El 10 de agosto pasado el coronavirus se ha cobrado la vida de nuestro querido amigo, el antropólogo e historiador Ricardo Melgar Bao.
Es demasiado pronto para trazar en profundidad su perfil intelectual. Vayan por lo pronto estos trazos un poco generales, a la espera de una futura biografía intelectual. Según su propio testimonio, Ricardo nació en el seno de “una familia pequeñoburguesa, criolla, católica y aprista”.1 Sabemos por su hijo Emiliano que Ricardo fue el “hijo mayor de una familia de la que tuvo que separarse desde pequeño. Vivió en casa de sus familiares Pedro Melgar y sus tías Doris, Martha y Renée, donde había estantes llenos de libros”.2 Allí comenzó el descubrimiento maravillado de la lectura, que el propio Ricardo evocó de modo vívido:
Siendo niño abrevé en la lectura de revistas (Billiken y Peneca) y El tesoro de la juventud. A los ocho años padecí la primera prohibición. Leía Las mil y una noches y me tocó la censura. Fue ubicado arriba de un ropero, una altura inalcanzable. No lo entendí. No percibía ni sombra de pecado. En mi adolescencia leía autores como Edmundo de Amicis, Emilio Salgari, Rudyard Kipling, Jack London, Mark Twain, Ricardo Palma, César Vallejo, José Santos Chocano, entre otros, cuyas obras se publicaban más en la Argentina que en el Perú. En sus lecturas apareció el valor de la aventura, el viaje, el sentimiento relacional, la virilidad, el heroísmo, el combate, la naturaleza y la muerte. Cerrando el ciclo de edad leí a Dostoievski, a Víctor Hugo y La sabiduría de occidente de Bertrand Russell. Durante los dos últimos años de secundaria, entre el Colegio San Agustín y el Colegio San Fernando de la ciudad de Lima, vino otra inquietud. En el curso de física, un compañero discutía con el cura acerca del origen del universo. Otro lucía su corbata roja en la clase de
Historia del Perú, contrariando la norma de la indumentaria escolar y reivindicaba la Revolución rusa. Otro más exponía las ideas de Haya de la Torre. En una ocasión sustraje sin permiso de un librero familiar Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Fue mi primera lectura acerca del Perú profundo. Luego vendrían, rompiendo toda cronología, las obras de Manuel González Prada. 3
Avanzados sus estudios secundarios, Ricardo Melgar decidió trasladarse a la ciudad de Huánuco, de donde egresó con el título de bachiller. Otra vez en Lima, cursó el profesorado en Filosofía y Ciencias Sociales en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, destacándose como dirigente estudiantil de las fuerzas de la nueva izquierda peruana entre los años 1965 y 1968. En 1969 inició estudios de Psicología y en 1972 ingresó en la Carrera de Antropología de la Universidad Nacional de San Marcos. En forma simutánea a sus estudios de filosofía, antropología y psicología, cultivó la poesía y la narrativa. Asistió en forma extracurricular a los seminarios que dictada el médico Carlos Alberto Seguín en el Hospital Obrero de Lima y en el auditorio del Centro de Estudiantes de Medicina, que lo introdujeron al estudio de Sigmund Freud y el psicoanálisis. Completó su aprendizaje recorriendo en sus años de universitario las diversas regiones del Perú, entre las delegaciones estudiantiles y las travesías “haciendo dedo” (auto-stop) en la ruta.
Se inició en la docencia dictando diversas materias humanísticas en colegios secundarios. Apenas obtenida su primera titulación, en el 1971 inició su ciclo de más de cuatro décadas de docencia universitaria, impartiendo diversas materias en la Universidad Nacional Hermilio Valdizán, la Universidad San Martín de Porres y la Escuela Nacional de Arte Dramático. A fines de 1976, cuando el Perú se encontraba bajo la dictadura de Morales Bermúdez, decidió exiliarse por un tiempo en México con su mujer Hilda Tísoc, profesora de literatura y autora de una serie de biografías de mujeres peruanas. Aunque el plan de la pareja era regresar al Perú después de cursar estudios de posgrado, México terminó por convertirse en su patria de adopción, donde nacieron sus dos hijos, Emiliano y Dahil, hoy antropólogos, y donde Ricardo desarrolló una amplia labor docente e investigativa.
En México ejerció la docencia en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (INAH) en forma ininterrumpida desde 1977 hasta 2001. Paralelamente, cursó su Maestría en Estudios Latinoamericanos en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde fue alumno de Leopoldo Zea. Egresó primero con el título de magister con una tesis sobre la Comintern en América Latina y luego con el de doctor en Estudios Latinoamericanos tras defender su tesis sobre historia del movimiento obrero latinoamericano, publicada poco después por Editorial Alianza de Madrid.
