Abstract
Nuestra Tribuna se ha convertido en la insignia de la voz anarquista femenina. El anarquismo siempre recurrió a la palabra escrita como forma de expresión y difusión de sus ideas, y la Argentina no fue una excepción. Sin embargo, hasta la aparición de La Voz de la Mujer, a fines del siglo XIX, habían sido hombres los que planteaban aquí la necesidad de que la mujer se emancipara, aunque manteniéndolas en un lugar tradicional, congruente con su tiempo, como mediadora frente al esposo y como educadoras de los hijos.
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