Resumen
Uno de los rasgos que ha caracterizado al marxismo soviético como corriente intelectual fue su apelación a una idea de ciencia, entendida como un saber sistemático apoyado en evidencia empírica y con derivaciones tecnológicas específicas. Este rasgo, ya presente en Marx, se acentuó en los años de la Segunda Internacional, especialmente a partir de las ideas de Engels sobre la dialéctica, que tuvieron un considerable impacto en el bolchevismo. Esta idea de ciencia tuvo una doble importancia: por un lado, estructuró un campo de indagación científica, tanto en las ciencias sociales como en las ciencias naturales; por otro, fue un componente esencial del ideario comunista sobre el conocimiento y la modificación de la realidad. Sin embargo, con la excepción de unos pocos autores y los trabajos específicamente dedicados a la ciencia soviética, ambos niveles han tenido un tratamiento desparejo en la literatura disponible sobre la historia del comunismo internacional, y apenas han merecido atención en los estudios locales. La producción local ha tendido a asimilar al intelectual filo-soviético y comunista con la figura del escritor y ensayista, particularmente Héctor Agosti, y la del dirigente partidario, cuyo prototipo sería Rodolfo Ghioldi. Queda claro que este tipo de actores culturales fueron centrales en la conformación de una intelligentsia comunista, sin embargo, la implantación local del marxismo-leninismo requirió también de otras variedades de intelectual, entre ellas los médicos, en particular los psiquiatras. Por lo regular, los médicos y científicos son considerados bajo la figura de “expertos” o bien intelectuales limitados a sus respectivas disciplinas.
Aquí entonces se ofrecen algunos lineamientos para dar cuenta del modo en que el ideario científico soviético fue apropiado por figuras del antifascismo y el comunismo argentino. Esto conlleva considerar los modos en que esos movimientos políticos se organizaron en diversas instituciones para conformar una red internacional con circuitos específicos para la circulación de las ideas marxistas. Dada la vastedad del tópico, sólo se consideran unos pocos autores: Ponce, Bermann, Troise, Thénon y Peluffo, especialmente las referencias que realizan a la neurofisiología pavloviana como saber “psi” y como modelo de ciencia socialista. La exposición se ordena en dos momentos clave para este análisis: la organización del movimiento antifascista hacia mediados de la década de 1930 y el surgimiento de un pavlovismo partidista a principios de la década de 1950.