Ejerció la docencia en la UNAM en las cátedras de Historia de las Ideas en América Latina y de Historia de la Cultura Latinoamericana. Además fue designado profesor investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) y desde 1990 fue reconocido como Investigador Nacional (SNI/CONACyT).
Ha sido director del Colegio de Estudios Latinoamericanos (1990) y luego del Departamento de Estudios Latinoamericanos (1993-1995) de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Finalmente, pasó al área de investigación en el Centro INAH Morelos, sede Cuernavaca, ciudad a la que había elegido como residencia para él y su familia desde 1986.
Ha publicado un centenar de artículos en revistas como el Boletín de Antropología Latinoamericana, Cuadernos Americanos (México), Nuestra América (México), Convergencia (México), Cuicuilco (México), Memoria (México), Márgenes (Lima), Nuestra América (México), Thule, Humania del Sur (Venezuela), Tareas (Panamá), Agua (Huancayo), Políticas de la Memoria (Buenos Aires), Izquierdas (Santiago de Chile), Revista complutense de historia de América, etc. Integró durante varios años el Comité editor de Memoria, la revista del CEMOS y fue miembro del Comité Académico de Políticas de la Memoria (Buenos Aires). En el año 2009 fundó la revista digital Pacarina del Sur, de la que fue director e inspirador.
Publicó asimismo unos 20 libros en los que abordó la historia del movimiento obrero y de las izquierdas latinoamericanas con la perspectiva cultural del antropólogo, sensible a las dimensiones simbólicas de las ideologías políticas y a las representaciones imaginarias, siempre atento a los exilios, las experiencias transfronterizas y la construcción de redes intelectuales.
Entusiasta del trabajo de archivo y apasionado de las hemerotecas, ha recuperado textos inéditos al mismo tiempo que ha contribuido con sus estudios a repensar la obra y la trayectoria de figuras clave de la izquierda latinoamericana como Manuel González Prada, José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torre, Julio Antonio Mella, Tristán Marof, Esteban Pavletich y Ricardo Flores Magón.
Además de la veintena de libros que enlistamos líneas más abajo, dejó concluidos dos nuevas obras: un Diccionario biográfico del movimiento obrero y popular peruano (1848-1959), con más de 2000 entradas, y el volumen Revistas de vanguardia e izquierda militante. 1924-1934, que el CeDInCI coeditará en Buenos Aires con Ediciones Tren en Movimiento a comienzos de 2021.
Recibió una docena de distinciones académicas, entre ellas el Premio Leopoldo Zea otorgado por el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, la Medalla Rafael Ramírez de la Secretaría de Educación Pública de México por sus 30 años de ejercicio docente (2008) y otra de la Universidad de Santiago de Chile y la Red Internacional del Conocimiento (2013) en reconocimiento a su labor intelectual.
La partida de Ricardo va a dejar un enorme vacío en la vida cultural de todos los países latinoamericanos donde, abriendo caminos, fue dejando su huella.
Ricardo acompañó con su presencia permanente y su calidez humana el crecimiento del CeDInCI casi desde sus inicios. Llegó por primera vez a consultar nuestros fondos en el año 2003 y enseguida se sintió parte de nuestro espacio. Ese mismo año ofreció en nuestra sede de Fray Luis Beltrán una conferencia que era el primer fruto de su trabajo de dos meses con nuestros fondos: “La Liga Antiimperialista de las Américas, entre el Oriente y América Latina”.
Desde entonces se sumó al Comité Internacional de nuestra revista Políticas de la Memoria y participó en todas y cada una de nuestras Jornadas de Historia de las Izquierdas. Fue un difusor de la labor del CeDInCI en toda América Latina. Con el magnetismo de su saber y de su calidez, convocaba a nuestras jornadas a su red de colegas y amigos que llegaban a Buenos Aires desde diversas latitudes. La primera red de historiadores convocados para el Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas fue tendida generosamente por Ricardo. Además, solicitó a toda su red continental de amigos la donación de documentos históricos para el CeDInCI, de modo que volvíamos a Buenos Aires de cada viaje a México con varias valijas henchidas de revistas y prensa latinoamericana. Él mismo llegaba a nuestra ciudad cargando maletas excedidas de peso. Todos los miembros de nuestro equipo lo recordarán arribando a nuestra sede, siempre amable y sonriente, portando en su bolso pilas de libros y folletos que había recogido en México y en Lima para enriquecer nuestro acervo. También vamos a recordar que incluso había en ese bolso lugar para una botella de pisco o de ron con que invariablemente nos obsequiaba.
