Ivanna Margarucci y María Migueláñez Martínez, “Encuesta sobre la actualidad de los estudios anarquistas”, en Políticas de la Memoria,
n° 21, Buenos Aires, 2021, pp. 219-252. https://doi.org/10.47195/21.705. ISSN 1668-4885 / ISSNe 2683-7234.
Ivanna Margarucci*
María Migueláñez Martínez**
Intervienen
Martín Albornoz / Luciana Anapios / Constance Bantman / Felipe Corrêa / Raymond Craib / Laura Galián /
Laura Fernández Cordero / Eduardo Godoy Sepúlveda / Tom Goyens / José Antonio Gutiérrez / Ruth Kinna /
Geoffroy de Laforcade / José Julián Llaguno Thomas / Nadia Ledesma Prietto / Agustín Nieto /
Isaac Martín Nieto / Jorell Meléndez-Badillo / Frank Mintz / Javier Paniagua Fuentes / Angela Roberti /
Amparo Sánchez Cobos / Kirwin Shaffer / Rafael Viana da Silva / Daniel Vidal / Kenyon Zimmer
desde
Argentina / Gran Bretaña / Brasil / Estados Unidos / España / Chile / Irlanda / Francia / Uruguay
La encuesta que les presentamos a continuación se propone reflexionar en torno a los estudios anarquistas. Un movimiento con una historia más que centenaria, sobre el que desde su fundación hace 24 años el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas ha reparado especialmente. Basta para ello ver su extendido y rico catálogo, donde hallamos desde periódicos hasta revistas, desde folletos hasta libros, desde obras de teatro hasta fanzines, que nos devuelven una imagen precisa de la intensa labor sindical, editorial y cultural desarrollada mundialmente por dicho movimiento. De igual modo podemos pensar las ediciones digitales y en papel que llevan impreso el sello del CeDInCI relacionadas con esta temática;1 el enorme trabajo de digitalización y difusión realizado por su portal de revistas, AméricaLee —que el 1° mayo de 2021 acabó de subir a la web la colección más completa que existe de La Protesta de Buenos Aires (1897-2015)—;2 la coorganización de cinco encuentros (2007-2015) y dos congresos internacionales de investigadorxs sobre anarquismo (2016 y 2019), a los que se suman las infaltables Jornadas bianuales de Historia de las Izquierdas. Fruto de esta intensa actividad, surgió en su seno hace más de una década el Programa de Investigación del Anarquismo que hoy coordina Ivanna Margarucci.
La encuesta realizada a 25 investigadores e investigadoras del anarquismo radicados en nueve países de América Latina, Estados Unidos y Europa sigue este impulso, en el intento de profundizar nuestras reflexiones en torno al pasado y el presente de los estudios anarquistas: ponderar los autores, trabajos y temas “clásicos”; hacer un balance sobre las renovaciones historiográficas y metodológicas de las últimas décadas.
Inspirados por un formato afín a Políticas de la Memoria,3 quisimos también con esta encuesta recuperar una tradición muy extendida entre los y las anarquistas. Si de encuestas se trata, podemos mencionar dos realizadas en el siglo pasado que comparten con la presente una misma vocación transnacional. Entre agosto de 1926 y agosto de 1927, La Protesta y el Suplemento Semanal de Buenos Aires publicaron en sus páginas las respuestas que diversas personalidades internacionales del universo ácrata, algunas muy reconocidas y otras no tanto, habían dado acerca de “los problemas actuales del anarquismo y de la orientación de nuestras luchas y esfuerzos”.4 El cuestionario fue formulado en el otro extremo del continente por el grupo “Los Iconoclastas” de Steubenville, Ohio, Estados Unidos. Pocos años después, en 1932, aparecerán en la revista Nervio, también de Buenos Aires, las respuestas de la “Encuesta Mundial América-Europa” conducida por el filósofo libertario y pacifista rumano Eugen Relgis con el “ferviente deseo de establecer vínculos de relación y afecto con todos los países de habla castellana”.5 Estos ejemplos, que no son los únicos, se relacionan con la última de las preguntas que les propusimos a nuestros encuestados y encuestadas: ¿Qué vínculos pueden establecerse entre la producción académica, los movimientos políticos y sus agendas de lucha? Para bien o para mal, tal y como se refleja en las respuestas, resulta insoslayable que los estudios anarquistas, ya sea en 1926-1927, en 1932 u hoy en día, se producen al calor de los eventos políticos con los que, de distintas maneras, dialogan.
Se trata, en definitiva, de detenerse por un momento a realizar un necesario ejercicio autoreflexivo sobre nuestras producciones, sobre nuestras inspiraciones, sobre nuestro campo y sus límites –definidos para algunos, indefinidos para otros–, sobre los usos que hacemos de aquello que a veces casi sin pensarlo producimos, en el intento de poder situar dónde nos encontramos y hacia dónde vamos. Unas palabras, una brújula que nos permita ver cómo se tramita específicamente la vitalidad de los estudios anarquistas que ninguna de las diferentes respuestas aquí obtenidas pone en duda.
A tal fin, elaboramos tres preguntas que enviamos a distintas generaciones de investigadores e investigadoras del anarquismo, buscando diversificar asimismo en nuestra elección su procedencia geográfica, pertenencia institucional y tradición académica. Muchos nombres surgieron, pero la expansión de los últimos años que se traduce en cantidad de colegas interesados por estos temas no nos permitió llegar a todos y todas a quienes quisiéramos haber llegado. Dirigida a alrededor de 30 personas por correo electrónico, la encuesta halló una excelente acogida que se manifiesta en el compendio recopilado.
El resultado que nos ofrecen las respuestas nos permite avanzar en una caracterización del mapa actual de esos estudios, signado en las dos últimas décadas por una profunda renovación que fue posible por determinadas condiciones que aparecen enunciadas en varias de las devoluciones. Dicha renovación es palpable no sólo en las discusiones planteadas a la historiografía académica y militante decimonónica o en los diversos “giros” producidos que introducen como problemática nuevos enfoques, espacios geográficos y/o actores antes parcial o totalmente desconsiderados (el giro transnacional, feminista y anticolonial, que no es lo mismo que decolonial, por citar los más nombrados). También se advierte en los problemas y tópicos vacantes cuya formulación en clave crítica alcanza más a las producciones recientes, que a los trabajos “clásicos”.
Amén de estos y otros elementos necesarios para considerar la expansión historiográfica y metodológica que atravesamos, las respuestas dan cuenta de ciertos diálogos intergeneracionales que continúan marcando nuestra agenda de reflexiones en curso o pendientes, por ejemplo: abordar viejos problemas a partir de nuevas metodologías y fuentes, realizar nuevas lecturas de viejos autores y textos, lo cual de algún modo matiza, y hace más compleja, la idea de total y absoluta novedad.
Finalmente, las intervenciones disímiles que dispararon la última pregunta representan una variada muestra de los posibles vasos comunicantes que podemos encontrar, o no, entre mundo académico y mundo militante. Lo que resulta indudable para muchos autores y autoras es que el anarquismo, después de más de cien años, continúa teniendo real o potencial capacidad para llevar adelante un amplio abanico de luchas en un mundo completamente diferente de aquel de un siglo atrás, aunque no por eso menos injusto y urgente de transformar. Si nuestras prácticas académicas se actualizaron y transformaron decisivamente en los últimos años, algunos de ellos y ellas hacen una invitación en el mismo sentido: convocan a repensar el corpus de ideas que entendemos por anarquismo.
Creemos entonces que el conjunto de respuestas que aquí les dejamos constituye una síntesis ciertamente valiosa, pues nos provee de una necesaria orientación. Nos permite ubicarnos en un contexto historiográfico de producción que, como tal, no es individual sino colectivo, y nos deja a la vez múltiples líneas abiertas por ser exploradas, múltiples caminos por ser transitados.
Vaya pues nuestro agradecimiento para los y las colegas que con su tiempo y respuestas construyeron este diálogo.
1) ¿Cómo evalúa el campo de estudios internacional actual sobre el anarquismo? ¿Qué obras historiográficas, clásicas y recientes, se han convertido en una referencia para sus propios trabajos?
2) ¿Qué líneas de renovación metodológica identifica en lo que va del siglo? ¿Cuáles se han convertido en una referencia para sus trabajos?
3) ¿Qué vínculos puede establecer entre los actuales estudios académicos sobre anarquismo, los nuevos movimientos políticos y sus agendas de luchas? ¿Existe algún trabajo historiográfico o teórico que considere especialmente relevante para pensar
este tema?
Martín Albornoz | Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales (IDAES), Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina. Orcid: https://orcid.org/0000-0003-0533-3990
1) En general, lo que siempre me llamó la atención de los estudios sobre el anarquismo es, mayormente, su efecto de homogeneidad. El movimiento anarquista surge habitualmente como un objeto fácilmente identificable. Como si en el caos del pasado y el mundo uno pudiera señalar y verbalizar, sin vacilar, “esa persona que está ahí es un anarquista”, se comporta de tal o cual manera, lee aquel periódico doctrinario, se relaciona con aquel, o aquella, que es bastante similar y despliega ciertas actividades. Ese recorte me resulta profundamente artificial y apriorístico. Creo que dicho problema es detectable tanto en las narrativas más clásicas, aquellas que fijaron el sentido último del anarquismo en torno a la historia del movimiento obrero, como en muchas de las actuales miradas (mucho más seductoras) que ponen el acento en las interconexiones transnacionales. Un poco reaccionando contra esas interpretaciones siempre valoré los trabajos que operaron distintos tipos de descentramientos mostrando el carácter no autárquico del anarquismo como tema, ponderando sus aspectos confusos y relacionales. Atendiendo a eso, la primera revelación que tuve sobre la complejidad y la mixtura del anarquismo no provino de una obra histórica, sino del temprano impacto que me produjo la obra (y la vida) de Rafael Barrett (1876-1910), la cual es imposible de comprender bajo parámetros rígidos sobre lo que debería ser, hacer o decir un anarquista. En Barrett el anarquismo podía ser sensual o terrorífico, piadoso o feroz, amoroso o elitista, melancólico u optimista.
Siguiendo esa apertura, ciñéndome a las obras que tematizaron al anarquismo, podría mencionar como fundamentales para mí, la descarnada y sensible mirada de Juan Suriano sobre la cultura anarquista de Buenos Aires, una cultura que aun con rasgos propios era incomprensible sin atender al contexto local y a los préstamos, condicionamientos y aperturas que posibilitaba dicho contexto.6 Por otra parte, he recogido grandes aportes de investigaciones cuyas preguntas no emanaban del deseo de comprender al anarquismo como tal sino realidades más amplias. Pienso en el ensayo de Uri Eisenzweig sobre los discursos literarios en la Francia de la Belle Époque; en los trabajos de José Moya y la inserción del anarquismo dentro de las problemáticas migratorias amplias; el intento de Benedict Anderson por capturar los impulsos anticoloniales de la sensibilidad ácrata a escala planetaria.7
2) Me pregunto si verdaderamente hay operaciones históricas que sean peculiares de las investigaciones sobre el anarquismo. Los interrogantes y problemas de la historia social y cultural no son propios de un objeto sino de cierto modo de comprender históricamente el pasado. El problema de las escalas (y la dimensión espacial), los márgenes de agencia de los sujetos, la dimensión biográfica, el género, la etnicidad o el giro material (y sucesivos giros) que hoy hacen más atractiva a la historiografía sobre el anarquismo y los anarquistas, son cuestiones que ya habían sido planteadas para otros recortes y no veo necesariamente una novedad ahí. De hecho, los trabajos que más me han impresionado en el último tiempo no han sido realizados por personas especializadas en el anarquismo. La formidable biografía de Claudio Lomnitz sobre el magonismo, por ejemplo.8 Algo parecido podría decir sobre diversas trayectorias estudiadas por John Merriman en sus libros.9 Pero insisto que para mi mirada no han sido necesariamente los trabajos ligados a la propia historia del anarquismo aquellos que me han permitido construir nuevos interrogantes. Las investigaciones de Lila Caimari sobre el crimen o la prensa, los de Diego Galeano sobre la historia del delito y la policía o de Dominique Kalifa sobre las representaciones sociales, han nutrido mi trabajo de manera especial y me han motivado al intento de recuperar un anarquismo heteróclito de contornos tenues y vivos.10
Si tuviera que señalar una línea de investigaciones de los últimos años que me han marcado particularmente y que a su modo interrogaron al anarquismo, mencionaría aquellas que se han interesado por las formas en las cuales diversos gobiernos del mundo intentaron coordinar esfuerzos para la vigilancia más allá de las fronteras. Esa revelación funciona en cuanto al objeto, pero también en cuanto a la documentación recuperada. Viene a mi mente el estudio de Richard Bach Jensen, pero también zonas de la obra de Pietro di Paola o Constance Bantman.11 En esos trabajos me han resultado fecundos para comprender la heterogeneidad de actores que participaron en la lucha contra el anarquismo y han abierto, al menos para mí, el deseo de sumergirme en acervos documentales diversos. Me refiero a archivos policiales, consulares, hemerográficos y ministeriales, en los cuales la voz de los anarquistas es una más en una realidad coral, donde los sentidos sobre lo que se entendía por anarquismo eran disputados y en los cuales se vislumbran las influencias recíprocas.
3) Tiendo a considerar que es relativo el vínculo entre los estudios académicos y los movimientos políticos actuales. Lógicamente hay una ligazón entre las inquietudes del presente y ciertos recortes temáticos. Por otra parte, el estudio de las expectativas y las experiencias de organización pretéritas, el ensanchamiento de nuestro conocimiento sobre los movimientos subalternos, pueden alimentar una comprensión de lo que sucede a nuestro alrededor. Pero no asigno una misión específica a la práctica histórica y en realidad no creo que las aproximaciones identitarias sean las más interesantes. No sería en términos de invención de una tradición, por recuperar la vieja fórmula de Eric Hobsbawm, que la imaginación histórica me resulta más potente. De hecho, no reconozco como una virtud en sí misma la pulsión militante como una guía y tengo muchos pruritos con el peligro de la ahistoricidad. En realidad, creo que comprender las vicisitudes y complejidades de la historia del anarquismo (y del pasado en general) es más productivo para propiciar efectos de discontinuidad y desalienación con respecto al presente; la generación de extrañamiento más que de identificación, de ruptura más que de continuidad. Creo que mirar el pasado con ojos extranjeros, según la idea de Carlo Ginzburg, puede ser más iluminador para una acción libre y diversa en el presente.12
Luciana Anapios| Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales (IDAES), Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina
1) Mi vínculo con el campo de estudios sobre el anarquismo es completamente irrespetuoso de sus límites. Me cuesta un poco contestar esta pregunta porque, si pienso en el campo internacional de investigaciones en el anarquismo, tengo que reconfigurar completamente las lecturas y debates que me resultan más inspiradores en los últimos años. Sobre todo, me confirma que no es ese el campo con el que intento dialogar. Más bien, la inspiración y los debates más ricos los encuentro fuera del campo de investigación del anarquismo. En este sentido, creo que no puedo evaluarlo porque no es algo que me proponga. Mi interés por el anarquismo comenzó con el estímulo que me produjeron lecturas desordenadas, desviadas y provocadoras. En este punto revindico los trabajos de Osvaldo Bayer que despertaban en la lectora que fui una serie de efectos y emociones muy efectivas y me entusiasmaron.13 Luego ese entusiasmo se convirtió en tema de tesis y comenzó la construcción de un problema en términos de las reglas del mundo académico. Y allí los trabajos de Juan Suriano y Dora Barrancos me parecieron especialmente sugerentes. El trabajo de Juan Suriano porque proponía otra lectura del anarquismo local; porque fundaba problemas; porque dialogaba con una bibliografía que había restringido el universo libertario a su vínculo con el movimiento obrero en tono muy crítico, retomaba interpretaciones de bibliografías novedosas para el campo en su momento y porque recuperaba la dimensión socialmente sensible del anarquismo, desordenada para lo que la izquierda “debería ser”.14 Aquello que desbordaba los límites, tensionaba, no encajaba, también fue lo que me llamó la atención de los trabajos de Dora Barrancos, así como las periodizaciones que proponía para pensar al anarquismo en los años veinte y la efervescencia que identificaba en términos de sus propuestas y prácticas.15 José Álvarez Junco fue también una referencia importante para mi trabajo, pero no sólo por sus trabajos sobre el anarquismo, sino sobre todo por libros como Mater Dolorosa o El emperador del Paralelo, que abrían perspectivas más amplias.16 Fueron los debates de la historia social, sus limitaciones en términos genéricos, raciales y su poco registro de lo evidente los que me llevaron a otras búsquedas y diálogos con las ciencias sociales para formularme preguntas nuevas. Lo mismo ocurre con la historia cultural. Me resultaron muy inspiradores los trabajos de Lila Caimari para pensar problemas en el cruce de la historia social y cultural, para indagar hipótesis poco comprobadas sobre el período de entreguerras y para destacar y jerarquizar el trabajo con archivos de prensa comercial.17 Las lecturas recientes más estimulantes exceden las obras historiográficas. Me inspiraron mucho los trabajos, desde las ciencias sociales, sobre afectos y emociones y me permitieron interrogarme sobre la historia de las emociones y los efectos de esos interrogantes sobre mi objeto de estudio. Una obra reciente que me abrió nuevos interrogantes y caminos fue el trabajo de Moshik Temkin que articula un caso célebre en el mundo vinculado al anarquismo con el rol de la prensa en América Latina, Estados Unidos y Europa.18 Me resultan interesantes los cruces con la historia trasnacional y la historia de las emociones.
