Resumen
En diversos momentos del siglo XX América Latina fue un escenario en el cual sus intelectuales instauraron una activa y expandida red de colaboraciones, intercambios, viajes y afinidades culturales, políticas e ideológicas. En esa larga zaga la correspondencia ha tenido un papel destacado en las izquierdas de la región. La circulación de ideas y hombres a partir de la Reforma Universitaria, los contactos y colaboraciones sostenidos por una editorial como Claridad o las encabezadas por los apristas, configuraron los puntos más sobresalientes de un tejido hecho de cartas, que incluyó a instituciones de la cultura de izquierdas como fueron los Partidos Comunistas y Socialistas. Uno de los capítulos salientes pero poco advertidos de esta trama fueron las conexiones y solidaridades cultivadas por Jorge Abelardo Ramos con diversos intelectuales, políticos y militantes latinoamericanos entre las décadas de 1950 y 1960. De notorio vitalismo y productividad político-intelectual, Ramos se destacó en esos años por ser un ferviente impulsor y animador de una red propensa al intercambio de correspondencia —y a través de esta, de libros, artículos, propuestas editoriales, etc.— e ideas al amparo de un discurso antiimperialista, con hombres como Juan José Arévalo, Ezequiel Ramírez Novoa, Vivian Trías, Alberto Methol Ferré, Helio Jaguaribe y Alfredo Terzaga.