latina residente en USA y enviada a grupos militantes latinoamericanos. Este fondo aporta documentos del activismo LGTB en Argentina y en Uruguay, especialmente, durante la década de 1990. El material fue recolectado por Larson durante su estadía en Argentina, donde participó activamente de distintos colectivos gay y lésbicos. Además, guarda un importante dossier de prensa relativo a las repercusiones mediáticas de las primeras cinco “marchas del orgullo gay, lésbico y transexual”, realizadas entre los años 1992 a 1996.[4]

Más recientemente, recibimos el archivo personal con el que creamos el Fondo Marcelo Ernesto Ferreyra quien forma parte de la colectiva asesora del Programa y llevó adelante durante décadas una impresionante labor de archivo. El Fondo ofrece un panorama exhaustivo de su vida activista desde 1987, primero en Buenos Aires y luego en Latinoamérica y el Caribe. Fue parte importante de experiencias fundamentales como la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) y Gays por los Derechos Civiles (Gays DC), y uno de los principales promotores de la Marcha del Orgullo en Buenos Aires. Con intensa actividad en organizaciones internacionales durante las últimas dos décadas, actualmente es miembro de la Heartland Alliance for Human Needs & Human Rights y de AKAHATÁ- Equipo de Trabajo en Sexualidades y Géneros.[5]

Con la donación de Marcelo Ferreyra llegó material que, a su pedido, permitió abrir otros dos Fondos personales. El de Oscar López Zenarruza, dramaturgo santafesino, residente en la provincia de Jujuy, que aporta materiales que permiten desestabilizar las historias centradas en Buenos Aires.[6] Y el de Eduardo Antonetti, otro animador de la CHA a cargo, entre otras, de la campaña STOP RAZZIA por la cual registraba cada gesto represivo hacia la comunidad. Fue un activista muy ligado a los organismos de Derechos Humanos; falleció en julio de 1996.[7]

Mientras celebramos la creación de estos fondos, recibimos muchas consultas de quienes quieren pensar en el destino de sus archivos, en el resguardo de sus papeles y, especialmente, en la posibilidad de compartirlos. A todas esas personas les decimos que el CeDInCI ofrece una garantía de resguardo institucional, pública y con voluntad de difundir y disponer a la consulta lo donado.

Un segundo paso del Programa fue comenzar a visibilizar el material que ya guardaba el CeDInCI, especialmente, libros y revistas. Para ello el equipo de Biblioteca y Hemeroteca desarrolló un descriptor con el nombre del Programa que hace posible identificar y rastrear en el Catálogo los materiales de interés para estas memorias. Poco a poco, cada material se irá etiquetando facilitando el acceso y las búsquedas temáticas.[8]

Otro proceso en curso es adquirir y sumar a través de donaciones revistas feministas, lesbianas, del movimiento gay, LGTB, etc. A su vez, es un objetivo de corto plazo comenzar a completar las colecciones que ya se encuentran en el catálogo. Las revistas son las estrellas de este año en el CeDInCI, donde también se desarrolla un Proyecto de Investigación (PICT) financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, dedicado especialmente a ellas.[9] Uno de los resultados más visibles de esa labor institucional es el flamante Portal de revistas latinoamericanas AMÉRICALEE. Esta plataforma virtual de libre acceso a los materiales fue presentada a mediados de este año y ya cuenta con más de treinta revistas que hacen a la cultura y a la política de América Latina.[10] Hasta el momento, el Programa ha incluido allí, con sus respectivos índices, cinco publicaciones: Somos (FLH), la revista Postdata (Grupo Federativo Gay), la revista Sodoma (Grupo de Acción Gay), la revista Persona (Movimiento de Liberación Feminista) y la revista Mariel animada por Reinaldo Arenas, entre otros intelectuales cubanos, en el exilio.

A su vez, la presentación formal del Programa se dio al mismo tiempo que se inauguraba la muestra “Gráficas desviadas, placeres subterráneos. Fanzines en la contracultura punk como espacios de imaginación política del cuerpo”, preparada especialmente por Nicolás Cuello, Lucas Morgan Disalvo y Verónica Tejeiro. El material exhibido proviene de iniciativas y ediciones independientes; se trata de un conjunto de experiencias contraculturales y de experimentación gráfica que no suelen atraer la atención de los archivos institucionales. Al finalizar la muestra, una gran cantidad de fanzines, folletos y volantes podrán ser consultados para ofrecer una nueva vía de entrada a las últimas décadas.