2) Una línea de renovación, en el cruce entre una historia que incluye al anarquismo, pero que no se identifica como un campo de estudios anarquistas, vino de la mano del giro transnacional. Trabajos como los de Martín Albornoz tienen el atractivo de que dialogan con toda una historiografía que excede al anarquismo.19 A partir de toda una explosión de trabajos se abrieron preguntas, modos de mirar y nuevas fuentes. En mi propio trabajo me interesa mucho la renovación de la historiografía sobre género e historia social; los trabajos que indagan masculinidades en el mundo del trabajo y en el mundo de la lucha política y social; el cruce y el diálogo con la historiografía feminista, atenta y sensible a registrar y dar lugar a sentidos tomados como parte del contexto. Me parecen muy interesantes los trabajos de Silvana Palermo y Florencia D`Uva sobre trabajadores ferroviarios, por ejemplo, para pensar masculinidades en mis propias investigaciones.20 En los últimos años, mi diálogo con antropólogos y sociólogos en mi lugar de trabajo me llevó a indagar en las preguntas que abrió el giro afectivo en las ciencias sociales y a pensar esas preguntas para la historia social. Arlie Russell Hoschild, Barbara Rosenwein o Javier Moscoso y Juan Manuel Zaragoza Bernal, en España, abren nuevas formas de interpretar los datos que conocemos, nuevos diálogos inter y transdisiplinarios.21 Desde la historiografía, me parecen muy inspiradores trabajos como los de María Bjerg sobre inmigración, vínculos e intimidades para renovar el campo de estudios sobre la inmigración.22 También los trabajos de Verónica Undurraga para pensar las emociones en la prensa chilena en el periodo entreguerras.23 La historiografía que más me interpela en la actualidad se encuentra en el diálogo entre la historia social renovada, la historia de las emociones y la centralidad del género y la cuestión racial (gracias a trabajos concretos de historiadoras y cientistas sociales que sería difícil enumerar aquí).
3) Cuando leo esta pregunta pienso inmediatamente en el trabajo de Laura Fernández Cordero.24 Creo que su investigación y la publicación de su libro articula perfectamente un objeto de investigación, un posicionamiento político y una intervención en ámbitos que exceden el mundo académico. Claramente los trabajos que visibilizan la cuestión de género y la cuestión étnica y racial me parecen los más relevantes para pensar la agenda de problemas actuales en América Latina. Lo mismo ocurre con los trabajos que indagan movimientos transnacionales, migraciones y emociones. No tiendo a pensar que siempre exista una correlación directa y transparente entre la agenda política y la agenda académica, pero creo que el esfuerzo por pensar esa vinculación es fundamental. Pero aquí nuevamente me parece que la pregunta debería desbordar el campo de los estudios sobre el anarquismo. Cerrarnos a ese campo es perder toda una serie de investigaciones, preguntas, movimientos y luchas que son las que enriquecen. Ni el anarquismo estuvo, como movimiento político, social y cultural, exento de contactos, préstamos y desvíos, ni lo están el resto de los movimientos sociales, ni el mundo académico. Creo que la inspiración y las preguntas que conmueven están siempre en diálogo con otros saberes y otras disciplinas.
Constance Bantman | University of Surrey, Gran Bretaña. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-5698-5246
1) La historiografía del anarquismo es actualmente un campo muy dinámico, pero poco reconocido. En los últimos 20 años, aproximadamente, varios factores han concurrido a estimular nuevas y excelentes investigaciones, en particular, el desarrollo de enfoques transnacionales en las Humanidades y en las Ciencias Sociales, así como la aparición de nuevos movimientos de justicia global, que han impulsado renovadas miradas tanto hacia los temas como al desarrollo del movimiento anarquista. Otro aspecto destacado ha sido la investigación llevada a cabo en torno al estatus del anarquismo como tradición intelectual, es decir, en torno al canon anarquista. El conocimiento sobre el canon anarquista se ha ampliado gracias a las nuevas exploraciones sobre pensadores individuales (Ruth Kinna sobre Piotr Kropotkin, Matthew S. Adams sobre Piotr Kropotkin y Herbert Read, Davide Turcato y Carl Levy sobre Errico Malatesta, Alex Prichard sobre Pierre Joseph Proudhon, Federico Ferretti sobre Elisée Reclus) y su interacción con otras tradiciones y disciplinas (en particular, con la geografía y la educación). La historiografía también se ha comprometido plenamente con algunas de las discusiones contemporáneas de mayor actualidad, donde el anticolonialismo o el ecologismo son algunos de los mejores ejemplos,25 algo que recientemente se ha recogido en el volumen The Palgrave Handbook of Anarchism, editado por Carl Levy y Matthew S. Adams.26 El campo historiográfico se ha beneficiado de publicaciones sobresalientes de destacados académicos, en términos de contribuciones empíricas y teóricas, pero también de visibilidad pública. Han sobresalido aquí los aportes de Benedict Anderson y John Merriman.27
Esta producción no ha manifestado signos de decaimiento. Se han sumado nuevas generaciones de investigadores doctorales y posdoctorales a este trabajo, explorando nuevas áreas: los anarquistas en prisión (Jessica Thorne), el papel de las guerras (Danny Evans, Morris Brodie), la cultura impresa anarquista (Andrew Hoyt, Jim Yeoman), las geografías y el pensamiento global (Pascale Siegrist).
Sin embargo, al mismo tiempo, me parece que este importante trabajo colectivo sigue siendo poco reconocido en los campos afines, quizás con la excepción de los estudios sobre seguridad y terrorismo, donde el anarquismo sí ocupa un lugar destacado. Lamento no ver la historiografía sobre el anarquismo incorporada y citada en estudios más amplios sobre el transnacionalismo, así como en los trabajos más relevantes de historia social y política.
2) Esta sección sobre las líneas de renovación metodológica identificadas en la historiografía del anarquismo se centra únicamente en mi propio subcampo, es decir, en el de la historia del movimiento anarquista considerada desde una perspectiva transnacional. Este subcampo ha sido notablemente productivo desde el histórico artículo de Davide Turcato, “Italian Anarchism as a Transnational Movement, 1885-1915”.28 En el camino, se ha avanzado en la investigación de las prácticas del internacionalismo informal, las redes transnacionales, las alianzas transpolíticas y la cultura impresa, por citar sólo algunos ejemplos. Este trabajo ha aportado significativos conocimientos metodológicos y críticos, relevantes para una gran cantidad de áreas de investigación.
3) Existen muchas convergencias entre los actuales estudios académicos sobre el anarquismo y los nuevos movimientos políticos. La historiografía anarquista posee mucha actualidad. Incluso cuando se centra en el siglo XIX y en los principios del siglo XX, la historia del anarquismo no es cosa del pasado. Así lo demuestran las continuas disputas en torno a las estatuas, pero también, de forma más positiva, la reciente y vibrante conmemoración del 150 aniversario de la Comuna de París. Estos pasados activistas están muy vivos y siguen resonando en las luchas actuales. Más concretamente, como ya se ha mencionado, la historia del movimiento anarquista anterior a 1936, que era muy global en su funcionamiento, inserto como estaba en un periodo de mundialización capitalista y de resistencia a la misma, ha suscitado a menudo comparaciones con el movimiento altermundista posterior al año 2002. Los trabajos en curso sobre la participación anarquista en las luchas anticoloniales y emancipadoras también resuenan en las movilizaciones contemporáneas por la igualdad racial y las reparaciones históricas.29
Felipe Corrêa | Instituto de Teoria e História Anarquista (ITHA), Brasil
1) En general, sobre todo a partir de los años 90, el campo de los estudios internacionales sobre el anarquismo se ha desarrollado bastante.
Particularmente, en el campo de la teoría política —mi especialidad dentro de los estudios anarquistas—, una de mis críticas tiene que ver con la gran cantidad de trabajos que, ubicados en campo anarquista, discuten muchas cosas, pero muy poco al anarquismo. En verdad, lo que me molesta cuando se opera de esta manera es que se deja de estudiar a los grandes pensadores anarquistas, objeto de muy poca atención. Varios de ellos merecen que sus obras sean leídas, releídas, desmenuzadas y analizadas, pues existe mucho que decir. Desde Proudhon —a quien considero un pensador muy influyente en el anarquismo, pero pre-anarquista—30 hasta los grandes clásicos anarquistas como, por ejemplo: Bakunin, Malatesta, Kropotkin, Reclus, He Zhen, Makhno, Flores Magón, Emma Goldman, Ba Jin, Rocker, Luigi Fabbri, Lucy Parsons, Shin Chae-ho y Lucía Sanchez Saornil. Hay, en estos clásicos, importantes contribuciones en diferentes áreas del conocimiento y temas centrales de discusión que incluyen, entre otros, la crítica a la dominación (capitalismo, Estado, poder, clases sociales, patriarcado, racismo, colonialismo/imperialismo), la defensa de la autogestión (socialismo, federalismo, producción/consumo, democracia, participación, cultura, relaciones sociales) y la elaboración de estrategias para la transformación social (movilización de los trabajadores, lucha de clases y contra otras formas de dominación, organización, proceso revolucionario, reformas, violencia).
La producción historiográfica sobre los episodios anarquistas es también muy importante. Formular una amplia lista de los grandes episodios anarquistas de la historia, sintetizarlos, compararlos, teorizar sobre ellos me parece igualmente un ejercicio necesario en los estudios anarquistas.
En teoría política, he intentado contribuir a algunas de estas tareas.31 Desde hace algunos años he venido elaborando una serie de artículos sobre el pensamiento de Malatesta y recientemente durante más de cinco años estuve dedicado a un estudio bastante extenso sobre Bakunin, que se ha publicado en forma de libro con el nombre de Libertad o muerte: teoría y práctica de Mijaíl Bakunin.32 También me aboqué a estudiar la cuestión de la organización anarquista y el tema del poder y las clases sociales, en estos y otros clásicos anarquistas y libertarios. En el Instituto de Teoría e Historia Anarquista (ITHA) estoy coordinando actualmente un proyecto con varios otros investigadores sobre las relaciones de poder, clase, género y raza en los grandes autores anarquistas. También, últimamente, he estado investigando en los campos de la teoría política y la historia social, analizando el resurgimiento global del anarquismo, el anarcosindicalismo y el sindicalismo revolucionario a partir de la década de 1990.33
En cuanto a las obras clásicas que más me han influenciado, mencionaría los escritos de Bakunin del período anarquista (1868-1876); la recopilación de Malatesta organizada por Davide Turcato titulada El método de la libertad: una antología de Errico Malatesta y otros textos del mismo autor;34 la Plataforma Organizativa escrita por Makhno, Arshinov, Ida Mett y otros, así como distintas producciones relacionadas con el debate que ésta propició.
En cuanto a las cuestiones metodológicas y teóricas, los escritos de Lucien van der Walt fueron una gran influencia para mí. En términos de la teoría política y/o la historia social, destaco las producciones de René Berthier, Iain McKay, Geoffroy de Laforcade, Wayne Price, José Antonio Gutiérrez, Bruno Lima Rocha, Rafael Viana da Silva, Emilio Crisi y Dimitris Troaditis. En cuestiones más políticas, pero que también han tenido un impacto teórico e historiográfico, los textos de la Federación Anarquista Uruguaya y del llamado “anarquismo especifista” latinoamericano. En lo particular, resalto algunos libros. Sobre el poder y las clases sociales: Poder y dominio: Una visión anarquista de Fábio López López, y Sociología de la dominación de Alfredo Errandonea.35 Sobre el anarquismo en Brasil: História do Anarquismo e do Sindicalismo de Intenção Revolucionário no Brasil: Novas perspectivas, organizado por Kauan W. dos Santos e Rafael V. da Silva.36
2) En el libro antes mencionado —Bandeira Negra: Rediscutindo o anarquismo—, hago una larga crítica metodológica de los estudios sobre el anarquismo, señalando que incluso los autores simpatizantes que continúan siendo utilizados como referencia en las investigaciones tienen importantes problemas.
Entre estos, puedo destacar el conjunto restringido de autores y episodios tomados en cuenta en las investigaciones, así como las generalizaciones hechas a partir de una base de datos restringida; el enfoque casi exclusivo en Europa Occidental y/o el eje del Atlántico Norte; el enfoque en los grandes hombres, desde una perspectiva de historia vista desde arriba; los enfoques ahistóricos, que vinculan el anarquismo al uso terminológico y/o a la auto-identificación de los anarquistas; las historias sin base teórica consistente y las teorías sin base historiográfica considerable, muchas de las cuales utilizan aproximaciones teórico-lógicas que establecen similitudes a partir de las ideas; el desconocimiento de los vectores sociales del anarquismo, especialmente el sindicalismo revolucionario y el anarcosindicalismo; las definiciones inadecuadas del anarquismo, que no permiten comprenderlo adecuadamente ni diferenciarlo de otras ideologías. De estos problemas, se derivan numerosas conclusiones erróneas sobre el anarquismo.
En Bandeira Negra…, también propongo una alternativa metodológica a partir de un diálogo crítico con las tradiciones de la nueva historia del trabajo y la historia global del trabajo, lo que incluye considerar ciertas necesidades específicas inherentes a los estudios del anarquismo. En este sentido, mis autores de referencia más importantes son Marcel van der Linden y Lucien van der Walt, con quienes intento dialogar para ajustar dicho enfoque a esas necesidades.
Entre estas, puedo mencionar la definición de los aspectos comunes a los autores y episodios anarquistas y el señalamiento preciso de aquello que los diferencia de los de otras ideologías; la identificación de continuidades y permanencias a largo plazo a partir de los análisis que se inician en la Asociación Internacional de Trabajadores (o Primera Internacional) y se extienden hasta el presente, con un enfoque global, es decir, abarcando todos los continentes; los estudios transnacionales y comparativos; el establecimiento de conceptos actualizados para dar cuenta de los análisis, así como la consideración de la totalidad y la interdependencia entre teoría e historia, pensamiento y acción, autores y episodios, forma y contenido, anarquismo y luchas sociales, críticas y proposiciones.
Este debate metodológico ha tenido lugar en el seno del ITHA, del que soy coordinador, lo cual permitió elaborar y publicar varias investigaciones basadas en esta metodología.
3) Cuando hablamos de estudios actuales sobre el anarquismo, creo que los hay más vinculados a los movimientos y a las luchas, y los que no tienen esa vinculación. Y, sinceramente, no creo que esos vínculos deban existir necesariamente. Pero cuando existen, tanto los estudios como los movimientos y las luchas salen ganando. Mencionaré aquí, de nuevo, la iniciativa a la que pertenezco, el ITHA, que, pese a ser un proyecto independiente de investigación y difusión, está compuesta por militantes anarquistas. Todos los miembros del consejo (coordinadores) y la mayoría de los investigadores y editores asociados tienen una militancia concreta, en la mayoría de los casos asociada a la corriente internacional especifista/plataformista, que tiene en la red Anarkismo.net su polo más importante de confluencia. Estos militantes no sólo están en organizaciones anarquistas, sino en sindicatos, movimientos sociales y redes de diversa índole, impulsando movilizaciones y luchas cotidianamente.
Para profundizar sobre esta discusión, sugiero el texto “De Volta para o Futuro: a retomada e a relevância do anarquismo, do anarcossindicalismo e do sindicalismo revolucionário para a esquerda e os movimentos de trabalhadores do século XXI” de Lucien van der Walt.37
Raymond Craib | Cornell University, Estados Unidos
1) El actual campo internacional de estudios sobre el anarquismo es muy sólido e impresionante. En los años noventa, cuando cursé mis estudios de maestría y de doctorado, el anarquismo era un tema de interés marginal tanto en la academia, al menos en la anglófona, como en la vida intelectual. Las protestas de Seattle, inauguradas en ١٩٩٩; la respuesta a la crisis económica de ٢٠٠١ en Argentina; la actual movilización del movimiento estudiantil universitario y de la izquierda anarquista plataformista en Chile; la ayuda mutua militante del colectivo Common Ground, en Estados Unidos, tras la devastación provocada por el huracán Katrina, entre otras cosas, hicieron virar esta tendencia. Vuelvo repetidamente a algunos autores para dar sentido tanto al pasado como a nuestra época actual. Muchos de ellos no se definirían a sí mismos como anarquistas, pero sí dentro de una corriente de izquierdas. Destaco las siguientes publicaciones: Critique of Everyday Life de Henri Lefebvre; For Space y Space, Place and Gender de Doreen Massey; Caliban and the Witch: Women, the Body, and Primitive Accumulation de Silvia Federici, así como las memorias y la literatura autobiográfica de Victor Serge y la obra literaria de Manuel Rojas.38 Más recientemente, he encontrado mucho sustento intelectual en las publicaciones de Silvia Rivera Cusicanqui, José Revueltas, Kristin Ross y Mark Fisher. Como latinoamericanista, también aprecio profundamente las contribuciones originales y continuas en estas dos últimas décadas de Steven Hirsch, Geoffroy de Laforcade, Kirk Shaffer, Ivanna Margarucci, Eduardo Godoy, Osvaldo Bayer, Carlos Illades y Manuel Lagos Mieres, entre otros.
2) Uno de los ámbitos más significativos de la renovación metodológica ha sido el interés por la relación entre la geografía y el anarquismo, que refleja el giro espacial que se viene dando en las Humanidades y en las Ciencias Sociales, en general, pero también las nuevas formas de resistencia territorial al Estado y al neoliberalismo. Esto ha surgido de varias maneras. El giro transnacional es, de hecho, en cierto sentido, un movimiento metodológico basado en las críticas anarquistas al Estado-nación. Este enfoque ha sido muy importante en las últimas tres décadas por la forma en la que ha desafiado los paradigmas del Estado-nación y ha permitido que se vuelva a prestar atención a las configuraciones políticas alternativas que acompañaron a los movimientos de descolonización. Como han observado numerosos autores, el Estado-nación no estaba destinado a ser el sustituto natural del régimen colonial. Existían otras posibilidades, muchas de ellas propuestas por los líderes anticoloniales, precisamente con la esperanza de evitar las nuevas formas de dominio neocolonial. Dicho esto, también está claro que el giro transnacional se ha convertido en una especie de nueva ortodoxia y merece ser cuestionado y criticado. Un libro muy bueno en este sentido es la colección editada por Bert Altena y Constance Bantman, Reassessing the Transnational Turn: Scales of Analysis in Anarchist and Syndicalist Studies.39 Existe una tradición de investigación, pasada y presente, en torno al anarquismo como fenómeno transnacional. El peligro radica en que la atención al peripatetismo y lo transfronterizo opaque el importante trabajo político de larga duración realizado en lugares específicos por anarquistas muy arraigados, para los que he acuñado el término de “anarquistas sedentarios”.40 Desde otra vertiente, el continuo énfasis en el Estado puede crear a veces un punto ciego con respecto al importante papel de los capitalistas y los terratenientes. Cuando quiero que mis alumnos piensen con matices sobre la política y la organización anarquista —y la complicada relación del anarquismo con el Estado, el capitalismo y el imperio— les muestro la película La Patagonia Rebelde de Héctor Olivera, basada en el gran trabajo de recuperación histórica de Osvaldo Bayer.41
El otro hilo historiográfico relacionado con el anarquismo y la geografía que he encontrado particularmente fructífero es la escritura reciente sobre los espacios exílicos, los territorios de resistencia o las zonas autónomas, entre otros. Aquí identificaría el proyecto intelectual en curso de James Scott (The Art of Not Being Governed; Seeing Like a State y Against the Grain), así como los trabajos de Andrej Grubacic y Denis O’Hearn (Living at the Edges of Capitalism), Pierre Clastres (Society Against the State), Raúl Zibechi (Territories in Resistance), Silvia Rivera Cusicanqui (Ch’ixinakax utxiwa), y Kristin Ross (incluyendo tanto su primer libro The Emergence of Social Space, como su reciente publicación Communal Luxury).42 Esta atención a los espacios exílicos o territorios en resistencia puede contrastarse, de forma útil, con los esfuerzos actuales de los libertarios norteamericanos hiper-capitalistas que buscan “salir” del Estado-nación creando ciudades de libre mercado en alta mar, en Honduras o en Marte. Suena ridículo, pero tienen un importante poder financiero y, al menos algunos de estos planes, parecen estar dando sus frutos.
