Resumen
Durante los años 1980 y 1990, el debate sobre la Teoría Marxista de la Historia se focalizó, en gran medida, en el trabajo de Robert Brenner y su interpretación centrada en las relaciones de propiedad, y en el intento de G.A. Cohen de revivir la concepción determinista clásica. En este artículo examino dos argumentos influyentes, de Erik Wright y sus colegas, y de Alan Carling, que reconocen importantes debilidades en el trabajo de Cohen pero que también tratan de construir una versión más plausible de su teoría. Muestro que, en gran parte, los intentos de rescatar a Cohen no son exitosos. Y, en la medida en que tornan plausible al argumento, lo hacen al precio de convertirlo, les guste o no, en una forma de teoría de la lucha de clases. Concluyo en que esto marca el ocaso de la versión clásica del materialismo histórico, pero también observo que no nos deja con una comprensión voluntarista de la historia, como temen algunos de sus defensores.