Resumen
El hombre mediocre sumó quince ediciones peruanas y Las Fuerzas Morales (1925) nueve entre los años de 1966 y 2008, contrastando con aquellas cuatro obras de Ingenieros que sólo alcanzaron una edición. En su conjunto prueban dos cosas: la gravitación de Ingenieros en el campo intelectual peruano contemporáneo aherrojada a ese particularismo que signa su recepción ideológica y las preferencias de lectura. Tal proceso con muchas
reservas puede discutirse desde el prisma argentino y con algunas desde el caleidoscopio andino. Sorprende el hecho, de que catorce de dichas ediciones se publicasen durante los luctuosos años de la guerra interna 1980-2000, la cual tuvo como uno de sus síntomas la criminalización de los jóvenes. Recordemos que la exaltación del ideal y “los sermones laicos” de Ingenieros, que fueron publicados en revistas estudiantiles y universitarias entre 1918 y 1923, no eran una invitación a la desmovilización moral de los jóvenes lectores peruanos frente a la realidad social, todo lo contrario. Pero no es esta fase de la recepción tardía la que se ocupa este artículo, sino las que se dieron durante su vida. El proceso de recepción peruana de Ingenieros remite más al campo intelectual que al político en el arco temporal estudiado que va de 1897 a 1925, signado por la solidaridad expresada por el escritor José María Barreto desde Lima hacia él y Leopoldo Lugones, directores de la revista La Montaña y la noticia de su deceso comunicada por un cable de la agencia AP que motivó la publicación de un sentido artículo de José Carlos Mariátegui.