Un último hilo de trabajo relacionado con el anarquismo y la geografía digno de mención remite a investigadores como Federico Ferretti, Gerónimo Barrera, Anthony Ince, Simon Springer, John Clark y Kent Mathewson. Sus trabajos acercan provechosamente al geógrafo con la historia intelectual y la teoría política.43
3) Hay una serie de conceptos en los que se pueden apreciar estos vínculos. El de “territorios en resistencia”, por ejemplo, es muy apropiado. Solo mencionaré aquí, acotando, uno que me parece particularmente convincente: los actuales estudios que relacionan el anarquismo con la descolonización, el anticolonialismo y el indigenismo. Destacan aquí los trabajos de Maia Ramnath (Decolonizing Anarchism), Silvia Rivera Cusicanqui, J. Kēhaulani Kauanui, Taiaiake Alfred, las comunidades zapatistas y Paul Nadasdy (Sovereignty’s Entailments), así como un volumen reciente publicado en la revista Anarchist Studies, editado por Geoffroy de Laforcade y Steven Hirsch.44 Todos ellos aportan, de diversas maneras, visiones de la política anarquista que apuntan la posibilidad de procesos de descolonización que no ceden automáticamente a la política del Estado-nación; que ofrecen diferentes formas de pensar la soberanía, la propiedad y la política y que perciben un anarquismo que se cuestiona en torno a elementos de radical importancia como el colonialismo interno y de los propios colonos. En estos casos, el anarquismo es un término útil para dar sentido a la práctica política, más que una categoría rígida derivada de una genealogía específica (a menudo, demasiado europea). Estos esfuerzos por pensar el anarquismo como algo que no tiene por qué estar arraigado en el socialismo europeo del siglo XIX son, en sí mismos, parte de la política anticolonial y anticapitalista (y subrayaré aquí “anticolonial” en lugar de “decolonial”, que me parece que tiene una orientación política e intelectual diferente).
Laura Fernández Cordero | Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI)/Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina
Orcid: https://orcid.org/0000-0002-0253-5549
1) El campo de estudios académicos sobre el anarquismo es uno de los más dinámicos, especialmente en América Latina. Desde los primeros encuentros de investigadorxs, hace ya quince años, hasta el último Congreso Internacional celebrado en Montevideo en 2019, la cantidad, calidad y diversidad de trabajos lo demuestran de manera contundente. Ha crecido también el nivel de intercambio y hoy contamos con muchos diálogos interpersonales y redes. Del mismo modo, la creación y sistematización de archivos han permitido mayor acceso a los documentos. Formar parte del CeDInCI y cofundar el Programa de Investigación del Anarquismo me permitió otra relación con los materiales, mucho más cercana. Sin olvidar que la digitalización promovió una intensa circulación de publicaciones y fotos de manera informal o a través de portales institucionales.
Dado que mi trabajo es deudor de quienes comenzaron a visibilizar en España y en Argentina el vínculo del anarquismo con la cuestión sexual y la emancipación de las mujeres, además de los clásicos indiscutidos como Iaacov Oved, Gonzalo Zaragoza, Juan Suriano,45 mis trabajos referentes son los de Mary Nash, Martha Ackelsberg, Dora Barrancos, Maxine Molyneux, Margareth Rago, María del Carmen Feijoó y Mabel Bellucci.46 Entre los más recientes, mis elaboraciones están en contacto con los de Nadia Ledesma Prietto, investigadora que sigue esta misma senda, así como muchas otras colegas en plena producción actual.47
Si bien se han multiplicado los trabajos parciales, sería deseable contar con obras historiográficas de mayor alcance temporal o geográfico. Es verdad que eso afecta a numerosos campos de estudio, casi todos en vías de híper especialización.
2) En lo que va del siglo lo que más impactó sobre mi trabajo fue la accesibilidad de las publicaciones. Las herramientas disponibles me permitieron no solo aumentar la cantidad de ejemplares en revisión, sino cruzar información y buscar con precisión de modo que pude reponer lo que era un gran concierto de periódicos, folletos y libros. Es decir, aspiro a que mayor accesibilidad se traduzca no sólo en cantidad, sino en profundidad de análisis y en relecturas del movimiento anarquista. Así como también en cruces con otras izquierdas y sus publicaciones que impidan las lecturas demasiado concentradas y singulares.
Sin dudas, la consolidación de aquellos estudios pioneros sobre la Historia de las mujeres y los Estudios de género tuvo mucho que ver con mis desarrollos y con la posibilidad de sumar gran cantidad de aportes de la teoría feminista. Siempre con el objetivo de recuperar “la voz de la mujer” en el espacio anarquista, aunque no en un sentido esencialista ni exclusivo de las mujeres, sino como parte de un ideario de vanguardia que no comprendía la revolución social sin una revolución sexual en sentido amplio.
Otra expansión que rinde muy buenos frutos es la que lleva a descubrir otras zonas por fuera de las ciudades y los países con mayor concentración histórica de anarquismo. A su vez, las periodizaciones acotadas o dictadas por los centros neurálgicos están siendo fructíferamente puestas en cuestión. Sin dudas, las investigaciones biográficas permiten no solo recuperar personalidades fundamentales para la memoria política, sino reponer nombres y circunstancias de menor escala, pero fuerte capacidad explicativa, así como contrarrestar lecturas masculinistas y carentes de reflexión sobre el componente racial/étnico.
También percibo como una renovación, no sé si metodológica o más bien práctica, el intercambio fluido con colegas de países diversos. Eso amplió mi mirada sobre el episodio local, me permitió pensar en clave transnacional y hacer honor al internacionalismo anarquista.
3) Por lo menos en Argentina, que es el campo que mejor conozco, se ha dado una paradoja. Los estudios académicos sobre una expresión anti Estado se fortalecieron a partir de becas y plazas de investigación otorgadas por entidades públicas, en especial, a través del CONICET. Existen, por supuesto, trabajos independientes, pero la mayoría se vincula a este tipo de organizaciones estatales. Esto no significa que sufran alguna restricción en la elección de temas o en la formulación de sus tesis, pero sí es cierto que se ajustaron a los parámetros acotados de tiempos, escritura y publicación. Tampoco impidió, sin embargo, que los trabajos provinieran o continuaran en contacto con militancias y activismos varios, con mayor o menor conexión con agendas de luchas pasadas o presentes. Sin solaparse ni negarse, esos espacios diversos dialogan a través de distintas vías y hay investigadorxs que procuran compartir sus elaboraciones y evitar la cerrazón académica. En este sentido, son fundamentales las editoriales de escalas disímiles que publican algunos de esos trabajos y les dan un alcance mayor en términos de público. En mi caso particular, me gustaría que mi trabajo alimente, circule y sea discutido por los feminismos, sobre todo, aquellos que rescatan esta faceta libertaria.
También es preciso advertir en algunos movimientos cierto resquemor, no siempre mal fundado, hacia el saber académico. En ese sentido y en lo personal, trato de combatirlo matizando el supuesto aislamiento o la falsa neutralidad valorativa de esos saberes, para reponer las tensiones y la propia politicidad de la universidad, como espacio de construcción de saber/poder disputable por cualquier tradición política. En especial, el anarquismo que, como sabemos, tenía una fuerte confianza en el saber, la escritura y la lectura como factores de liberación. Para concluir, creo que muchos acontecimientos globales de los últimos años llaman a recuperar y revitalizar viejas y nuevas ideas anarquistas.
Laura Galián | Universidad Autónoma de Madrid (UAM), España. Orcid: https://orcid.org/0000-0003-3769-3560
1) Los trabajos de las investigadoras Ilham Khuri-Maldisi —principalmente su libro The Eastern Mediterranean and the Making of Global Radicalism, 1860-1914— y Anthony Gorman han sido de especial interés para la elaboración de mi propia investigación.48 Suponen un importante punto de partida para pensar el desarrollo y genealogía del anarquismo en el sur del Mediterráneo, en concreto, en Egipto, Líbano y Siria en la primera mitad década del siglo XX.49 Ambas autoras han estudiado la experiencia de los exiliados políticos europeos en el norte de África, tema que ha suscitado un destacado interés académico en las últimas décadas. Sus trabajos versan sobre el internacionalismo de la Primera Internacional y la difusión del anarquismo como un fenómeno transnacional, internacionalista y de vanguardia de los movimientos revolucionarios anticoloniales en el sur del Mediterráneo. Y se insertan en una corriente historiográfica que intenta legitimar la historia transnacional como disciplina superadora de las historias nacionales, marcadas por su carácter fronterizo. Al mismo tiempo, esta historiografía se nutre del desarrollo de los Estudios Anarquistas que, en los últimos veinte años —fundamentalmente en el mundo anglosajón, pero no únicamente— intentan construirse como campo disciplinar dentro de los departamentos universitarios, a raíz de la publicación en 1993 de la revista Anarchist Studies Journal.
La aproximación teórica de ambas autoras a la llegada del anarquismo a las costas sur del Mediterráneo y a los encuentros transnacionales de activistas y exiliados políticos ha ayudado a poner en entredicho las historiografías marxistas y nacionalistas de países como Egipto. Estas corrientes, en un proceso de arabización tras el periodo de descolonización, dejaron de lado el papel orgánico de las comunidades de expatriados europeos y exiliados políticos en la construcción y desarrollo de la izquierda. De la misma manera, la historiografía europea —italiana fundamentalmente— obvió y silenció en su “mito cosmopolita”, que sirvió para los intereses de la unificación italiana, la historia de los exiliados políticos, activistas y trabajadores especializados que contribuyeron a la construcción de las infraestructuras de los nuevos estados que surgían tras la progresiva desintegración del Imperio Otomano.
2) Los estudios poscoloniales y decoloniales han supuesto una vuelta de tuerca al ya importante giro transnacional en el estudio del anarquismo en los últimos años. La emergencia de estos nuevos campos de estudio ha derivado en el cuestionamiento del canon anarquista y la necesidad de una crítica a la propia historiografía del anarquismo anclada en una concepción de la historia eurocéntrica. Jason Adams, en su artículo “Non-Western Anarchism: Rethinking the Global Context”, publicado en la revista sudafricana Zabalaza, considera que el propio concepto de “anarquismo clásico” juega en sí mismo un papel importante en la construcción del anarquismo occidental eurocéntrico.50 Para el autor es importante romper con la lógica del historicismo que se aplica en Europa y que se exporta a todas las cartografías del anarquismo, sean estas europeas o no. En esta línea de análisis es importante situar la tesis doctoral del académico y activista turco Süriyya Türkeli Evren, What Is Anarchism? A Reflection on the Canon and the Constructive Potential of Its Destruction, donde intenta responder a la pregunta sobre cómo se ha formulado el conocimiento sobre el anarquismo.51 Para responder, el autor analiza no únicamente las implicaciones ideológicas y las perspectivas desde las que se escriben las grandes historias del anarquismo, sino que propone formas alternativas de “representar el pasado de manera anarquista”. En su crítica reconoce que, a pesar de la preocupación del anarquismo por los problemas de dominación y opresión, conceptos como “raza” no han sido objeto de un análisis exhaustivo en la literatura anarquista. Si en contadas ocasiones estos anarquismos no-occidentales han sido citados, “no se mencionan como elementos fundacionales del anarquismo, sino como meras expresiones (del núcleo ideológico anarquista europeo) en culturas diferentes (donde “diferente” significa lo no-europeo)”.52
Partiendo de esta lógica, la pensadora y activista india Maia Ramnath, en su famoso libro Decolonizing Anarchism, revisa la modernidad-colonialidad europea desde postulados anarquistas a través del estudio de las experiencias anticoloniales en India.53 La relación del anarquismo con la modernidad europea es de vital importancia para el estudio del anarquismo en países poscoloniales. Ramnath diferencia entre dos tipos de anarquismo: el anarquismo con “A mayúscula”, procedente de la tradición europea, y el anarquismo con “a minúscula”, es decir, aquellas prácticas políticas emancipatorias que hacen énfasis en la forma y en la política prefigurativa más que en la ideología y el discurso. La crítica de Ramnath la lleva a proponer alternativas teóricas y prácticas que recojan elementos de ambas tradiciones desde las cuales poder pensar y construir los procesos de emancipación.
3) Son cada vez más los autores y activistas que desde diferentes espacios de enunciación y con múltiples objetivos reivindican la necesidad de descolonizar el anarquismo a nivel teórico y práctico. En este cambio de locus de enunciación, y con las miras puestas en la formulación de una teoría y práctica decolonial del anarquismo para luchar contra el capitalismo, pero también contra la islamofobia, el activista y pensador decolonial Mohammed Jean Veneuse escribió su famoso Anarca-Islam, un manifiesto que critica el anarquismo occidental clásico y construye un mecanismo de resistencia antiautoritario a través del marco interpretativo del iytihad —esfuerzo de razonamiento independiente del individuo propio de la tradición legal islámica—, haciendo énfasis en el carácter antiautoritario y revolucionario del islam.54 Su manifiesto constituye uno de las propuestas decoloniales del anarquismo más interesantes del último periodo.
En su famoso artículo “The color Brown: de-colonising anarchism and challenging White hegemony”, la activista palestina Bodour Hassan defiende que la manera en que entendemos el anarquismo tiene consecuencias en cómo es puesto en práctica por un tipo de solidaridad internacionalista que en muchas ocasiones actúa como una forma de imperialismo solidario en un territorio bajo dominio colonial, como es el palestino.55 Su crítica tiene como referencia los actos de solidaridad y co-resistencia del anarquismo israelí en territorio palestino a través de las agrupaciones como Anarchists Against the Wall (Anarquistas contra el muro), que, sin embargo, carecen de un análisis de sus privilegios como ciudadanos con pleno derecho de un Estado colonial. Para muchos anarquistas palestinos la etiqueta “anarquista” no ha formado parte de una lucha histórica que, pese a ello, se ha autogestionado y organizado de manera horizontal y colectiva. La prioridad en la “táctica” y no en la “etiqueta” es algo que señalan como una característica propia de su manera de entender el anarquismo, como así lo hacen múltiples anarquistas de la cuenca sur mediterránea. Estos postulados, menos rígidos en contenido, y más marcados en la forma, son los que están definiendo los nuevos movimientos anarquistas en la cuenca sur del Mediterráneo, especialmente desde las revoluciones de 2011.
Eduardo Godoy Sepúlveda | Universidad de Santiago de Chile (USACH)/Universidad Diego Portales (UDP), Chile
1) Pienso que, en las últimas cuatro décadas, los estudios de los anarquismos latinoamericanos, que es donde se sitúa mi propia agenda de investigación, se han nutrido de dos vertientes. Del rescate de su memoria/historia por parte de sus protagonistas contemporáneos y de los “reacomodos”, “giros” y “modas” de la historiografía académica —especialmente del hemisferio norte— que han contribuido en la revalorización de distintas aristas de su amplio proyecto político y cultural, especialmente de sus aportes en los procesos de politización y movilización obrera y popular desde su irrupción en el continente durante la segunda mitad del siglo XIX. En consecuencia, mi evaluación es positiva. En este sentido, considero que la renovación metodológica de la historiografía y las ciencias sociales conducida desde 1970 hasta la actualidad ha sido fundamental en este proceso. Sobre todo si uno analiza los cambios producidos en las investigaciones contemporáneas, las cuales han permitido complejizar el análisis de la cultura libertaria y de las propuestas prácticas político-culturales del anarquismo, poniendo en relación/tensión el pensamiento con la praxis (en un sentido general, como sugiere Giampietro Berti),56 y relevando su dimensión cultural, su “quintaesencia” como señala Lily Litvak,57 pero también cuestionando su matriz eurocéntrica (Guadalupe Rivera)58 y patriarcal (Laura Fernández Cordero y Nadia Ledesma Prietto).59
Mi trabajo historiográfico, en lo concreto, se ha nutrido de investigaciones desarrolladas por especialistas en otros espacios geográfico-académicos y locales, es decir, llevadas a cabo fuera y dentro de Chile. Respecto de las primeras, los estudios de Juan Suriano, Huáscar Rodríguez, Laura Fernández Cordero, José Julián Llaguno, Javier Navarro, Jorell Meléndez-Badillo, Nadia Ledesma Prietto, Ivanna Margarucci, María Migueláñez Martínez, Martín Albornoz, James Scott, Silvia Rivera Cusicanqui, Giovanni Stiffoni, Davide Turcato, Carlos Taibo, Dolors Marin, Jordi Maíz, Daniel Vidal, Rodolfo Porrini y Chris Ealham, entre muchos otros/as, se han constituido en referencias obligatorias en mis propias reflexiones/disquisiciones. De las realizadas en Chile, no puedo dejar de mencionar las investigaciones de Eduardo Míguez y Álvaro Vivanco, Peter De Shazo, Alberto Harambour, Sergio Grez, Igor Goicovic, Julio Pinto, Adriana Palomera, pero también las de Manuel Lagos y Víctor Muñoz, elaboradas al margen de la academia; y un sinnúmero de investigaciones realizadas en formato de tesis, tesinas y seminarios de grado aun inéditas que se caracterizan por su amplitud metodológica y diversidad temático-temporal.
