El marxismo después del marxismo
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Palabras clave

Violencia revolucionaria
Marxismo

Resumen

De la discusión de la violencia revolucionaria a la
discusión del marxismo
En diciembre de 2004 Oscar del Barco publicó en la revista
cordobesa La Intemperie una provocativa carta en la que su
autor volvía a poner en discusión el complejo problema de la
violencia revolucionaria. A diferencia de anteriores interven-
ciones a cargo de otros intelectuales, la carta de del Barco des-
ató una encendida polémica. Un largo reguero de publicacio-
nes —muchas de ellas condenatorias, pero algunas preocupadas
por entablar un diálogo genuino y sincero sobre un ríspido
tema— siguió a la carta. En un intento por coronar esos inter-
cambios, Horacio Tarcus publicó en el verano de 2006/2007
un extenso trabajo titulado «Notas para una crítica de la razón
instrumental. A propósito del debate en torno a la carta de
Oscar del Barco». Allí rastreaba una serie de textos anteriores
en los que se desarrolló una vía crítica, desde las izquierdas, a
la violencia sesentista, saludaba la provocación de del Barco, e
intentaba pensar las falencias de la violencia revolucionaria en
clave de la lógica instrumental que la habría sustentado.
Siguiendo a Merleau-Ponty, argumentaba que el humanismo
revolucionario se había transformado en terror como conse-
cuencia de la ruptura de la dialéctica entre medios y fines, y
preconizaba el restablecimiento de dicha dialéctica. Concluía
preguntándose si ello implicaba un simple retorno al punto de
partida, a lo que respondía:
No, no estamos en el punto de partida, puesto que el nuevo
humanismo, después del momento de la violencia revolu-
cionaria, ha perdido la inocencia. Prosigue su lucha, pero con
beneficio de inventario. Entre otras cosas, ya no es posible
decir «nosotros no sabíamos». Aquel humanismo inicial sabía
que «el arma de la crítica no puede reemplazar a la crítica de
las armas». El humanismo que perdió la inocencia sabe aho-
ra que la inversa no es menos cierta: «la crítica de las armas
no puede reemplazar las armas de la crítica».

El artículo de Tarcus sería sometido a dura crítica por Elías Palti.
En «La crítica de la razón militante. Una reflexión con motivo de
La fidelidad del olvido de Blas de Santos y el ‘affaire del Barco’»,
Palti intentó mostrar que el trabajo de Tarcus se quedaba corto;
que los problemas no residían en el carácter instrumental de la
violencia revolucionaria (lo que implica la posibilidad al menos
de una violencia revolucionaria legítima, no instrumental), sino
que en la actualidad los dilemas de la violencia revolucionaria se
habrían tornado irresolubles. Los problemas, pues, no estarían
en la razón instrumental, sino en la mismísima razón militante. Y
las conclusiones de Palti eran sumamente crudas: «¿cómo pue-
de la izquierda volverse sujeto?, pregunta que se despliega, a su
vez, en otra: ¿cómo pensar la política en un mundo postsecular,
en que no sólo nos vemos privados ya de la mano de Dios sino
que todos sus remedos seculares (la Historia, la Razón, la Nación,
la Revolución, etc.) se han también quebrado. No es posible hoy
encontrar la respuesta; tampoco está claro siquiera que la haya». 2
Con estas palabras, Palti declaraba destrozada, mortalmente heri-
da, a la entera cultura de izquierdas.

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