Resumen
El número 24 de Políticas de la Memoria y la quinta entrega de la sección Sexo y Revolución nos encuentra en tiempos de agobio y peligro. Si bien los años previos presentaron sus propias dificultades, resulta innegable (y cada vez más evidente para quienes eligieron esta opción, se aliaron o mantienen esperanzas) que los efectos del gobierno actual (y de los sectores políticos, corporativos y sindicales que lo acompañan) son devastadores. La recesión, el desempleo, el aumento de la pobreza y el hambre crecen con la misma celeridad con la que se despliegan los discursos de odio y las diatribas directas de quienes, en puestos representativos o de gestión, se dirigen contra los feminismos y los colectivos LGTBI+. Si antes se luchaba por hacer cumplir y ampliar un conjunto de leyes que sostenían derechos humanos y reconocimientos fundamentales para una vida democrática, ahora vemos cómo se nos intenta culpar por la reacción conservadora, se naturalizan los ataques y asistimos a la desfinanciación y el desmantelamiento directo de espacios que manteníamos con mucho esfuerzo. El CeDInCI y, por lo tanto, el Programa de memorias políticas feministas y sexo-genéricas, “Sexo y Revolución”, sufren esa situación generalizada y redoblan esfuerzos por sostener el trabajo colectivo que nos convoca y nos anima a seguir.
En este caso, se trata de compartir un vínculo entre Argentina y Chile que es expresión de uno de los objetivos que, en diálogo con la comisión asesora de aquel 2016 fundante, establecimos para el Programa. Siempre pensamos un espacio abierto que se nutriera de experiencias personales y colectivas que nos precedían, y es así como lo expresábamos:
El Programa busca establecer y consolidar relaciones de cooperación tanto con otros archivos ya existentes, o en construcción, dedicados especialmente a las memorias políticas feministas y sexo-genéricas, como con otras propuestas de trabajo, consulta o interpretación de carácter institucional y/o activista, sobre los materiales disponibles dentro del CeDInCI. Estas relaciones de cooperación tendrán como objetivo la construcción de redes que garanticen tanto la comunicación solidaria y el trabajo crítico colectivo como el intercambio de herramientas entre las distintas iniciativas dedicadas a la sistematización de experiencias políticas afines a los objetivos de este Programa
Mientras dábamos esos primeros pasos, conocimos la experiencia que estaba desarrollando en Santiago de Chile la activista, doctora en filosofía, docente y entusiasta animadora de cruces cordilleranos, Panchiba F. Barrientos. Una primera mesa compartida abrió un intercambio perdurable, tal como demuestra el texto que presentamos en este número. Fue un pedido especial a su autora, una memoria que todavía no había escrito acerca de los proyectos Biblioteca Fragmentada y Archivos Feministas, dos creaciones muy valiosas en sí mismas y base creativa para sostener idas y vueltas de ideas, materiales, vínculos y experiencias relacionadas con los activismos que nos convocan. Podemos decir, sin dudas, que forman parte de los proyectos en los que supimos inspirarnos y con los cuales nos da entusiasmo continuar las luchas que nos atraviesan. En estos años ambos países pasaron por cimbronazos políticos, a veces esperanzadores, como el propio estallido chileno, y otros apabullantes, como la insistencia de las derechas para intentar someternos en todos los frentes. En suma, si hay un camino posible es en conjunto, en un diálogo que, sin allanar las diferencias, crezca en las premisas comunes y los planes compartidos. El siguiente texto nos habla de todo eso y, sobre todo, del entusiasmo vibrante de proyectos colectivos que, aun en el peor aislamiento, supieron florecer, multiplicar y cruzar las fronteras una y otra vez.