La investigación de Alberto Harambour sobre el anarquista Efraín Plaza Olmedo se constituyó en un modelo a seguir en mis primeras investigaciones.60 De hecho, mi artículo sobre Voltaire Argandoña y Hortensia Quinio61 está muy influenciado por ese trabajo, que es de una potencia y belleza única, en el cual se entremezcla la historia social con el enfoque biográfico. Más tarde, Sergio Grez en Los anarquistas y el movimiento obrero. La alborada de “la Idea” en Chile, 1893-1915 nos brindó un espaldarazo a quienes comenzábamos en los años 2000 a estudiar el anarquismo local, independientemente si uno comparte o no las conclusiones del libro.62
2) Dentro de las principales líneas de renovación metodológica que es posible identificar están los estudios biográficos, transnacionales, decoloniales y la perspectiva de género. Todos ellos han permitido, con diversas intensidades, ampliar el abanico de posibilidades en el análisis de las propuestas y confluencias de los anarquismos latinoamericanos y mundiales, así como de estos con otras corrientes político-ideológicas críticas del status quo. Han contribuido a dejar de lado las miradas simplistas, mecanicistas y/o teleológicas en el análisis de la politización popular —sobre todo en Chile—, considerando que en ella jugaron un rol fundamental diversas corrientes y organizaciones de corte radical-rupturista, pero también reformistas que abogaron por la conciliación de clases. También nos invitan a considerar las influencias mutuas y las reconversiones de sus militantes.
En sintonía con las nuevas perspectivas en el cultivo de la biografía histórica en Europa y América Latina, coincido en que la trayectoria de cualquier sujeto se puede abordar como una biografía social y cultural con la intención de explorar tanto al individuo como el más amplio contexto social. De este modo, concibo la biografía no sólo como el relato escueto y lineal de una vida, sino como un “retrato polifónico” y “enfocado”, en donde el biografiado no constituye un objeto estático y aislado de estudio, sino que, al contrario, releva la potencial capacidad heurística, narrativa y proyectiva de los sujetos como “seres sociales” o como claves de acceso y comprensión de sus entornos socio-políticos y culturales.63 Por ende, los trabajos centrados en las trayectorias individuales de los/as propagandistas anarquistas nos dicen mucho del colectivo, en cuanto comparten un conjunto de valores, tradiciones, símbolos y un lenguaje —un imaginario político-cultural— común con otros militantes y simpatizantes, inclusive con otros/as sujetos del mundo obrero y popular. No obstante, también pienso que los textos biográficos en cuanto relatos historiográficos presentan una serie de limitaciones, en especial cuando versan sobre figuras que han cuestionado de forma radical el sistema de dominación, que es preciso tener presente al momento de utilizar este método en complemento con la historia social. Una de ellas es la hagiografía, otra la criminalización.
Asimismo, el enfoque transnacional me ha permitido analizar, junto a la historiadora Ivanna Margarucci, las prácticas internacionalistas y los lazos de camaradería que establecieron los anarquistas de Chile con sus pares de otros lugares del mundo, especialmente de Sudamérica,64 ampliando las investigaciones que se han desarrollado para la vertiente atlántica. En particular, este abordaje nos permitió reconstruir y analizar las redes de solidaridad y apoyo mutuo tejidas entre los anarquistas de Santiago, la capital, y del “Norte Grande” de Chile, con individualidades y agrupaciones de Bolivia, pero también de Argentina y Perú, todas en conexión con las de otros continentes y subcontinentes. La crítica al “nacionalismo metodológico” nos ha llevado a entender de mejor forma la complejidad trasnacional del fenómeno anárquico, ya que los anarquismos locales eran-son parte de una gran “red de redes”, apátrida, mundial, en permanente diálogo y retroalimentación.
3) El rescate historiográfico de las propuestas político-económicas y culturales del anarquismo ha contribuido en los debates políticos actuales, especialmente en América Latina y en Chile, en el contexto de estallidos sociales que han impugnado la pax neoliberal continental, así también en los movimientos sociales contra la globalización capitalista desde los años 90 hasta la actualidad, incluyendo el feminismo y el movimiento de mujeres y de las disidencias sexuales, medioambientales, indígenas, ecologistas, contraculturales, okupa, etc. Es más, pienso que las formas organizativas basadas en la acción y democracia directa, la autogestión, la solidaridad y el apoyo mutuo, que han caracterizado las luchas continentales contemporáneas y los nuevos movimientos sociales, son parte del universo libertario o dialogan muy de cerca con sus propuestas antiautoritarias, críticos de las vanguardias “iluminadas” y de las organizaciones centralistas. De hecho, se pueden trazar sus genealogías desde el siglo XIX hasta el día de hoy. Se verifica, de este modo, un diálogo entre pasado y presente, es decir, en sus formas de “hacer política”, las cuales son de carácter autónomas y “pre-figurativas”.
Un importante aporte en ese sentido son las investigaciones del antropólogo anarquista estadounidense David Graeber, recientemente fallecido, en las cuales abordó la relación entre anarquismo y los movimientos antiglobalización contemporáneos relevando diversas formas en que los grupos humanos se han organizado en tensión o al margen del Estado/capitalismo y desafiando así los discursos grandilocuentes del “fin de la Historia” del capitalismo/neoliberal “triunfante” que en la actualidad se cae a pedazos. Las sugerentes investigaciones de Silvia Rivera Cusicanqui desde Bolivia y las de Carlos Taibo desde España también nos invitan desde distintos enfoques y perspectivas analíticas a reflexionar sobre la relación entre el anarquismo, los nuevos movimientos políticos y sus agendas de luchas.
Tom Goyens | Salisbury University, Estados Unidos. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-5220-2742
1) Como historiador que reside en los Estados Unidos, puedo analizar con más rigor el campo de la historia anarquista, quedando un poco alejadas de mi observación las disciplinas de la filosofía o la política anarquista. En este sentido, la historia anarquista, como campo de investigación, está en auge desde hace más de dos décadas. Anualmente, aparecen nuevos títulos en diversos idiomas. Resultan igualmente importantes las colecciones de ensayos, así como las traducciones de literatura anarquista y memorias que durante mucho tiempo no estuvieron disponibles en inglés. También estoy familiarizado con la historiografía en francés, alemán y holandés, donde también aparecen, constantemente, nuevos títulos, a menudo en editoriales pequeñas e independientes. Asimismo he observado el aumento de estudiantes de posgrado que se embarcan en la historia del anarquismo en los programas de doctorado en Estados Unidos y Gran Bretaña. No obstante, existen áreas que todavía necesitan más investigación, siendo un requisito previo, en el caso del anarquismo en Estados Unidos, el conocimiento de idiomas. Por ejemplo, se necesita más investigación sobre el movimiento anarquista inmigrante ruso durante el período 1895-1921. También se hace necesaria profundizar en la relación que existió entre los anarquistas de esta región y el apartheid vinculado con las Leyes Jim Crow, así como el imperialismo y la conquista del Oeste americano.
El ya desaparecido historiador Paul Avrich ha sido de gran importancia para la historiografía del anarquismo estadounidense. Personalmente lo fue para mí. Aunque hubo historiadores antes que él (Herbert Osgood, Eunice Schuster, Charles Allen Madison, Richard Drinnon, William Reichert), Avrich fue pionero en el estudio del anarquismo como un movimiento independiente de hombres y mujeres, diverso y profundo. Avrich abrió los archivos y allanó el camino a las nuevas investigaciones. Más recientemente, el trabajo de Kirk Shaffer ha sido inspirador por su meticulosa investigación de alcance regional y transnacional, especialmente en las esferas caribeña y latinoamericana.65
2) Identifico tres tendencias de renovación principales. En primer lugar, el giro transnacional. Existe una mayor atención a las redes anarquistas y a la creación de conexiones a través de las fronteras. Se demuestra que los movimientos y los individuos tuvieron un impacto en los movimientos locales y regionales y en los acontecimientos a través de las fronteras y de los continentes. Lo que en su momento se apreció como un declive de las actividades anarquistas en un lugar, hoy puede aparecer como el aumento de la actividad libertaria en otro espacio. Se necesita, por tanto, un enfoque transnacional para descubrir estas dinámicas que van más allá de la “caja” de la nación.
En segundo lugar, se aprecia un giro espacial, esto es, una mayor atención al papel representado por la geografía social. Ese espacio fue “producido” y “conceptualizado” por los anarquistas que, a menudo, lucharon por ocupar lugares dentro de una geografía burguesa-capitalista más amplia. Desde las cervecerías hasta las plazas de las ciudades, los historiadores deben investigar la espacialidad del anarquismo como movimiento social. El espacio social no es sólo una caja estática en la que se desarrollan los acontecimientos. Los actores históricos produjeron y producen ese espacio.
En tercer lugar, la indagación sobre las dimensiones anticoloniales y no occidentales constituye otra de las áreas de referencia historiográfica. La atención se aleja cada vez más del anarquismo occidental (europeo y norteamericano). Los historiadores se preguntan por la postura adoptada por los anarquistas de los siglos XIX y XX ante situaciones tan radicalmente importantes como el racismo, el imperialismo, las luchas anticoloniales y la lucha por la libertad de los negros. Se han realizado investigaciones históricas sobre el anarquismo y la lucha por la independencia de la India, así como sobre el movimiento libertario en las esferas coloniales del Caribe y África.
3) Dado que el socialismo y el comunismo de Estado y el stalinismo han demostrado ser desastrosos para el desarrollo y la felicidad de la humanidad, la historia del anarquismo continúa ofreciendo inspiración. También su filosofía y su política. La actual resistencia contra el auge del autoritarismo (de izquierdas o de derechas) en muchas naciones está impregnada de principios antiautoritarios y de otros valores libertarios. El anarquismo y el antifascismo, pasados y presentes, son el tema de numerosas conferencias y publicaciones recientes. También me gustaría destacar el papel del anarquismo en la liberación personal de los jóvenes de hoy de las ataduras de la religión, el patriarcado, la supremacía blanca y el eurocentrismo. Anarchy in Action de Colin Ward, ha sido de gran importancia para traducir los principios anarquistas en acción y adaptarlos a la situación actual.66 Otros escritores anarquistas indispensables para construir una sociedad libre son: David Graeber, Ruth Kinna, Peter Gelderloos, L. Susan Brown, Noam Chomsky, James C. Scott.67
José Antonio Gutiérrez | Dublin City University, Irlanda/Universidad Santo Tomás, Colombia.
Orcid: https://orcid.org/0000-0003-2335-2677
1) Lo primero es destacar que los estudios sobre el anarquismo han estado muy marcados por lo historiográfico. Quizás por el hecho de que gran parte de la historiografía “oficial” de izquierda invisibilizó el rol del anarquismo, si no lo caricaturizó de manera grotesca (léase Hobsbawm, por ejemplo, un historiador de indudables cualidades, pero que en sus trabajos sobre anarquismo tiene falencias y distorsiones importantes), gran parte de la historiografía anarquista ha estado empecinada en demostrar que los anarquistas estuvieron ahí, por así decirlo. Registrar su existencia y rescatar sus voces silenciadas. Por eso esta historiografía se concentró en la crónica de hechos, en los procesos organizativos o en la biografía de personajes, sin necesariamente centrarse en problemas políticos más de fondo. Una narrativa que, de alguna manera, tampoco evalúa críticamente los aportes y limitaciones de estos personajes y organizaciones, cayendo muchas veces en mistificaciones.
Personalmente, creo que hay algunos aportes que van más allá y comienzan a tratar de “entender” el anarquismo en un contexto más sociológico e histórico-social. Esto es algo que lleva ya varias décadas, pero no ha recibido la atención necesaria. Para mí, uno de los trabajos que rompe con ese esquema es el excelente libro de Bruce Nelson Beyond the Martyrs que entrega una visión del movimiento en el cual participaron los Mártires de Chicago, respaldado en fuentes más allá (pero sin exclusión) de la prensa anarquista, que creo que me marcó bastante.68 Luego los estudios de Nunzio Pernicone y de David Berry sobre los movimientos anarquistas en Italia y Francia, respectivamente, tratan de entender quiénes son los anarquistas, el contexto en el que se mueven, comprender sus acciones no como expresión de una fe trascendental, sino como acciones políticas determinadas por un contexto.69 En ambos casos, también hay una intencionalidad política en mirar estas historias y no se teme a la visión crítica —descarnada en el caso de Pernicone. El trabajo de Silvia Rivera Cusicanqui sobre los artesanos libertarios en Bolivia, que problematiza la constitución de clase de estos trabajadores a la luz de una perspectiva crítica, presenta también un gran interés.70 Igualmente, la obra de Kenyon Zimmers, Tom Goyens y Constance Bantman respecto de los anarquismos inmigrantes son de una calidad extraordinaria, de una crítica inspiradora y de una amplitud en el manejo de fuentes y de perspectivas teóricas que creo que son sumamente relevantes.
En un sentido intelectual, la producción de Federico Ferretti y de Ruth Kinna son cruciales para recuperar en su complejidad la contribución teórica, mucho más allá de los círculos anarquistas y el impacto sobre las ciencias que tuvieron destacados científicos y anarquistas como Reclus y Kropotkin. Por último, considero que Benedict Anderson y James C. Scott desde la sociología crítica, o David Graeber desde la antropología, han realizado una gran contribución a los esquemas mediante los cuales entendemos al anarquismo y la movilización social en un sentido mucho más amplio. Los trabajos de ambos han sido claves para investigar ciertas problemáticas que hemos empezado a desarrollar como el anarquismo ante la cuestión colonial y, en general, las cuestiones nacionales.
2) Creo que desde una visión de la sociología histórica se han planteado ciertas cuestiones de importancia en el último tiempo. Personalmente, el énfasis en el giro “transnacional” en los estudios sobre anarquismo, muy importante para entender el movimiento de personas, ideas y las redes globales en las que operaban, dejó de lado las maneras idiosincráticas en que el anarquismo se convirtió en movimiento en diferentes contextos. Me parece que hay hoy en día una cierta vuelta a lo local, a esas maneras en que la “idea” se hizo carne, con sus limitaciones y potencialidades. Creo que, no estrictamente en lo anarquista, algo parecido se ha venido haciendo en la historia de los IWW en los Estados Unidos con excelentes resultados. Estamos descubriendo una riqueza ideológica y de prácticas, que antes era insospechada o era sencillamente descartada como heterodoxia o desviaciones.
También ha habido un descubrimiento de los anarquistas por otros sectores que creo que es muy importante. Lo cual demuestra que las ideas no son unilaterales, sino que en su diálogo con procesos y contextos asumen cualidades diferentes. Pienso, por ejemplo, en los planteos de Murray Bookchin, que a la luz de la experiencia kurda, han asumido un significado muy diferente para muchos de nosotros, re-descubriendo el potencial transformador del concepto de democracia directa del anarquismo, la idea del municipio libertario. Eso es muy valioso, sobre todo, porque durante mucho tiempo el anarquismo ha descuidado uno de sus propuestas claves: el federalismo. Hoy el anarquismo tiene un potencial transformador muy importante en la crítica al Estado-nación mediante ese federalismo consecuente.
3) El trabajo de historia de los movimientos populares y sus tendencias libertarias adelantado por Murray Bookchin en su serie The Third Revolution, fue muy influyente en el movimiento de liberación en kurdo y marcó profundamente la obra de Abdullah Ocalan, siendo uno de los movimientos más significativos.71 Algo parecido hizo David Graeber cuando escribió el Democracy Project, el cual tuvo un importante influjo en todo el movimiento “occupy” a nivel internacional.72 Estos son algunos de los autores que puedo presentar. Pero creo que ante la crisis del capitalismo, las crisis profundas de hegemonía que se viven en muchos Estados-nacionales, no sólo de la periferia, que en cierto sentido siempre han vivido en crisis, sino que en países centrales, en el corazón de la misma Europa pienso en las escenas que vimos en Catalunya en el 2017—, eran impensables en un contexto europeo hace una década… Toda esta situación nos interpela a reforzar una agenda investigativa en la que podamos mirar a la historia de cara al futuro, con las preocupaciones del presente. Creo que una agenda que recupere la democracia directa, la acción directa y el federalismo es fundamental para rearticular proyectos emancipadores y contribuir a ellos —así no se declaren abiertamente anarquistas.
Ruth Kinna | Loughborough University, Gran Bretaña. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-1920-464X
1) Me interesa la construcción del anarquismo y pensar en cómo y por qué la necesidad de producir un trabajo interpretativo (para corregir los tediosos pero omnipresentes estereotipos y clichés) ha dado forma a los estudios anarquistas. Me gusta la historiografía, aunque encuentro muchas historias del anarquismo problemáticas y distorsionadas. Los primeros libros que leí sobre el anarquismo —aparte de los trabajos históricos sobre España y los clásicos “canónicos”— fueron The insurrectionists de William Fishman, The anarchists de James Joll y Anarchism de George Woodcock.73 Todavía los considero tesoros. También crecí con The romantic exiles de E.H. Carr y The socialist tradition: Moses to Lenin de Alexander Gray —donde describe el pensamiento político de Bakunin a través de la metáfora de “la espuma en la boca”.74 Ahora es otro mundo. ¿Quién podría dudar de la actual vitalidad del campo? Hay una gran variedad de literatura brillante en una amplia gama de disciplinas. Pero sigo volviendo a este material —es como volver a ver una película favorita. Llegué tarde a la Biographical Encyclopedia de Vladimir Muñoz.75 Hay algunos errores en ella, pero es una celebración fantásticamente cariñosa de los anarquistas y un modelo amable (no acrítico) de investigación.
2) Creo que algunos de los desarrollos más sorprendentes han venido de algunos cambios recientes de perspectiva (global, transnacional, crítica así como explicativa), la recuperación de historias olvidadas de movimientos e ideas, la reevaluación del anarquismo como política distintiva que tiene su propia caja de herramientas conceptuales y formas de ver el mundo. Me parece que el anarquismo se ha renovado por la exploración de sus expresiones locales y contingentes, quizás porque hay una creciente apreciación de que la tensión entre anarquía y anarquismo es productiva. En cierto sentido, creo que todos hemos estado jugando con la idea de Kropotkin que el anarquismo describe un movimiento o momento histórico en una historia más larga de lucha antiautoritaria.
3) Creo que estos vínculos son fluidos. En la investigación, pienso que la forma en que se lleva a cabo el estudio y las preguntas a las que los investigadores tratan de dar respuesta son cruciales para la construcción positiva (potenciadora) de esta relación. Pero no quisiera ser prescriptiva. No estoy segura que las reflexiones de Emma Goldman sobre August Strindberg ayudaran a los defensores de la libertad de expresión o del no reclutamiento a avanzar en sus objetivos.76 Pero ella pensaba que su análisis del drama moderno era sumamente importante y, en general, trataba la presentación de las perspectivas anarquistas en cualquier ámbito de actividad como una intervención. El estudio de sus intervenciones nos dice algo sobre sus puntos de vista y actitudes, al igual que sus campañas, y quizás también nos ayude a pensar en el tipo de agendas que podríamos querer seguir.