Este Programa nace en un momento de fuerte memorialística impulsada por varios emprendimientos archivísticos locales e internacionales.[11] Es nuestro deseo entrar en diálogo con esas otras experiencias de archivo, más o menos institucionales, militantes, activistas y/o personales que se desarrollan diariamente en diversas latitudes. Mientras tanto, este dossier presenta un texto de intervención crítica sobre la construcción de este tipo de archivos escrito por María Luisa Peralta poco tiempo antes de la creación del Programa. La autora, quien forma parte de la colectiva asesora, es activista lesbiana en el movimiento GLTB desde 1996. Es bióloga y actualmente cursa el doctorado en Epistemología e Historia de la Ciencia de la Universidad de Tres de Febrero (UNTreF). Participó de numerosas organizaciones. Hace archivo desde el inicio de su activismo; en 2011 fue una de las fundadoras de Potencia Tortillera, archivo digitalizado del activismo lésbico argentino, del que fue parte hasta noviembre de 2015.

Peralta presenta cuestiones críticas para la conformación y el sostenimiento de archivos GLTB a partir de sus propias experiencias. En su texto plantea la necesidad de recuperar la oralidad en la preservación de la memoria y propone una figura mestiza o anfibia que logre articular lo mejor de dos mundos diferenciados aunque, en este caso, complementarios: activistas académicxs o académicxs activistas.

Como prueba de esa lectura que no por admirada deja de ser crítica, Peralta presenta para este dossier de Políticas de la Memoria, un breve documento que proviene del Fondo Sara Torres. Se trata de una hoja mecanografiada en sus dos caras titulada “Carta de persona a persona”, y que fuera repartida por Elena Napolitano, activista lesbiana, sobre el final de la dictadura. Constituye una rareza que compartimos en edición facsimilar, cuya selección para esta publicación busca cumplir un objetivo central del Programa: poner en circulación los materiales donados para que se multipliquen las lecturas que no encontraron hasta ahora o que se vieron restringidas a pocos ojos.

Por último, en su texto inaugural escrito colectivamente, el Programa establece objetivos entre los que se cuenta: “fortalecer el estudio y debate acerca de la relación de los movimientos de mujeres, los feminismos y los activismos sexo-genéricos con las izquierdas en todo su arco de expresión”.[12] En este sentido, Fernando Davis recupera para este dossier otro documento fundamental, esta vez, una prueba del vital momento de encuentro entre la izquierda partidaria y sindical, y las acciones organizadas de la visibilización y la militancia homosexual. Se trata de un número del Boletín de la agrupación Nuestro Mundo, antecedente del FLH.

El autor es profesor e investigador de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y de la Universidad Nacional de las Artes (UNA). Dirige el LABIAL, laboratorio de investigación en prácticas artísticas contemporáneas, en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP, el proyecto de investigación “Genealogías críticas de las desobediencias sexuales desde el sur. Contraescrituras, tecnologías sexo-políticas y dispositivos de subjetivación (1982-2012)” y la Cátedra Libre “Prácticas artísticas y políticas sexuales”, también en la UNLP.

Quienes impulsamos el Programa creemos que es necesario seguir pensando los modos de hacer memoria. Porque no es inocente ningún gesto de recorte y etiquetado. Porque son profundamente significativas los estrategias de producción de nuevas visibilidades. Porque disponer los papeles de la memoria al uso público llama al debate de esos relatos. Porque, como la revista del CeDInCI dice desde su título, estamos siempre ante Políticas de la Memoria. Y porque, al fin, las memorias feministas y sexo-genéricas se merecían un espacio más donde practicarse, debatirse y lucir.

 

  1. Estas notas recuperan el texto leído el 24 de junio de 2016, en ocasión de la presentación del Programa.
  2. Fondo Sara Torres: http://archivos.cedinci.org/index.php/sara-torres-fondo
  3. Fondo Marcelo Manuel Benítez:http://archivos.cedinci.org/index.php/marcelo-manuel-benitez-fondo
  4. Fondo Sam Larson: http://archivos.cedinci.org/index.php/sam-larson-fondo
  5. Fondo Marcelo Ernesto Ferreyra: http://archivos.cedinci.org/index.php/marcelo-ferreyra-fondo
  6. Fondo Oscar López Zenarruza: http://archivos.cedinci.org/index.php/oscar-lopez-zenarrusa-fondo
  7. Fondo Eduardo Antonetti: http://archivos.cedinci.org/index.php/eduardo-antonetti-fondo
  8. Contamos para ello con la asistencia de voluntarios, en este momento, por ejemplo, Pablo Luzza se dedica a esa tarea y a otras relacionadas con la catalogación.
  9. “Publicaciones periódicas y proyectos editoriales de las formaciones intelectuales nacional-populares y de izquierda en Argentina (1910-1980)”, dirigido por la doctora Alejandra Mailhe.
  10. Portal de revistas latinoamericanas del CeDInCI: http://americalee.cedinci.org/.
  11. Ver: http://www.cedinci.org/investigacion.asp
  12. Ver: https://www.facebook.com/ProgramaSyRevolucion/

 

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