Ezequiel Saferstein, A propósito de Leandro De Sagastizábal y Luis Quevedo, Optimistas Seriales. Conversaciones con editores
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Palabras clave

Historia del libro y la edición

Resumen

A propósito de Leandro De Sagastizábal y Luis Quevedo, Optimistas Seriales. Conversaciones con editores, Buenos Aires, Eudeba, 2015, 301 pp.

El libro editado por Leandro de Sagastizábal y Luis Quevedo reúne una serie de entrevistas a editores argentinos. Brinda, en palabra de sus protagonistas, un panorama acerca del estado actual de la actividad editorial. A partir de testimonios basados en trayectorias personales, anécdotas y memorias, las entrevistas recorren las condiciones de producción en las que operan los editores, las transformaciones de su oficio y del mercado editorial durante las últimas décadas. El libro consta de veintiuna entrevistas antecedidas por una introducción. Allí los autores afirman que se proponen aportar a la construcción de un archivo y fortalecer la profesión mediante el relato de trayectorias de los actores protagonistas y sus modos de acción.

El sector editorial argentino se constituyó históricamente como un espacio de producción heterogéneo, tanto en cuanto a la diversidad de actores, el tamaño de las empresas y temáticas publicadas, como en cuanto al grado de autonomía con respecto al mercado u otros poderes. En las últimas décadas el proceso de concentración reconfiguró este espacio, que pasó a estar dominado por los grandes grupos de capital transnacional. Como contracara, a principios de la década del presente siglo surgieron una numerosa cantidad de editoriales en un principio autodenominadas “independientes”, muchas de las cuales harían su camino como pequeñas y medianas empresas profesionalizadas. Si bien ante la inferioridad de condiciones estas editoriales situaron su principal competencia en el plano simbólico, varias lograron insertarse en los espacios dominantes de circulación de literatura y libros y disputarles mercados a los grupos mediante una revitalización del oficio. Optimistas Seriales sobrevuela este momento y relata las historias de editoriales muy disímiles en cuanto a diversos factores, tales como: el tamaño de las empresas —desde el editor del grupo multimedia Planeta, hasta el de la pequeña Aurelia Rivera—; la trayectoria de sus editores —como el caso de los históricos Daniel Divinsky de De La Flor, Alberto Díaz, de Siglo XXI y Víctor Landman de Gedisa, frente a los jóvenes Carlos Díaz, también de Siglo XXI y Leopoldo Kulesz de Del Zorzal—; los géneros publicados por la editorial —representantes de editoriales literarias como Leonora Djament, de Eterna Cadencia, y Gloria López Llovet, de la histórica Sudamericana adquirida por Random House, así como de editoriales infantiles y educativas—; la posición en torno a los polos de la edición de editores más comerciales como Trinidad Vergara de VyR y más próximos al polo cultural, como Siglo XXI, y en cuanto al público al que apuntan, desde editoras generalistas como Ana María Cabanellas de Claridad y Luz Henríquez de El Ateneo, hasta editoras especializadas en el público universitario como Patricia Picolini, de la Red de Editoriales Universitarias Nacionales.

De acuerdo con Pierre Bourdieu, el editor es un personaje doble que media entre la cultura y los negocios: para publicar un libro debe conciliar ambos aspectos conflictivos, los cuales le brindan al sector una lógica económica y simbólica. Aun teniendo en cuenta la heterogeneidad de las editoriales, la mayoría de los entrevistados acuerda con este carácter dual del oficio, atravesado por la creciente mercantilización de la producción cultural. El discurso de los editores acerca del carácter de intervención cultural que tiene el oficio, convive con el realismo de la sustentabilidad económica de los proyectos y de la generación de ganancias. Así, en los relatos de cada uno de los editores conviven en tensión afirmaciones del tipo “el editor es un creador” y “ninguna editorial puede subsistir si los libros no se tratan como cualquier otro producto comercial, como chorizos o prendas de abrigo”, de Divinsky, o “trabajamos con intangibles, con producción cultural, intelectual y artística que convertimos en un objeto que luego se comercializa”, de Fernando Esteves, de SM. También en las trayectorias aparecen manifestaciones que coinciden con un cambio de época, como el caso de Alberto Díaz, uno de los actores clave de la primera fundación de Siglo XXI en Argentina, quien al pasar a formar parte del grupo Planeta reafirma la importancia de haber incorporado herramientas de “management, de control de costos y de planificación editorial”.

En este sentido, uno de los principales aportes de Optimistas Seriales es la presentación de los editores como parte de un sector cultural atravesado por transformaciones profundas, relacionadas con lo que el historiador Jean-Yves Mollier llama un “nuevo paradigma de la edición”, en el que la lógica financiera de los grupos impone condiciones a los demás actores. Uno de los modos de adaptación a esa situación es la profesionalización del oficio. Los entrevistados se alejan de la visión del editor tradicional, cuya intervención activa dentro del campo intelectual convivía con modos artesanales de trabajo, los cuales podían trabar el crecimiento y la sustentabilidad de la empresa. En las preguntas y las respuestas aparece la profesionalización de la actividad, provocada también por el escenario que se configuró en los últimos años: el proyecto cultural de injerencia en el debate intelectual no puede ser escindido de un aprendizaje técnico y de una planificación comercial del catálogo. En palabras de Leopoldo Kulesz, “me fui profesionalizando a los golpes y equivocándome mucho […] Cuando el catálogo crece no hay alternativas. Para mantener la presencia y el crecimiento hay que organizarse”, cuestión que se manifiesta en las capacitaciones de los pequeños y medianos editores en la Carrera de Edición de la UBA y en la Feria de Frankfurt. El libro recorre también otras problemáticas de la actualidad editorial, tales como la construcción del catálogo y su equilibrio, el libro digital y las tensiones entre el editor y su empresa.

Optimistas Seriales se inscribe en la reciente colección “La Vida y los Libros”, que ya tiene otros tres títulos publicados: el Manual para editores del siglo XXI, de Fernando Esteves; Un editor de tres siglos. Los libros y la vida de Arnaldo Orfila Reynal, de Carlos Díaz, Alejandro Archain y Gonzalo Álvarez y Arturo Peña Lillo. Un editor argentino, una completa investigación histórica realizada por De Sagastizábal y Alejandra Giuliani acerca de la trayectoria y el catálogo del editor de Arturo Jauretche y Abelardo Ramos. Esta colección que combina libros técnicos con investigaciones históricas sobre editores tiene el mérito de aportar al creciente campo de estudios sobre el Libro y la Edición. La contribución de Optimistas Seriales radica en brindar insumos —los propios testimonios— que brindan un panorama de la dinámica actual del espacio editorial local. Los autores no se proponen analizar las entrevistas ni llevar a cabo un trabajo sociológico o historiográfico de la edición, sino dar a conocer el punto de vista de los actores acerca de la mediación editorial en un momento de transformaciones que merecen ser analizadas en profundidad.

Como afirma Bourdieu, el editor es el personaje con intereses concretos que se encarga de las operaciones de selección y marcado de textos al inscribirlos en determinada tradición. En este sentido, la selección de los entrevistados, los discursos que los protagonistas elaboran y la colección en la que se inscribe, brindan un panorama acerca del cambio de época en el mundo editorial actual. Los modos de hacer tradicionales expresados en tantas memorias de editores son paulatinamente reemplazados por prácticas y representaciones asociadas a una nueva etapa de profesionalización de la actividad. Optimistas seriales describe estas transformaciones a partir de testimonios de primera mano.

Ezequiel Saferstein
(CeDInCI-CONICET)

 

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