Geoffroy de Laforcade | Norfolk State University, Estados Unidos
1) Interesarse por el anarquismo hoy en día supone sumergirse en la historia de las luchas por la libertad y la autonomía, así como en una crítica permanente de la modernidad y del Estado (administrado, encerrado, territorial, con todos sus confinamientos y exclusiones imaginados basados en la clase, el género, la sexualidad, la raza o la etnia). También implica explorar las genealogías del liberalismo, el populismo y el socialismo, con sus proyecciones utópicas y con sus límites democráticos, y ser consciente de las geografías fluidas del poder constituyente y del empoderamiento de la comunidad, de la contingencia de las identidades modernas y de las formas de acción colectiva. El estudio de los propios movimientos anarquistas me parece rico en oposiciones y alternativas, pero también me interesa el anarquismo epistemológico, asociado a una crítica filosófica radical de las vidas alienadas, de las catástrofes ecológicas y de la tiranía del capital en todas sus extensiones. No todas las enunciaciones intelectuales y formas de pensar anárquicas son explícitamente anarquistas. Algunas veces, estas formulaciones se introducen en otras variantes de la praxis y de la imaginación socialistas, así como en los movimientos feministas y antirracistas. Hay críticas libertarias a todas las instituciones sociales, económicas y culturales, incluso a las tradiciones espirituales, que se insinúan en esas mismas instituciones y tradiciones. En este sentido, me interesan las obras editadas por Joel Delhom y Daniel Attala (Cuando los anarquistas citaban la Biblia: Entre Mesianismo y Propaganda), por un lado, y Alexandre Christoyannopoulos y Matthew S. Adams (Essays on Anarchism and Religion), por el otro.77 También me resultan inspiradores los estudios de Michael Löwy sobre el mesianismo judío y las utopías libertarias.78 En ese mismo sentido, me interpela, asimismo, la historia de los movimientos desde abajo, los que trataron, o tratan, de democratizar el socialismo centrado en el Estado en contextos revolucionarios o nacionalistas; la historia del indigenismo y sus proyecciones anticoloniales; la de las expresiones transnacionales de solidaridad, ayuda mutua y federalismo; la de los movimientos ecologistas locales y regionales; la historia de Rojava y el zapatismo; la narrativa de las diásporas y las campañas de solidaridad con los migrantes y refugiados.
2) Estudiosos como Harsha Walia, Silvia Rivera Cusicanqui, Zoé Samudzi, William Anderson, Mariame Kaba y Maia Ramnath han aportado miradas vitales a la crítica anticolonial y antirracista.79 Andrej Grubačić ha hecho algo similar con la herencia libertaria en los movimientos balcánicos y kurdos.80 Lucien van der Walt, Steven Hirsch, Kirwin Shaffer, Lara Putnam y Jorell Meléndez-Badillo han hecho interesantes contribuciones a la historia del transnacionalismo.81 Ruth Kinna y Alex Prichard, al anarquismo como no-dominación y al impasse del republicanismo.82 Todo lo que aporta a una conceptualización de inspiración anarquista sobre la actual crisis de civilización, y a una comprensión de las aporías de la modernidad, es útil para nuestras luchas cotidianas. En América Latina, los estudios de Laura Fernández Cordero, Ingrid Ladeira, Angela Roberti o los textos producidos por la asociación boliviana Mujeres Creando, ayudan a comprender cómo la crítica al género y a la sexualidad, largamente demorada en el movimiento anarquista, es vital para su actualización. También lo son para repensar la historiografía de las culturas no occidentales.83 Encontramos interesantes críticas al anarquismo performativo y a sus ortodoxias fundacionales por parte de Guadalupe Rivera y George Cicarello-Maher, con las que se puede estar en desacuerdo, pero que llaman la atención sobre la importancia de enraizar la teoría anarquista en la práctica, evitando así la tendencia a fosilizar el anarquismo clásico como referencia sistemática para las luchas contemporáneas.84
3) Desde hace varias décadas, los historiadores y filósofos han trabajado mucho a nivel internacional sobre el “sujeto” en la historia, centrándose en los márgenes y cuestionando categorías esencialistas como la clase y la nación. Destaco en este sentido las siguientes obras: La Nuit des Prolétaires de Jacques Rancière; Les ouvriers en grève de Michelle Perrot; The Many-Headed Hydra: Sailors, Slaves, Commoners and the Hidden History of the Revolutionary Atlantic de Marcus Rediker y Peter Linebaugh; Under Three Flags: Anarchism and the Anti-Colonial Imagination de Benedict Anderson y Caliban and the Witch: Women, the Body, and Primitive Accumulation de Silvia Federici.85 Estos trabajos, donde el anarquismo no es tratado como un movimiento estructurado, ponen sobre la mesa interesantes enfoques metodológicos que los activistas pueden tomar prestados para imaginar una crítica a las categorías esencialistas y a las exclusiones modernas. El pensamiento pedagógico, en la tradición de Paulo Freire; las discusiones sobre la izquierda tradicional de pensadores como Enzo Traverso; los trabajos teóricos sobre los estudios decoloniales o, en fin, las investigaciones sobre los movimientos juveniles contraculturales, el arte, la estética, la transformación del trabajo y la ecología humana tienen también algo que aportar a la praxis anarquista.
José Julián Llaguno Thomas | Universidad Estatal de Campinas (UNICAMP)/Núcleo de Estudios e Investigación sobre Anarquismo y Cultura Libertaria (NEPAN), Brasil. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-1908-8570
1) Me parece que a nivel general es un campo bastante estimulante y de mucha creación colectiva, en donde se entrecruzan los mundos militantes y académicos de una manera bastante rica. En mi experiencia en particular me he topado con que la mayoría de las personas que estudian el anarquismo, no sólo tienen un interés puramente académico, sino que han establecido puentes de comunicación con variadas experiencias activistas individuales y colectivas. En esta línea, me parece que el lugar más estimulante para la investigación es aquel que combina la reflexión dentro de las ciencias sociales en un entorno militante marcado por grupos de afinidad, centros de lectura, creación colectiva, etc. En mi experiencia personal he podido vivir un poco de esta mezcla durante mis estudios doctorales en Brasil, donde los centros culturales, bibliotecas anarquistas, editoriales, grupos de afinidad y publicaciones diversas mantienen viva la memoria ácrata que se entrecruza con la investigación histórica y social. Las ferias anarquistas organizadas en la ciudad de São Paulo son un muy buen ejemplo de este estímulo al que me refiero.
En cuanto a referencias historiográficas, los textos clásicos de Max Nettlau, Ángel Cappelletti y Carlos Rama fueron fundamentales para tener un panorama general del anarquismo latinoamericano, sus principales organizaciones y fuentes de información.86 Mi método de investigación se vio particularmente influenciado por la creación de bibliografías de Nettlau y el uso de las encuestas colectivas que los grupos anarquistas comúnmente elaboraban para debatir temas doctrinarios o de coyuntura.87 En cuanto a investigaciones más recientes, le debo mucho a Lily Litvak, Davide Turcato, Constance Bantman y Ricardo Melgar Bao en sus trabajos sobre cultura libertaria, solidaridad internacional y redes de militancia.
2) Tres campos me han resultado particularmente importantes: los estudios transnacionales, las biografías y las investigaciones sobre cultura libertaria. Me parece que la combinación de estos métodos permite adentrarnos en la dimensión íntima y colectiva de la militancia ácrata que ha buscado históricamente transformar todos los campos de la existencia humana. Asimismo, si tomamos en serio estas dimensiones, podemos incluir otros campos en nuestras indagaciones que generalmente descuidamos como los entornos familiares y la continuidad de la militancia entre las diferentes generaciones. Paul Avrich, Juan Suriano, Ruth Kinna y Benedict Anderson han sido referencias importantes en estas temáticas.88 Los diccionarios biográficos de militantes ácratas y las hemerotecas digitales nos han posibilitado reconstruir los múltiples vínculos que los grupos libertarios han mantenido alrededor del mundo.
3) En los lugares que he transitado en América Latina se encuentran bastantes relaciones de comunicación entre la investigación sobre anarquismo y los movimientos sociales. Esto en gran medida debido a que muchas de las personas que participan de estos lugares son las mismas, o sea que es común que un estudiante de posgrado que investiga sobre anarcosindicalismo participe a su vez de una biblioteca anarquista. Y como mencioné anteriormente, este tipo de entorno es el que particularmente me resulta más estimulante para la creación e investigación colectiva. Sin embargo, a su vez se nos presenta una contradicción y tensión bastante evidente que significa ocupar el espacio universitario y desde allí reconstruir la historia de un movimiento social que se creó fuera y contra las instituciones estatales. Me han resultado particularmente importantes las reflexiones de Silvia Rivera Cusicanqui, David Graber y Eduardo Colombo sobre estos temas.89 Si bien soy partidario de asumir y encarar esta contradicción, me parece importante no perder de vista que la universidad por más libre, pública y laica que pueda ser, sigue siendo un engranaje fundamental para reproducir la mercantilización de la vida y el conocimiento.
Nadia Ledesma Prietto | Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS)/Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)-Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE)-Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Argentina. Orcid: https://orcid.org/0000-0003-1112-7210
1) El campo de estudios sobre anarquismos a nivel global parece experimentar un crecimiento exponencial en el último tiempo o, tal vez, la era digital y las redes transnacionales nos permiten conocer lo que se está produciendo en otras regiones de manera inmediata. Asimismo, este crecimiento también se sostiene en la disponibilidad de documentos a través del libre acceso a los archivos digitales dedicados a los anarquismos. En general, esta actividad es impulsada por centros de documentación, organizaciones, colectivos y militantes anarquistas dedicadxs al resguardo de la memoria histórica y el presente del movimiento. Sin embargo, la disponibilidad de los documentos no es la única variable a considerar. El aumento de trabajos, también, se fundamenta en un renovado interés por las ideas y prácticas anarquistas a partir de las nuevas preguntas que el contexto actual genera.
En relación con mis trabajos, los estudios que siguen siendo una referencia son aquellos que han realizado aportes a una mirada integral y han reparado en cuestiones vinculadas a la sexualidad y las relaciones de género. Los trabajos de Dora Barrancos, particularmente su tesis de doctorado editada como libro Anarquismo, educación y costumbres en la Argentina de principios de siglo, abrieron una agenda de investigación para las siguientes generaciones.90 De igual modo, las investigaciones de Richard Cleminson, como Anarquismo y sexualidad (España, 1900-1939), generaron nuevas preguntas sobre dimensiones poco estudiadas hasta ese momento.91 Por último, los estudios de Laura Fernández Cordero, como Amor y anarquismo: Experiencias pioneras que pensaron y ejercieron la libertad sexual, forman parte de los antecedentes de mi trabajo.92
2) En el último tiempo, el campo historiográfico, en general, se ha enriquecido con metodologías y métodos provenientes de otros campos, como la antropología, la sociología o la lingüística, entre otros. Para el caso de los estudios sobre anarquismos, son interesantes los aportes provenientes de las perspectivas críticas, como los Estudios Subalternos y la propuesta de lectura a contrapelo de los discursos estatales/oficiales; la Lingüística Crítica y el Análisis Crítico del Discurso (ACD); la Historia de Vida, el enfoque biográfico y el análisis de las trayectorias. Por último, el enfoque transnacional permite analizar movimientos de ideas y sujetos, redes y relaciones desde nuevas dimensiones. En lo particular, el ACD, el aporte metodológico de los Estudios Subalternos y el enfoque transnacional me permiten revisar algunos sentidos comunes, recrear redes, analizar la circulación de ideas y situarlas en los contextos de producción y difusión a partir de una perspectiva relacional que contribuye a distinguir lo singular de la mirada anarquista y, también, lo que comparte con otros posicionamientos e ideas. Por ejemplo, el ACD desde la propuesta de Norman Fairclough aporta a mi trabajo una mirada tridimensional del discurso (texto-contexto de producción-interacción), del contexto sociohistórico y del abordaje relacional de las diferencias de poder que conforman un orden social discursivo.93
3) El actual proceso de lucha y resistencia al capitalismo y al cis-hetero-patriarcarcado que atraviesa particularmente nuestra región, genera nuevas preguntas e interés por las ideas y prácticas anarquistas. Los estudios académicos aportan historicidad a los conflictos contemporáneos al establecer genealogías de lucha y, con ello, contribuyen a la comprensión del presente. En el último tiempo, uno de los trabajos colectivos que invitan a pensar de manera situada esos vínculos es Repensar el anarquismo en América Latina: Historias, epistemes, luchas y otras formas de organización compilado por Javier Ruiz.94 Asimismo, las teorías queer (cuir) nos permiten revisar de manera crítica las intervenciones anarquistas, sin caer en análisis anacrónicos para el caso de los estudios históricos, pero sí recuperando una perspectiva amplia y plural que aporte a la deconstrucción. Queering Anarchism: Essays on Gender, Power, and Desire es una obra colectiva que permite reflexionar en este sentido.95
Agustín Nieto96 | Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS) - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina
1) Si realizamos una búsqueda en Google Académico del término anarquismo (en español), la exploración arroja 64.400 resultados; en inglés (anarchism) devuelve 82.800; y en chino (无政府主义) retorna 714.000. Los resultados de este poco exhaustivo método de búsqueda nos obligan a ser menos temerarixs en la respuesta y nos brindan una certeza: el campo de estudios internacional sobre el anarquismo tiene unas dimensiones que lo hacen inabordable. Ningune investigadore ni colectivo pesquisante puede leer todo este material para realizar un balance total. Esta situación nos lleva a una resolución tan injusta como inevitable: la selección y lectura de los textos canónicos. Claro que esta selección tiene una cuota alta de arbitrariedad y profundos sesgos. ¿Cómo y por qué razón se determina el grupo de textos canónicos?; ¿se puede hacer otra cosa?; ¿no es inevitable algún tipo selección? Retomaremos estos interrogantes unas líneas más abajo. Ahora, en base a nuestra grilla de textos canónicos, nos gustaría arriesgar otros rasgos presentes en los estudios sobre el anarquismo. No sólo es un campo en expansión en términos de períodos, temáticas y geografías, también se muestra como un campo que participa activamente de la agenda de problemas de la historiografía. Al menos de la “historiografía occidental”. Quizás, por las singularidades del objeto-sujeto de estudio, una de los enfoques más activos y prometedores del campo sean los abordajes inscriptos en el giro transnacional y la historia conectada. Sin embargo, una parte significativa de la producción reciente sigue realizándose bajo coordenadas teórico-metodológicas tradicionales.
Cualquier listado de obras será, además de injusto, incompleto. Igualmente arriesgo. Pienso que entre lxs autorxs “clásicxs” o con una trayectoria reconocida en el campo de estudios sobre el anarquismo, provengan o no del ámbito académico, podemos nombrar a Glen Steven Close, James Joll, Osvaldo Bayer, Temma Kaplan, George Woodcock, Ángel Cappelletti, Diego Abad de Santillán, Víctor Muñoz Cortes, Eric Hobsbawm, Carlos Rama, Dora Barrancos, Mabel Bellucci, Juan Suriano, Sergio Grez Toso, Javier Paniagua, Clara Lida, Joel Horowitz, José Álvarez Junco, José Antonio Piqueras, Uri Eisenzweig. Más acá en el tiempo, son valiosos los aportes realizados por Martín Albornoz, María Migueláñez, Ivanna Margarucci, Nathaniel Andrews, Laura Fernández Cordero, Camilo Santibañez, Nadia Ledesma Prietto, Jacinto Cerdá, Eduardo Andrés Godoy Sepúlveda, Pascual Muñoz, Constance Bantman, Geoffroy de Laforcade, Kirwin R. Shaffer, Laura Galián, Oscar Videla, Luciana Anapios, entre otrxs. En ambos grupos de autorxs lo que prima es la heterogeneidad de enfoques teóricos y metodológicos. Sin embargo, ya sea por afinidad o por profundos desacuerdos, estxs autorxs nos ayudan a definir nuestros problemas y conjeturas, como por ejemplo el problema de la subcultura anarquista y la conjetura sobre el excepcionalismo argentino.
2) “Original” y “novedoso” son términos un tanto problemáticos y sobrevalorados. No sé cuán renovadas son las metodologías que se utilizan en el campo de estudios sobre los anarquismos. De hecho, considero que como tendencia prima cierto conservadurismo. En este sentido, pienso que son las pequeñas modulaciones e insistencias en los enfoques, en determinados contextos, las que pueden tener consecuencias de relevancia en un campo de estudios. Por ejemplo, la cuestión de “el juego de escalas” es central en los estudios más recientes sobre los anarquismos. Sin embargo, nadie se animaría a decir que es un enfoque novedoso. Lo que cambió es su alcance y sofisticación. Con el afán de discutir o matizar narrativas consagradas sobre la historia del anarquismo, investigadorxs de distintos países se ocuparon de problematizar la cuestión de las escalas. La propagación de este enfoque hizo que en los últimos años lo nacional comenzara a perder lugar frente al tándem local-global. Esto no significa que la dimensión nacional esté desapareciendo, lo que sí ocurre es que es tensionada y sometida a otros interrogantes.
Por otro lado, pienso que, como consecuencia del giro digital, estamos en vísperas de una “renovación” cuyas consecuencias son aún desconocidas. Tarde o temprano, el campo de estudios sobre los anarquismos se nutrirá de una inevitable intersección entre historia social e historia digital. La utilización de técnicas que permiten hacer lo que Franco Moretti llama “lectura distante” permitirá trabajar con repositorios hemerográficos gigantes, nutridos por archivos nacidos digitales y por documentos digitalizados. Asimismo, este enfoque abre la posibilidad de realizar un balance bibliográfico multilingüe sobre corpus de millones y millones de artículos, libros, tesis y monografías hasta ahora poco conectados. Cuando llegue ese momento, será una necesidad imperiosa forzar el diálogo entre E. P. Thompson, Franco Moretti y Edoardo Grendi,97 por ponerle nombres propios a tres enfoques historiográficos significativos en este contexto: la historia social de las clases subalternas (particularmente, sus aportes conceptuales), la novel historia digital (por sus aportes metodológicos en relación a las técnicas de análisis) y la microhistoria (por sus problematizaciones en torno al archivo y la escala).