Me permito traer otro recuerdo que explicará el título de este texto. Ricardo buscaba evitar las fórmulas rutinarias de la correspondencia encabezando sus mensajes con un “Apreciado amigo” o más frecuentemente con un “Recordado amigo”, y se despedía con “abrazos memoriosos”, con un “van mis dos manos” o fórmulas que iba renovando incansablemente. En cada reencuentro me acercaba a darle un abrazo exclamando “¡Recordado Melgar!”, una broma que Ricardo siempre recibía risueñamente. A pesar de la tristeza que nos invade, queremos recordarlo con el sentido del humor y la amistad que tanto le gustó cultivar.
Vayan nuestros abrazos para sus hijos Dahil y Emiliano, a su compañera Marcela Dávalos y a todo el equipo de nuestra revista hermana, la Pacarina del Sur.
Crónica de la plumífera y otros poemas, Lima, Ediciones Joda, 1970.
Burguesía y proletariado en el Perú. 1820-1930, Lima, CEIRP, 1980.
Sindicalismo y milenarismo en la Región andina del Perú (1920-1931), Lima, Cuicuilco, 1988.
El movimiento obrero latinoamericano. Historia de una clase subalterna, Madrid, Alianza, 1988, 2 vols.
Mariátegui, Indoamérica y las crisis de Occidente, Lima, Amauta, 1995.
(en coautoría con María Teresa Bosque Lastra), El Perú contemporáneo. El espejo de las identidades, México, Universidad Autónoma de México, 1995.
Cosmovisiones e ideologías cominternistas. América Latina, 1919-1923, Perú, Q’ollana, 1996.
Redes e imaginario del exilio latinoamericano en México. 1934-1940, Buenos Aires, Libros en red, 2003.
(en coautoría con Liliana Weinberg), Mariátegui entre la memoria y el futuro de América Latina, México, UNAM (Cuadernos de Cuadernos), 2000.
(en coautoría con José Luis González Martínez), Los combates por la identidad. Resistencia cultural afroperuana, México, Dabar, 2007
(en coautoría con Rafael Gutiérrez y Miguel Morayta), Morelos. Imágenes y miradas, México, Plaza & Valdés, 2003.
(en coautoría con Francisco Amezcua), José Carlos Mariátegui. Escritos: 1928, México, Ediciones Taller Abierto, 2008.
(en coautoría con María Esther Montanaro Mena), Víctor Raúl Haya de la Torre a Carlos Pellicer. Cartas Indoamericanas, México, Taller Abierto, 2010.
Vivir el exilio en la Ciudad, 1928. V. R. Haya de la Torre y J. A. Mella, México, Taller Abierto, 2013
Los símbolos de la modernidad alternativa: Montalvo, Martí, Rodó, González Prada y Flores Magón, México, Taller Abierto y Grupo Académico La Feria, 2014.
(compilador con Osmar Gonzales), Víctor Raúl Haya de la Torre. Giros discursivos y contiendas políticas. Textos inéditos, Buenos Aires, Centro Cultural de la Cooperación, 2014.
La prensa militante en América Latina y la Internacional Comunista, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2015.
(con Perla Jaimes Navarro y Luis Adrián Calderón), El zapatismo en el imaginario anarquista norteño. Regeneración, 1911-1917, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2016, 2 tomos.
(con Francisco Amezcua y Ezequiel Maldonado López), Risa y humor zurdo en nuestra América, México, Taller Abierto, 2016.
(en colaboración con Manuel Pásara Pásara eds.), José Carlos Mariátegui. Originales e inéditos. 1928, Santiago de Chile, Ariadna, 2018.
(con Perla Jaimes Navarro, comps.), Esteban Pavletich. Estaciones del exilio y Revolución mexicana, 1925-1930, México, Secretaría de Cultura, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2019.
Revistas de vanguardia e izquierda militante. 1924-1934, Buenos Aires, Tren en movimiento/CeDInCI (en prensa).
* Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina. https://orcid.org/0000-0001-7574-802X.
1 Ricardo Melgar Bao en Hugo E. Biagini (ed.), Diccionario de autobiografías intelectuales, Remedios de Escalada, Universidad Nacional de Lanús, 2020, p. 346.
2 Emiliano Melgar Tísoc, “A mi padre Tirso Ricardo Melgar Bao (1946-2020), in memoriam”, en “Homenaje al Dr. Tirso Ricardo Melgar Bao”, Suplemento cultural El Tlacuache nº 948, Cuernavaca, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 28/8/2020, p. 2.
3 Ricardo Melgar Bao, op. cit., pp. 346-347.