Resumen
Ni las Memorias de Elías Castelnuovo, ni los numerosos escritos testimoniales de Liborio Justo, ni —en momentos en que la mirada de género echa luz sobre muchos escritos de mujeres— los ensayos autobiográficos de mujeres como Alcira de la Peña o Fanny Edelman han sido objeto de atención académica. Tampoco lo han sido las memorias de importantes líderes socialistas como Nicolás Repetto o Enrique Dickmann.[4] Pero, si en el conjunto de los textos nacidos de la pluma de Repetto —sus Pasos, por la política, la medicina y la agricultura, así como su tardío “mis noventa años”—, la lectura de los textos confirma el citado prejuicio, no sucede lo mismo con los Recuerdos de un militante socialista que Enrique Dickmann publicó en 1949. Ello se explica en parte por su fascinante trayectoria vital: nacido en Letonia de una familia judía ortodoxa, se vinculó a los movimientos populistas y al sionismo, huyó de su hogar hacia Palestina, pero no logró llegar. Varado en Estambul con sólo 14 años, fue seleccionado por la Jewish Colonization Association para emigrar a la Argentina donde, instalado como colono, logró reunir recursos para traer consigo a su familia. Dejándolos a cargo de su parcela partió a Buenos Aires donde estudió Medicina y se ligó al naciente movimiento socialista, del que llegó a ser uno de los principales referentes y el primer legislador nacional de origen judío. Pero no es sólo el carácter aventurero de la experiencia vivida por Dickmann lo que lo destaca entre la literatura testimonial de los socialistas argentinos, sino también una escritura más cambiante en la que incorpora una multiplicidad de tonos y géneros literarios y, principalmente, el omnipresente trabajo de construcción del sí mismo. Es así que los Recuerdos… pueden ser leídos como un inmenso esfuerzo de legitimación de Dickmann como socialista, como dirigente, y, sobre todo, como argentino.