3) Considero que esta es una pregunta imprescindible, al menos en el costado occidental del globo. Desde la crisis de los años setenta del siglo pasado, la profesionalización de la historia como disciplina científica implicó una renuncia pública a la identidad política en nombre de la objetividad. En paralelo, se produjo una devaluación extrema de lo que “la academia de la historia” llamó “historias militantes”. La emergencia de procesos de lucha y organización popular ascendente en distintos puntos del subcontinente americano, desde mediados de la década de 1990 en adelante, develó que detrás de la máscara de profesionalismo las narrativas históricas nunca habían dejado de ser políticas. Este cambio de situación legitimó a nuevas camadas de historiadorxs militantes que se ocuparon de historiar el pasado de los procesos de lucha y organización en curso, y revalorizó las narrativas militantes que habían sido reducidas a una fuente histórica más. Todo esto informó las agendas de investigación sobre los anarquismos como parte del movimiento social: movimiento obrero, movimiento de mujeres, juventudes, movimiento indígena, movimiento ecologista, activismo 2.0, etc., etc., etc.
Un insumo que, en su momento, me permitió pensar la relación entre la historia como disciplina, el movimiento social y las identidades políticas fue el texto La historia subalterna como pensamiento político de Dipesh Chakrabarty.98 Para este autor, lxs historiadorxs, quieran o no, hacen política al narrar historias puesto que le inscriben sentidos al pasado, y ese es un acto eminentemente político del cual lxs historiadorxs somos responsables.
Como cierre me gustaría explicitar que mi relación con los anarquismos fue producto de su protagonismo en el mundo laboral de las mujeres de la industria pesquera. Al comenzar a escribir su historia me topé con anarquistas y comencé a estudiarlxs. En ese marco, los anarquismos emergen como expresión de las luchas de las clases subalternas contra las clases dominantes. Y aquí hago mío el sentido profundo de las palabras de Stuart Hall: de otra manera, si he de decirles la verdad, el anarquismo me importa un pito.
Isaac Martín Nieto | Universidad de Santiago de Compostela, España. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-9565-0385
1) En los años noventa del siglo pasado, la historia del movimiento obrero perdió el lugar central que había ocupado hasta entonces entre los objetos de estudio predilectos de las diversas historiografías nacionales. Y la historia del anarquismo, casi siempre unida a aquella, también fue desplazada en un proceso que supuso el retroceso de la historia social y el avance de la historia cultural. El caso de España resulta sumamente revelador en este sentido. Desde entonces, no han faltado los historiadores que han aportado conocimiento sobre el pasado del anarquismo desde perspectivas diversas. Algunos han arrojado luz sobre nuevos temas, descuidados hasta entonces, como la mujer, la prensa o el arte, o sobre nuevos períodos, como las etapas posteriores a la desaparición del anarcosindicalismo como movimiento de masas tras la Segunda Guerra Mundial. Otros han abordado el movimiento libertario a partir de enfoques renovados, como los propios de la historia global, la historia internacional y la historia transnacional. Otros, en fin, los menos, han insistido en utilizar líneas de aproximación tradicionales, como las de la historia social y política. De modo que, a mi modo de ver, existen dos formas de clasificar a los historiadores que hoy en día están estudiando el anarquismo. La primera guarda relación con la naturaleza del enfoque, que puede ser nacional o supranacional. La segunda, con la perspectiva teórica, que puede proceder de la historia social y política o de la historia cultural.99
No es necesario decir que ninguna clasificación es inequívoca. Casi todos los historiadores dedicados al anarquismo utilizan una combinación de enfoques y teorías que impide colocarlos a un lado o a otro de las líneas de división que acabo de dibujar sin miedo a simplificar su trabajo de historiadores. Considero, en todo caso, que la historia transnacional del anarquismo, uno de los caminos más transitados últimamente, presenta un par de problemas sobre los que convendría debatir. Porque descuida los vínculos entre los anarquismos europeos y ha olvidado, en su afán por superar los límites del nacionalismo metodológico, las virtudes de la historia comparada, que permite hacer justamente eso sin perder de vista la importancia del contexto, de los determinantes sociales de la política. También considero que la hegemonía de la historia cultural aleja a los historiadores de algunas de las preguntas que todavía están sin responder y que no pueden encontrar respuesta al margen de la historia social y de la historia política. La principal es la del fracaso del anarquismo en la sociedad rural. ¿Por qué, si los ideólogos habían sostenido que la revolución social vendría del campo? ¿Por qué, si los militantes habían defendido que era necesario movilizar a los campesinos?
Esa es la pregunta que estoy intentando responder actualmente. Y para ello estoy recorriendo el camino de la historia comparada, bien pertrechado con los instrumentos de análisis y de interpretación que ofrece la historia social de la política, una historia política sustentada firmemente por el diálogo con la sociología. Esa forma de abordar la historia la he aprendido de historiadores como Joaquín Romero-Maura, Santos Juliá, José Álvarez Junco, Julián Casanova o Fernando del Rey, todos ellos centrados en la política, en la acción y en su sentido, pero todos ellos preocupados igualmente por las estructuras sociales en que esa acción tenía lugar y ese sentido era expresado. Aunque no todos han estudiado el anarquismo, su sensibilidad hacia la teoría social, su pulcritud metodológica, su profundidad analítica, su agudeza interpretativa y su gusto por el estilo literario convierten a sus libros en textos de obligada lectura.100
2) No resulta nada sencillo establecer líneas de investigación dentro del campo de los estudios sobre el anarquismo. Ante todo, porque la cantidad de historiadores, sociólogos y antropólogos interesados en el tema de forma directa o indirecta es ingente. Lo cual, por cierto, no es contradictorio con el hecho de que el anarquismo haya sido desplazado desde los años noventa como objeto de estudio preferido en favor de otros asuntos, como las mujeres o las naciones. También es muy difícil identificar caminos de renovación por el carácter generalmente desorganizado y disperso de la producción historiográfica sobre el tema: no hay redes, no hay asociaciones, no hay congresos sobre el anarquismo que ayuden a rastrear los propósitos, los métodos y las fuentes que hay detrás del conjunto de las investigaciones sobre el movimiento libertario. Además, la mayor parte de los anarquismos nacionales tienen ya su historia política y social hecha, lo que significa que los estudiosos están en buena medida orientando sus preocupaciones hacia la historia local, de una parte, y la historia cultural, de otra. En ambos casos, el resultado es el mismo: el ensimismamiento de los historiadores y su alejamiento del resto de los colegas.101
A pesar de todo, los historiadores que investigan sobre el anarquismo están luchando por salvar los obstáculos citados en el párrafo anterior. Se forjan grupos de investigación a través de los que se crean redes de trabajo y se fomentan el contacto y el intercambio. Todo lo cual facilita el establecimiento de algunas líneas de investigación que constituyen caminos de renovación metodológica. A mi modo de ver, cuatro son los más prometedores. Tienen que ver con la estructura organizativa del anarquismo, el primero; con su cultura política, el segundo; con la relación entre anarquismo y urbanismo, el tercero; y con la naturaleza transnacional de la militancia libertaria, el cuarto y último. La primera línea de renovación es, en realidad, doble. Están, por un lado, los historiadores que han investigado la lógica de los grupos de afinidad desde una perspectiva, sobre todo, política, aunque no solo, y, por otro lado, los que han profundizado en el funcionamiento del mundo interno del anarcosindicalismo desde un enfoque eminentemente cultural. El segundo camino pasa por abordar el anarquismo como una cultura política, analizando sus prácticas culturales como un modo de formar y consolidar su identidad colectiva. El tercero consiste en poner el acento sobre el espacio, destacando la forma en que el desarrollo de las ciudades y sus consecuencias económicas y sociales explican el éxito del anarquismo entre los obreros de las ciudades. Y el cuarto conduce a estudiar las conexiones transfronterizas que unen a unos anarquismos con otros. De estas líneas de aproximación me interesan especialmente el estudio del anarquismo en función de las dinámicas políticas determinadas por los grupos de afinidad, de un lado, y el análisis del anarquismo como una identidad colectiva, de otro lado. También me resulta atractivo el énfasis en la importancia del espacio a la hora de explicar la acción de los actores.
3) La relación entre la historia y la política tiene que estar siempre basada en la libertad de la primera respecto a la segunda. En otras palabras, la primera nunca debe estar al servicio de la segunda.
Jorell Meléndez-Badillo | Dartmouth College, Estados Unidos. Orcid: https://orcid.org/0000-0003-4874-2102
1) En los últimos años hemos observado la proliferación de estudios históricos e historiográficos sobre el anarquismo en la región caribeña. Luego de la década de 1990, la cual estuvo marcada por el giro transnacional, la historiografía anarquista comenzó a pensarse más allá de los marcos nacionales. Aunque la migración había sido un eje importante para el estudio de los movimientos anarquistas en el hemisferio, el giro transnacional abrió un espacio para pensar las especificidades locales que dieron paso a la creación de anarquismos muy diversos. Estos trabajos, aunque enfocados en lo transnacional, estaban siempre atentos a las condiciones locales. Esto hizo que se dejara de pensar el anarquismo como una idea meramente importada desde Europa.
En el Caribe los trabajos de Amparo Sánchez Cobos, Susana Sueiro Seoane, Kirwin Shaffer, Joan Cassanovas, Frank Fernández y este servidor, entre otres, han intentado pensar las particularidades de esos anarquismos locales y caribeños. La obra de Shaffer ha sido de particular importancia por su sensibilidad transnacional, lo cual queda demostrado en su último libro Anarchists of the Caribbean: Countercultural Politics and Transnational Networks in the Age of US Expansion.102 Su publicación marca un hito en el campo y es un modelo metodológico a seguir. Aun así, queda mucho por explorar en el Caribe insular.
Sabemos infitinitamente poco sobre las experiencias anarquistas fuera de Cuba y, en menor escala, Puerto Rico. Hace más de 50 años, por ejemplo, Carlos Rama argumentaba que existían secciones de la A.I.T. en Martinica y Guadalupe, una nota que tomó de Max Nettlau.103 ¿Quiénes eran sus miembros? ¿Qué pasó con ellos? Luisa Capetillo, Saturnino Dones y José Ferrer y Ferrer pasaron tiempo en República Dominicana, ¿quiénes fueron sus interlocutoras/es? Hay interrogantes que sólo podremos contestar con nuevos marcos interpretativos, teóricos y metodológicos.
2) Hay una serie de temas y campos intelectuales los cuales prometen ofrecer nuevas interpretaciones para el estudio del anarquismo. Entre ellos se encuentran los nuevos enfoques de los estudios sobre la circulación trasnacional de las ideas, no necesariamente de individuos. Estos enfoques pueden ayudarnos a repensar los estudios que han romantizado las migraciones anarquistas. En cambio, sería interesante explorar las formas en que estas migraciones separaban familias, núcleos militantes y, en ocasiones, estaban llenas de desilusiones.
Hay también una conversación que se viene generando sobre los archivos y bibliotecas.104 En este sentido, es importante mencionar la obra titánica que ha liderado el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI), convirtiéndose en referente obligatorio para el estudio del anarquismo latinoamericano, categoría que hace un tiempo sólo ostentaba el Instituto Internacional de Historia Social en Ámsterdam.
Me parece que un diálogo con la producción sobre la teoría de archivos que se está generando en los estudios anglosajones puede ofrecer nuevas avenidas teóricas e interpretativas. Me refiero a los trabajos de Marisa J. Fuentes, Saidiya Hartman, Lorgia García-Peña y Ann Stoler. Éstas se encuentran llevando a cabo una arqueología intelectual sobre los archivos más allá de su materialidad, prestando atención —y siguiendo a las provocaciones de Michel-Rolph Trouillot—105 sobre las maneras en que opera el poder en la producción de narrativas históricas. Por último, nos parece también imperante el seguir profundizando las maneras en que han operado (y operan) la raza, el género y las sexualidades en las experiencias ácratas.
3) En el ciclo de protestas que arroparon el hemisferio desde el 2019 hasta el presente, la presencia anarquista ha sido constante y visible. Se hacía notar en los espacios ocupados en Portland, Oregon durante las protestas de Black Lives Matter (Las vidas negras importan), en la gama de símbolos ácratas que cubrían las paredes en Santiago de Chile y Bogotá, cómo en las tácticas de auto-defensa y organización horizontal que se generaron en los barrios del hemisferio luego de dichos movimientos. En el caso de Puerto Rico, las protestas del verano del 2019 reprodujeron símbolos, formas de intervención y discursos inspirados en las genealogías incompletas del anarquismo puertorriqueño. El sol de la mañana alumbraba las frases ácratas que adornaban las paredes luego de que grupos anarquistas se unieran a un pueblo precarizado que luchaba bajo la luz de luna y se defendían con piedras en contra de un cuerpo policiaco altamente militarizado. Estos eventos me llevaron a editar una antología sobre el pensamiento anarquista puertorriqueño con la Editora Educación Emergente. La antología circulará en formato PDF de manera gratuita y llevará el título de Páginas libres.106 La idea es hacer accesibles textos ácratas de principios de siglo veinte como fuentes de estudio para una nueva generación de anarquistas y radicales que está repensando la posibilidad de otros mundos desde la calle. Con esa antología me interesaba también hacer énfasis en que el anarquismo no es producto de la espontaneidad o un fenómeno reciente pero que viene pensándose, imaginándose y organizándose en Puerto Rico desde hace más de un siglo.
Frank Mintz | Investigador independiente, Francia
1) La edición en francés de obras de Miguel Bakunin por Arthur Lehning y por Fernand Rude, el estudio de Michael Confino de 1966 publicado en 1973 Violence dans la violence: Le débat Bakounine-Necaev, el aporte sobre el mismo pensador de Étienne Lesourd, los estudios en ruso sobre Bakunin y Kropotkin de Natalia Pirumova, el enfoque de José Peirats en La C.N.T. en la Revolución Española y Burnett Bolloten en La Guerra Civil Española: Revolución y contrarrevolución —cuando expone aspectos anarcosindicalistas— me aportaron mucho por su erudición y rigor sin dogmatismo de sus interpretaciones.107 En la actualidad hay una profusión de estudios sobre pensadores y experiencias históricas en distintos idiomas: castellano, francés, inglés, portugués y ruso. La novedad y la honestidad son muy variables, porque el sectarismo de izquierda (de origen marxista) o de derecha permanece a menudo con la ignorancia parcial, del pensamiento de Bakunin y la historia de la Unión Soviética (por ejemplo, los aportes de Kirianov y Danilov).108
2) Desde que la corrupción desintegró a la Unión Soviética, brotó el estudio de documentos antes prohibidos. Valientes fueron los historiadores veteranos y más jóvenes, moldeados por el marxismo leninismo, para volver a los archivos a pesar de la presión fuerte todavía de jerarcas comunistas. Kirianov y Danilov citados anteriormente, y otros, enseñan cómo la fidelidad a la verdad supera, cuando desaparecen las mordazas, el obscurantismo leninista obligatorio.
En este sentido, tres grandes acontecimientos están siendo profundamente revisados.
En primer lugar, el periodo antes y durante la revolución de febrero de 1917. La acción directa espontánea entre 1915 y 1916 demuestra la combatividad de los trabajadores (huelgas) y de las mujeres para mantener a sus hijos y sus ancianos (robo colectivo de pan, azúcar, etc.). En Petrogrado, la misma tendencia explica marzo de 1917. Dada la ausencia de los dirigentes de todos los grupos de la izquierda (asesinados, encarcelados o exiliados), los obreros cada vez más estimulados y sobre todo, los soldados y oficiales que les apoyaron (con algunos militantes) derribaron el zarismo. Yuri Ilich Kirianov da numerosos datos en el libro citado más arriba.
En segundo lugar, las luchas campesinas antileninistas espontáneas para fundar sóviets libres o defenderse contra la represión. Alexandre Skirda, tras la publicación de importantes textos anarquistas rusos, reforzó su libro magistral sobre Makhno109 con elementos presentados por Víctor Danilov y Teodor Shanin.110 Otra obra de estos mismos autores aclara una zona con influencia anarquizante de los socialistas revolucionarios.111
En tercer lugar, la última rebelión militar antileninista de los revolucionarios de Kronstadt. Skirda aprovechó en parte el material inédito del libro Кронштадт 1921. Документы о событиях в Кронштадте весной 1921 г.112
Los anteriores resultan elementos imprescindibles para comparar con otras luchas pasadas y presentes.
3) De un lado, es importante destacar las tareas de preservación y digitalización de la prensa anarquista y anarcosindicalista española (realizada por el Cedall de España) y de la colección completa de La Protesta de Buenos Aires (1897-2015) (realizada por AméricaLee, el portal de revistas del CeDInCI de Argentina). Esta constituye una manera de dar a conocer parte del día a día de la experiencia proletaria y libertaria, a partir de la labor emprendida desde el ámbito universitario. Del otro, debemos reconocer que bastantes académicos especializados en temas anarquistas tenían y tienen un compromiso militante (por ejemplo, Agustín García Calvo, José Luis Gutiérrez Molina, etc.).
Frente a dos eventos recientes con rasgos constructivos y emancipadores como el 15M de 2011 en España y los “Chalecos Amarillos” desde noviembre de 2018 en Francia, tanto los anarquistas como los universitarios quedaron asombrados y con pocas capacidades para aportar materiales de comprensión. Ni siquiera, que yo sepa, han sido capaces de sacar enseñanzas del “que se vayan todos” argentino, de las fábricas ocupadas y de su estrangulamiento. Por tanto, todo está por hacerse para el porvenir.
Javier Paniagua Fuentes |
Universidad Nacional de Educación a
Distancia (UNED), España.
Orcid: https://orcid.org/0000-0002-3420-5800
1) Mis estudios sobre el anarquismo español y mundial culminaron en el libro publicado en 2008, La larga marcha hacia la anarquía. Pensamiento y acción del movimiento libertario, donde intentaba dar una explicación global, partiendo principalmente de lo que había investigado y leído sobre el anarquismo español e internacional. Desde ese año, mis publicaciones se han concretado en el socialismo español, y su variante valenciana, desde 1975, así como en la incidencia del nacionalismo en estos. No obstante, he seguido parte de la bibliografía que ha ido apareciendo sobre el anarquismo en libros y revistas.113
Mi impresión es que no ha habido grandes novedades en el estudio del anarquismo español en los últimos tiempos. Se editaron a finales de los sesenta los autores clásicos como Mijaíl Bakunin, Piotr Kropotkin, Errico Malatesta, Helmut Rüdiger, Luigi Fabbri, Emma Goldman o Rudolf Rocker, entre otros, así como los estudios sobre ellos (Edward Hallett Carr, Sam Dolgoff, Köhler Wolfgang Dressen, Caroline Cahm). En la Universidad de Valencia, Emili Giralt encontró el fondo editorial requisado a la Confederación Nacional del Trabajo española (CNT) después de la Guerra Civil, donde había multitud de libros de autores anarquistas, entre los que se encontraban los de Gaston Leval, con el que me entrevisté en París (también con otros exiliados españoles como Cipriano Mera o Fernando Gómez Peláez). Parece que los estudios sobre el anarquismo se hubieran reducido en el último tercio del siglo XX. Hay nuevas aportaciones que aclaran puntos de las investigaciones realizadas en los años setenta y ochenta, junto a testimonios de antiguos militantes que han escrito sus memorias. Las bases del análisis del movimiento libertario en su conjunto se iniciaron en las Universidades catalanas a mitad de los años sesenta para culminar su publicación a finales de esa década y principios de los setenta. Casimiro Martí, Josep Termes, Josep Benet, Albert Balcells, Miquel Izard, Xavier Cuadrat, Pere Gabriel, Manuel Lladonosa, Mary Nash, Lily Litvak y Eulalia Vega, entre otros, comenzaron a desentrañar la evolución de la I Internacional, la formación de la CNT y su andadura en Cataluña y en España, además de la relaciones entre el anarcosindicalismo y los grupos de afinidad anarquistas, y la edición de obras clásicas elaboradas por los propios militantes como las de Anselmo Lorenzo, Josep Peirats, Diego Abad de Santillán, Manuel Buenacasa y posteriormente la de Juan García Oliver, César M. Lorenzo, Frank Mintz o Max Nettlau, en los que se reivindicaba la acción del anarquismo en el movimiento obrero desde la I Internacional. También el clásico sobre la Primera Internacional de Julius Braunthal, junto al de Eduardo Comín Colomer, que fue policía en el franquismo y tenía una gran documentación sobre el anarquismo.114 Fundamentalmente fueron obras narrativas de los procesos por los que transitó el movimiento libertario. Se recuperó la polémica surgida a finales de los años veinte del siglo XX sobre por qué en una sociedad industrial como Cataluña había predominado el sindicalismo de raíz libertaria y no de un partido político como el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y su organización sindical, la Unión General de Trabajadores (UGT), que tuvo su base en Madrid y en gran parte de España. La tesis de Josep Termes es que el catalanismo como movimiento social influyó de manera determinante en la clase obrera catalana donde nació, desde el siglo XIX y al calor de las nuevas fábricas, el sindicalismo. Esta tesis la desarrolla en su último libro Historia del anarquismo español (1870-1980) en el que afirma que los militantes de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) eran trabajadores emigrantes de otras partes de España, mientras que el sindicalismo de concertación de la CNT (trentismo) pertenecía a la tradición de los obreros catalanes.115 Era la respuesta, tal vez inconsciente, de los obreros que no se sentían representados por organizaciones creadas desde Madrid y que no entendían el hecho nacional catalán. La tesis de Joaquín Maurín hace referencia a la incapacidad del líder del PSOE, Pablo Iglesias, y otros dirigentes socialistas para conectar con los trabajadores industriales catalanes, de tal manera que, al contrario de los centros industriales europeos, el predominio del movimiento obrero estuvo en el anarcosindicalismo y no en el socialismo.116 Intelectuales ingleses como Gerald Brenan, Eric Hobsbawm y Frank Borkhenau dieron interpretaciones generales sobre el anarquismo español.117
2) Clara E. Lida fue una pionera en el estudio del anarquismo español con atención al desarrollado en Andalucía, conectando con la tradición de Díaz del Moral, a las que siguieron investigaciones de Tema Kaplan, Jacques Maurice, Antonio María Calero, Eduardo Sevilla Guzmán, José Luis Gutiérrez Molina o Antonio López Estudillo.118 En caso del terrorismo anarquista el libro pionero fue el de Núñez Florencio.119 En la Universidad Complutense de Madrid los estudios de José Álvarez Junco o Antonio Elorza incidieron, sobre todo, en el pensamiento político y social del anarquismo, habida cuenta de su procedencia de la Facultad de Ciencias Políticas, que enlazan con la contribución reciente de un buen resumen de Dolors Marín.120 Las aportaciones de Julián Casanova o Ángeles Barrio han supuesto un gran paso en la interpretación y documentación sobre el anarquismo en la II República y en la Guerra Civil, al igual que la obras sobre el anarquismo y la CNT de Julián Vadillo o Susana Tavera.121 En relación con el anarquismo en Sudamérica he leído las obras de Gonzalo Zaragoza y Amparo Sánchez Cobos.122
En mi trabajo sobre La Larga Marcha hacia la Anarquía… intenté relacionar la filosofía de Kant, anti hegeliana y marxista del siglo XIX (Schopenhauer, Dilthey, Kierkegaard, Stirner o Nietzsche), con la influencia que estos ejercieron sobre el pensamiento anarquista.123 Sin embargo, este trabajo es algo que no he culminado y algún día me gustaría retomarlo. Otras obras generales destacadas son las de James Joll, George Woodcok, Joel Horowitz, Pierre Ansart, Pierre Besnard, Paul Avrich, o Jean Maitron.
3) Cuestiones como estas las abordé en el último capítulo de La Larga Marcha hacia la Anarquía…, especialmente en los apartados “El mayo del 68: el intento de renovación de los principios libertarios” o “La perspectiva de mayo del 68”. También se hace referencia en la conclusión.124 Todo ello está esbozado, no ampliado, ni matizado convenientemente. En efecto, algunos de las reivindicaciones de los movimientos sociales actuales enlazan de alguna manera con la tradición libertaria: feminismo, ecologismo, libertad y socialismo y, en los últimos tiempos, la vuelta de los habitantes de las grandes ciudades a zonas rurales, tal como pregonaba Federico Urales.
Angela Roberti | Universidade do Estado do Rio de Janeiro (UERJ), Brasil.Orcid: https://orcid.org/0000-0002-5006-688X
1) Me parece que desde los años 1980-1990 los estudios sobre el anarquismo no han dejado de crecer, siendo bastante fructíferos. Si en las últimas décadas del siglo XX hubo, por un lado, mayor preponderancia de los trabajos más clásicos, concentrados en la presencia del anarquismo en el movimiento obrero y revolucionario, priorizando las cuestiones teóricas de la doctrina, sus directrices básicas, los disensos internos y su práctica en la prensa como hilo conductor y organizador de la propia militancia, por otro lado, surgían ya estudios pioneros sobre la educación y la cultura libertaria así como también sobre el que podemos llamar un recorte de género. A principios del siglo XXI, a estas tendencias se unieron otras, más fuertemente abocadas a la experiencia femenina del anarquismo, al papel de la cultura en las dinámicas sociales vividas por los activistas y a la constitución de redes transnacionales que dieron vida a la militancia, a sus ideas y prácticas más allá de las fronteras locales, regionales y nacionales.
En rigor, son varias las obras que sirven de referencia a una investigadora que, desde los años 90’, se ha dedicado a investigar la historia del anarquismo. Como mi interés inicial era el recorte de género, hay dos obras que merecen ser destacadas, a saber: Outra face do feminismo: Maria Lacerda de Moura de Miriam Moreira Leite y Do cabaret ao lar: A utopia da cidade disciplinar, Brasil, 1890-1930 de Margareth Rago.125 En el ámbito de la cultura en el movimiento anarquista, otra área de mi interés, puedo señalar los siguientes libros: Musa libertaria: Arte, literatura y vida cultural del anarquismo español (1880-1913) de Lily Litvak y A resistência anarquista: Uma questão de identidade (1927-1937) de Raquel de Azevedo; Nem pátria, nem patrão! Memória operária, cultura e literatura no Brasil de Francisco Foot Hardman y Literatura y anarquismo en Argentina, 1879-1919 de Pablo Ansolabehere.126 Por último, destaco los tres volúmenes de la colección sobre la historia del movimiento anarquista en Brasil: História do anarquismo no Brasil.127
2) A grandes rasgos, identifico tres líneas de renovación metodológica en este siglo, que de hecho son tributarias de los movimientos de renovación historiográfica y metodológica iniciados en el último cuarto del siglo XX. En el ámbito de la historia política renovada, que emergió en los años 80’, se observó el “retorno” o gran interés por la biografía, esta vez aprovechando las nuevas orientaciones y tendencias, insertando al individuo y su obra en un determinado proceso histórico. Los estudios e investigaciones se dirigieron, entonces, a la centralidad de un individuo en su trayectoria política e intelectual, sus orígenes, el desarrollo de sus ideas, su relación con la realidad social de su tiempo, dialogando con las circunstancias y conflictos de su propia contemporaneidad. En cierto modo, esta perspectiva de análisis inspiró a algunos investigadores del ámbito libertario, proporcionándonos obras emblemáticas, todas ellas referencias para mi trabajo: Entre a história e a liberdade: Luce Fabbri e o anarquismo contemporâneo de Margareth Rago; Oreste Ristori: Uma aventura anarquista de Carlo Romani; Minha Pátria é o Mundo Inteiro: Neno Vasco, o anarquismo e o sindicalismo revolucionário em dois mundos de Alexandre Samis.128
Del mismo modo, esta renovación de la historia se ha abierto a temas y grupos sociales antes excluidos de su campo de interés, lo que ha permitido avanzar hacia los estudios de la mujer e incluso de género, muchos de ellos basados en metodologías feministas. En esta vía, encontramos estudios del anarquismo desde perspectivas innovadoras, que vienen permitiendo el análisis de experiencias pasadas poco valoradas, incluyendo la experiencia femenina del anarquismo y el recorte de género. Y, en este caso, algunas obras se han convertido en referencias para mi trabajo: Anarquismo, educación y costumbres en la Argentina de principios de siglo de Dora Barrancos; Anarquismo e feminismo no Brasil de Margareth Rago; Maria Lacerda de Moura: Uma feminista utópica de Miriam Moreira Leite; Amor y anarquismo: Experiencias pioneras que pensaron y ejercieron la libertad sexual de Laura Fernández Cordero; Mulheres Livres: A luta pela emancipação feminina e a Guerra Civil Espanhola de Martha Ackelsberg.129
Por último, destaco como línea de renovación metodológica el enfoque transnacional, dedicado a explorar las conexiones transnacionales dentro del movimiento anarquista. Con mayor o menor intensidad, diversos trabajos se han dedicado a pensar en las dimensiones interconectadas de la militancia anarquista, a partir de contextos de imbricación, movilidad y circulación de ideas y militantes, entre otros. Entre las obras que considero importantes, señalo: New perspectives on anarchism, labour and syndicalism: The individual, the national and the transnational de Constance Bantman y David Berry; Anarchism and Syndicalism in the Colonial and Postcolonial World, 1870-1940 de Steven Hirsch y Lucien van der Walt; Ação Direta: Transnacionalismo, visibilidade e latência na formação do movimento anarquista em São Paulo (1892-1908) de Clayton Peron Franco de Godoy; Making Sense of Anarchism: Errico Malatesta’s Experiments with Revolution, 1889-1900 de Davide Turcato; In Defiance of Boundaries: Anarchism in Latin American History de Geoffroy de Laforcade y Kirwin Shaffer.130
3) El avance del conservadurismo político y moral; el crecimiento e incluso la llegada al poder de grupos vinculados a la derecha y a la extrema derecha en todo el mundo, como en Brasil; la expansión de las desigualdades sociales y económicas, con el modelo neoliberal de concentración de la riqueza que empeora las condiciones de vida de la gran mayoría de la población brasileña y mundial; el aumento del número de casos de feminicidio, racismo y homofobia, entre otros, ha suscitado muchas preguntas, debates, movilizaciones y acciones. Del mismo modo, la crisis de representación en las democracias occidentales expone cada vez más los límites y las contradicciones del sistema actual, abriéndose a la fuerza social colectiva que cuestiona la formación tradicional de los partidos. Asimismo, la necesidad de defender el medio ambiente, los pueblos originarios y las comunidades quilombolas se presenta como una cuestión ineludible. Ante estas razones más que evidentes, es inevitable pensar en otras sociedades e incluso proyectar el anarquismo, una experiencia histórica de lucha y resistencia que se dirige a destruir el poder del Estado y los micropoderes, tanto como a transformar la vida económica, las relaciones sociales opresivas, autoritarias, jerárquicas y desiguales, las normas de género, los códigos que circunscriben la sexualidad. Un movimiento político, social, cultural, ideológico, basado en una ética libertaria identificada con formas más libres e igualitarias de existencia. Motivados por estas demandas, se destacan dos obras: O anarquismo no século XXI e outros ensaios de David Graeber y Anarquistas de ultramar: Anarquismo, indigenismo y descolonización de Carlos Taibo.131 En ambos vemos la convicción de que el anarquismo no es una fuerza política aprisionada en el pasado, sino un movimiento vivo en permanente reinvención.
Amparo Sánchez Cobos | Universidad Jaume I, España. Orcid: https://orcid.org/0000-0001-8120-4459
1) Quizás sea uno de los campos que más renovación ha vivido en los últimos años fruto de las nuevas aproximaciones historiográficas y sobre todo de la ampliación del arco cronológico de análisis a lo largo de todo el siglo XX, así como del marco espacial al incorporar espacios hasta ahora sin explorar de África y Asia.132
En mi caso, por lo que a la historia de Cuba y de los lazos con España se refiere, sería complicado hablar de unas obras concretas. Son muchos los autores que han enriquecido mi comprensión y conocimiento del anarquismo con sus diferentes trabajos y, sobre todo, que me han servido para entender el anarquismo cubano. Aunque sea injusto dejar a muchos afuera, para empezar, podría referir aquellas obras que podríamos calificar de “clásicas”, pero que resultan básicas para entender el anarquismo español, en especial las que nos dejaron autores como José Álvarez Junco, Clara E. Lida o Javier Paniagua sobre los inicios del anarquismo en la Península y su experiencia revolucionaria durante la guerra civil, trabajos pioneros enfocados en la historia política y social del anarquismo español que sentaron las bases sobre las que hemos trabajado muchos después.133 Algo similar podríamos decir del anarquismo en América, donde destacamos, dejando afuera igualmente a muchos autores lamentablemente, los estudios de José Moya y Juan Suriano,134 entre los “clásicos”, y de Davide Turcato, Susana Sueiro o Steven Hirsch, entre muchos de los que actualmente están revisitando, de una forma muy acertada a mi entender, la historia del anarquismo.135
A caballo entre los dos grupos, creo que las investigaciones de Marcel Van der Linden deben ser reconocidas como un punto de inflexión en toda esta evolución, en especial, su libro Transnational Labor History: Explorations.136
Mención aparte merecen Joan Casanovas y Kirwin Shaffer, porque sus textos y novedosas aproximaciones sobre el anarquismo en Cuba resultan imprescindibles para entender el desarrollo del movimiento obrero en la mayor de las Antillas tanto en época colonial, caso del primero, como tras la independencia, periodo que ocupa al segundo.137
2) Sin duda, la incorporación de la perspectiva transnacional ha abierto nuevas sendas de análisis y sobre todo ha permitido revisar aquellas premisas sobre las que se construyó la historia del anarquismo en las décadas finales del siglo XX, en especial, aquella que constreñía la reflexión al siglo XIX e inicios del XX dando por finalizada su andadura en el contexto de la primera guerra mundial, a excepción del caso español, claro; y también la que establecía sus relaciones en una sola dirección, es decir, que resaltaba la influencia del anarquismo europeo en el movimiento obrero americano únicamente.
Aunque, puede que lo más interesante del caso sea que esta nueva perspectiva no supone el abandono de todo lo anterior, todo lo contrario, funciona como un complemento perfecto al enfoque político y socio-cultural más tradicional, ampliando la visión que tenemos del anarquismo y ayudando a comprenderlo en una dimensión más holística.
En mi caso concreto, sin duda esta perspectiva me ha permitido revisar mis propios textos iniciales y ampliar mi análisis con nuevos e interesantes aportes siguiendo a esos autores que he señalado con anterioridad.
3) El anarquismo es un movimiento que sigue estando vigente en la actualidad sobre todo porque, en épocas de crisis, resurge en manifestaciones espontáneas de algunos grupos de la sociedad que retoman sus postulados para reivindicar una mejora en las condiciones de vida y para luchar contra la desigualdad que divide a las sociedades y que separa a los grupos sociales, la mayor parte de las veces por cuestiones económicas. Creo que un buen estudio para ver reflejado este proceso es el de Tomás Ibáñez, Anarquismo es movimiento: Anarquismo, neoanarquismo y postanarquismo, publicado por Virus Editorial, en Barcelona el año 2014138.
Kirwin Shaffer |
Berks College, The Pennsylvania State University,
Estados Unidos.
Orcid: https://orcid.org/0000-0002-1177-420X
1) El interés en el estudio del anarquismo no ceja en su constante aumento. El más reciente, además, ha ampliado la gama de metodologías y problemas examinados. En cuanto a las metodologías, apreciamos, por supuesto, el “giro transnacional”, que revolucionó la forma en la que exploramos el anarquismo, alejada desde entonces de un enfoque nación-Estado. Esto ha conducido a nuevas formas de estudiar la geografía histórica, que involucran a la emigración, inmigración y migración circular de personas, dinero, cultura y noticias; a las formas de reclutamiento; a las interacciones, en los escenarios locales, entre diferentes comunidades de migrantes y entre los anarquistas migrantes y los nativos o al aumento de la vigilancia transnacional y la represión de los anarquistas, entre muchas cuestiones. Un aprendizaje importante de estos estudios ha consistido en comprobar cómo la práctica del transnacionalismo anarquista no sólo creó las condiciones para la conectividad, sino también para la disrupción, la fractura y, en fin, la complejidad. Pensemos, de nuevo, en los conflictos sectarios, étnicos o nacionales que surgieron al calor del contacto migratorio en aquellos centros anarquistas consolidados o en lugares donde el anarquismo surgió, precisamente, del contacto entre esas diferentes facetas de la migración.
También hemos dado la bienvenida a un enfoque, sino del todo nuevo, al menos sí renovado, enraizado en el análisis del género, la raza y la etnia. Particularmente interesante es aquel que se basa en la cuestión de la etnicidad, aplicable a los pueblos indígenas pasados y presentes.
En cuanto a las obras y los autores de referencia, destaco la colección de artículos reunida por Steven Hirsch y Lucien van der Walt en 2010, así como las investigaciones publicadas por Constance Bantman.139 Clara E. Lida y Pablo Yankelevich, por su parte, editaron una interesante colección sobre cultura libertaria en España y América Latina.140 Con respecto a América Latina, destacan también los trabajos recopilados por Geoffroy de Laforcade y Kirwin Shaffer, así como los estudios de María Miguelañez y Amparo Sánchez Cobos.141 Sobresalen estudios con base geográfica en los Estados Unidos, como los de Kenyon Zimmer, Tom Goyens (editor) y Montse Feu y Christopher Castañeda (compiladores).142 Existe una nueva ola de trabajos, principalmente encarados por jóvenes eruditos, aunque no exclusivamente, centrados en el estado-nación en varios países de América Latina, que estoy empezando a explorar. Mi interés se expande, cada vez más, hacia otras dimensiones anarquistas transnacionales en Europa y Asia.
2) Los últimos veinte años han conocido un admirable aumento de los estudios que profundizan las dimensiones transnacionales de los anarquistas a principios del siglo XX. La cultura ha sido un elemento central de esta historiografía, destacando el estudio de Richard Sonn sobre Francia, el de Allan Antliff sobre el arte anarquista o la última publicación de Constance Bantman sobre Jean Grave y la cultura y el arte en el anarquismo francés.143 En América Latina, sobresalen los trabajos de Juan Suriano, focalizado sobre la Argentina; la colección editada por Clara E. Lida y Pablo Yankelevich, a caballo entre el continente americano y la España peninsular y mi trabajo para el caso caribeño.144 Steven Hirsch y Geoffroy de Laforcade acaban de coordinar un atrayente dossier en la revista Anarchist Studies centrado en el estudio de la etnia y de la raza, reflejando un creciente interés en la forma en la que los anarquistas incorporaron estos conceptos, especialmente en sociedades con grandes poblaciones negras e indígenas, en lugares como los Estados Unidos y América Latina.145 Por supuesto, el análisis de género ha llegado a nuestros estudios hace un tiempo; sin embargo, en las últimas décadas se han realizado análisis importantes en Argentina, Estados Unidos, el Caribe y México, incluyendo el reciente y próximo trabajo de Sonia Hernández sobre las mujeres anarquistas y el transnacionalismo fronterizo entre los Estados Unidos y México.146
3) Me impresiona que la mayoría de los nuevos movimientos políticos no conozcan la historia del anarquismo. El anarquismo cuajó en la última década del siglo XIX y en la primera del siglo XX en paralelo a la primera gran ola de globalización capitalista. Las lecciones de aquella época son relevantes para los actuales movimientos que tratan de contrarrestar la globalización capitalista neoliberal. Las corrientes modernas, sin embargo, han incorporado una estrategia que sus congéneres en el pasado no utilizaban: buscan aliados en grupos no anarquistas superando la rigidez sectaria. En el pasado, los anarquistas interactuaban con marxistas, librepensadores, espiritistas sólo cuando tenían un enemigo u objetivo común. Los anarquistas de hoy son mejores en la gestación de alianzas. El problema, sin embargo, sigue siendo que el anarquismo funciona como chivo expiatorio. Con frecuencia, los críticos de los movimientos sociales de base amplia lanzan calumnias sobre la fracción libertaria de estos como estrategia para desprestigiarlos. Abordar los vínculos entre los estudios académicos sobre anarquismo, los nuevos movimientos políticos y sus agendas de lucha, constituye una excelente agenda de investigación y de escritura.
Rafael Viana da Silva | Instituto de Teoría e Historia Anarquista (ITHA), Brasil. Orcid: https://orcid.org/0000-0001-6212-5085
1) Evalúo que se ha estado desarrollando intensamente, sobre todo desde hace dos o tres décadas. Se nota una fuerte influencia de la Historia Social y la Historia Política, así como de la Historia Cultural Francesa. Más recientemente, el campo de los estudios anarquistas ha sufrido importantes inflexiones procedentes de la Historia Transnacional, Global y Comparada, así como de investigaciones monográficas. También es evidente la permanencia, quizás un poco menos influyente hoy en día, de los estudios foucaultianos. En este campo más reciente de los estudios internacionales subrayo la mayor circulación de fuentes (y su digitalización) e investigación, así como el diálogo entre investigadores, en particular, los latinoamericanos, que creo (de manera optimista), que influirá de manera decisiva en la producción internacional.
Me parece que aún quedan problemas metodológicos y conceptuales, principalmente en torno a la definición del objeto en sí: el anarquismo. Todavía persisten definiciones etimológicas, panfletarias o ahistóricas, muchas de ellas, en general, sustentadas en una Historia de las Ideas Políticas muy tradicional. Me refiero específicamente al uso generalizado y acrítico de George Woodcock.147 En este grupo también se destaca negativamente una cierta obsesión por crear nuevas “corrientes” anarquistas (multiplicadas a gusto del investigador), sin un criterio claro sobre lo que definiría una corriente en el tiempo y, en general, a partir de unos pocos teóricos anarquistas (habitualmente desde el Atlántico Norte) y visto por una Historia desde arriba. Resalto también la influencia de una historiografía italiana, importada acrítica y descuidadamente a Brasil, que separó artificialmente la estrategia del sindicalismo revolucionario de la del anarquismo, hasta el punto que llegamos a pensar que hay una “contradicción” esencial entre una cosa y otra, lo cual está vinculado a esta manera de concebir el concepto de la que hablé antes.148 En relación a este debate conceptual, la obra Bandeira Negra: Rediscutindo o anarquismo de Felipe Corrêa y los innumerables artículos de Lucien van der Walt resultan ineludibles.149
Creo que comprender las obras clásicas de análisis de la realidad producidas por los propios anarquistas a lo largo de su historia es relevante para la propia teoría de la historia. En este sentido, destaco trabajos como A Grande Revolução de Piotr Kropotkin, los dos volúmenes de Nacionalismo y Cultura de Rudolf Rocker y la obra completa de Mijaíl Bakunin.150 Como mención de honor, aunque sobre otro tema de análisis, debo mencionar la gran producción de Abraham Guillén.
Es necesario profundizar el estudio de las organizaciones políticas anarquistas a lo largo de la historia. En este sentido, son fundamentales los cuatro volúmenes de la Historia de la Federación Anarquista Uruguaya elaborada por el anarquista Juan Carlos Mechoso.151 Y en Brasil, destaco el trabajo pionero del anarquista Edgar Rodrigues quien abrió las primeras sendas de investigación sobre estos temas.
También es muy importante analizar las prácticas políticas anarquistas a lo largo de la historia y dimensionarlas adecuadamente. Los episodios de masas y los revolucionarios protagonizados o influenciados por el anarquismo deberían recibir más atención, como la Revolución Mexicana, la Revolución Ucraniana, la Revolución en Manchuria, la Revolución Española (esta sí más estudiada). El sindicalismo de intención revolucionaria, que en el entendimiento del Instituto de Teoría e Historia Anarquista (ITHA) incluye el sindicalismo revolucionario y el anarcosindicalismo, ciertamente movilizó a millones de personas, pero todavía de forma desproporcionada, los estudios sobre estas experiencias tienen múltiples territorios por explorar, así como la presencia libertaria en algunos países, en otro momento poco estudiados, comienza a ser comprendida.
También hay que tener en cuenta que la periodización aún debe ampliarse más allá de las primeras décadas del siglo XX. Estas fronteras y limitaciones (territoriales, de periodización, teóricas o metodológicas) afortunadamente se están considerando cada vez más. En estos últimos puntos, destaco la producción realizada por Geoffroy de Laforcade, Emilio Crisi, Dimitris Troaditis, Ivanna Margarucci, Samanta Colhado Mendes, Bruno Lima Rocha, Steven Hirsch y Benedict Anderson. Mi propio aporte en este sentido tiene que ver con el estudio del anarquismo en las dictaduras militares de Argentina, Brasil y Uruguay y el análisis del anarquismo durante los años 40 y 50 en Brasil, respectivamente con una tesis de doctorado y maestría. Junto con el investigador Kauan Willian dos Santos, organicé una colección sobre la historia del anarquismo en Brasil, que cubre todo el siglo XX y propone, con otros investigadores, nuevas perspectivas para el análisis de esta ideología y movimiento.152
2) Además de los aportes que he mencionado en la respuesta anterior y que creo que responden a esta segunda pregunta, hay una revisión positiva de conceptos que se manejaban dentro de estrictas fronteras nacionales o metodologías restringidas de comprensión (con el uso de conceptos erróneos del anarquismo). Destaco las contribuciones que se han hecho desde la renovación metodológica y que implican temas como la relación entre género, sexualidad, raza y clase en el anarquismo, la cuestión rural, el debate sobre la violencia y la lucha armada, la organización política anarquista, el poder y la dominación, la ecología y el medio ambiente, el sindicalismo y el anarcosindicalismo, la teoría y la ideología, el antifascismo y la acción directa, así como la educación y la cultura en el proyecto libertario.
Mis referencias en general —las específicas fueron incorporadas en la otra pregunta— son la Historia Social, la nueva Historia Política, la Historia del Mundo del Trabajo, la Historia Comparada/Transnacional, la Historia Global del Trabajo, las Ciencias Políticas, la Sociología y algunos aportes de la Antropología Social.
3) Creo que la relación entre la teoría e ideología, entre el análisis de la realidad y las prácticas que pretenden transformarla, son inevitables. En el caso de la Historia, disciplina a la que pertenezco, el análisis de las experiencias anarquistas en el pasado contribuye indirectamente a la reflexión del presente y ayuda a los movimientos y organizaciones a reflexionar sobre sus propios desafíos. Pero las investigaciones no deben imponerle al objeto de estudio formas exógenas o determinaciones panfletarias. El tiempo de investigación es diferente al de la militancia. Sin embargo, en el caso de las agendas de lucha, me molesta cierta prisa en la utilización de conceptos de los que se desconoce su origen, su trasfondo “filosófico” o sus implicaciones prácticas, siendo incorporados a la vida cotidiana por el mimetismo de redes, las cuales no son democráticas. La reflexión conceptual consciente requiere tiempo y debate colectivo, mucho más que utilizar un concepto de “moda”. En este sentido, valoro la intensa producción teórica y militante anarquista plataformista y especifista que en los últimos veinte años ha ganado gran protagonismo dentro del anarquismo.
Daniel Vidal | Universidad de la República (UdelaR), Uruguay
1) Las referencias más importantes son René Lourau, Uri Eisenzweig, Laura Fernández Cordero y Juan Suriano.153 Al momento de elaborar mis textos, integro la bibliografía principal con artículos académicos y ensayos breves de escritorxs de distintos países, especialmente del campo anarquista y marxista contemporáneos.
Estudio el campo cultural y literario anarquista, con énfasis en Uruguay entre fines del siglo XIX y principios del XX; recientemente, sobre la literatura anarquista del siglo XXI.
En estos abordajes priorizo las escrituras teóricas y críticas anti-dogmáticas que aportan miradas novedosas sobre comportamientos sociales y políticos. Recurro a un repertorio de artículos difundidos en la web y en revistas para elaborar la plataforma de estudio de cualquier tema específico. A modo de ejemplo, escribí un artículo sobre futurismo y anarquismo pertrechado de artículos y libros sobre vanguardias, futurismo, literatura y cultura anarquista, procurando enlazar esa bibliografía con los casos literarios del anarquismo montevideano que dispararon mi indagatoria. Así, tanto las obras clásicas como las recientes fueron mencionadas a manera de referencia secundaria y siempre y cuando involucraran el tema en cuestión.
En este momento estoy escribiendo un artículo sobre feminismo y el primer anarquismo en el Uruguay. Para ello considero imprescindibles referencias bibliográficas clásicas y contemporáneas sobre feminismo y anarquismo. De todas maneras, se trata de encontrar el diálogo entre esta teoría indispensable con los insumos que despertaron mi interés -un poema de Acracia Fernández, un artículo de Amalia Calderini- y no la mera invocación de obras a manera de exposición de un supuesto saber erudito o enciclopédico.
2) En la obra de Marcelino Viera, el cruce entre filosofía, historia, cultura, anarquismo y psicoanálisis es innovador y disloca los métodos e investigaciones que conozco en el campo de los anarquismos.154 En Modernidad sublimada, los insumos informativos o literarios epocales —un poema, un acto de expropiación anarquista, la obra de Florencio Sánchez o de Roberto Arlt— son incorporados a discusiones conceptuales y teóricas sobre el individuo y la sociedad durante la modernidad. Viera se respalda en el pensamiento de Jacques Lacan y Sigmund Freud, de clásicos del anarquismo y de colegas norteamericanos sobre la cultura para exponer una mirada nueva sobre la racionalidad y el anarquismo durante la modernidad.
En general, resalto escrituras ensayísticas que renuevan la libertad de exposición y de pensamiento, lejos de los esquemas de gran parte de los artículos de las revistas arbitrarias. Destaco los textos que exponen contradicciones, puntos de vista disímiles, hipótesis controversiales y no la linealidad conceptual ni el recorte de informaciones o ideas que se ajustan al planteo inicial de la autora o del autor. También las metodologías que combinan las fuentes documentales —publicaciones periódicas, papelería personal, libros y folletos— con estudios de campo, testimonios, tradiciones orales, alusiones a comportamientos o manifestaciones no registrados por la documentación escrita o visual.155
Entre las escrituras tradicionales me cautiva la prosa de Rafael Barrett; entre las que apuestan a la libertad retórica me seduce Monique Wittig y Hakim Bey.156
Desde estos criterios, no premisas, pueden modelarse métodos deductivos o inductivos, descriptivos o histórico-documentales.
Asumo que mis investigaciones involucran mi cultura, mi experiencia y mi pensamiento sobre los seres humanos, sus relaciones y los procesos históricos, sin exaltación, pero con la necesaria implicación devenida de saberme identificado con el objeto de estudio. Esta implicación se desmarca de la complicidad del panfleto o del panegírico para involucrar subjetividades y acontecimientos, interpretaciones y debates.
3) Entre los actuales estudios académicos sobre anarquismo separo aquellos que reflexionan sobre las prácticas anarquistas de aquellos que ensamblan práctica y teórica anarquista. Entre los primeros leo crítica y teoría de colegas de distintos países sobre anarcofeminismo, anarquismo y movimiento obrero, cultura, etc., artículos de revistas, actas de congresos, ediciones de tesis de posgrado. Tengo por referencia tradicional —en escritura panegírica— La Patagonia Rebelde y Los anarquistas expropiadores y otros ensayos de Osvaldo Bayer, o Anarquistas, un siglo de movimiento libertario en España de Dolors Marin.157
Me interesa detenerme en el segundo grupo de textos, aquellos escritos por profesores universitarios, de enseñanza media, autodidactas, activistas que escriben desde sus experiencias anarquistas. Nombro como ejemplos las revistas Kalinov Most, Rebeldía, Erosión (región chilena) y, en relación a trabajos teóricos más extensos, los libros surgidos de los centros sociales La Solidaria y Centro Social Cordón Norte, de Montevideo, junto con su periódico Anarquía.158 Como mirada histórica y testimonial del anarquismo contemporáneo uruguayo destaco Los sediciosos despertares de la anarquía de Daniel Barret (Rafael Spósito), y, más abarcativa, la obra de Carlos Mechoso.159 Cada tanto regreso a las páginas de Historia de un hombre libre: Luigi Fabbri de Luce Fabbri. Me cautiva por dinámico y audaz Cabezas de tormenta de Christian Ferrer. También arriesgado pero ya tradicional es para mí El corto verano de la anarquía de Hans Magnus Enzensberger. Encuentro un testimonio reflexivo en La anarquía desbordando la teoría de Alfredo M. Bonanno.160
Estos y otros textos me seducen, sacuden y enseñan. Pero no creo que consagren más que una referencia literaria integradora. Resulta estéril pensar los anarquismos actuales y sus agendas de lucha si no se practica el anarquismo y se protagoniza sus acciones.
Kenyon Zimmer | University of Texas, Estados Unidos
1) El campo de los estudios anarquistas, la historiografía en particular, está experimentando un período de crecimiento emocionante y sin precedentes. Esto incluye nuevos estudios publicados en inglés, español, italiano, francés y ruso, así como un pequeño pero creciente conjunto de trabajos centrados en el anarquismo en el “Sur global”. Sin embargo, lamentablemente, sólo una parte de estos escritos se ha traducido a varios idiomas.
Mi propio trabajo está en deuda con la investigación fundacional de Paul Avrich. Su libro Anarchist Voices: An Oral History of Anarchism in America, sigue siendo una referencia indispensable para mí.161 Mi aproximación a la historia del anarquismo y de los anarquistas está fuertemente influenciada por los trabajos, que discutiré más adelante, de Davide Turcato, Kirwin R. Shaffer y Constance Bantman. Mi interés por recuperar y preservar la memoria de los militantes de base y en los márgenes está también conectado con la función de rescate que, desde hace décadas, se propone la Biblioteca Kate Sharpley (https://www.katesharpleylibrary.net/), así como con proyectos tan trascendentales como el Dizionario biografico degli anarchici italiani, con su nueva encarnación en línea (https://www.bfscollezionidigitali.org/collezioni/6-dizionario-biografico-online-degli-anarchici-taliani/), y con su equivalente francés auspiciado en su momento por Jean Maitron (https://maitron.fr/).162
2) El mayor acceso a las fuentes primarias más relevantes para el estudio del anarquismo ha desempeñado un papel importante en el actual auge del campo historiográfico, en particular la apertura (si bien parcial) de los archivos rusos. Asimismo, se ha ampliado el corpus de documentos digitalizados, incluidas las publicaciones periódicas anarquistas, muchas de ellas disponibles en línea. Metodológicamente, los enfoques transnacionales, globales y decoloniales son responsables en buena medida del actual renacimiento de la historiografía anarquista.
En el año 2005, el libro de Benedict Anderson, Under Three Flags: Anarchism and the Anti-colonial Imagination, y, dos años después, el artículo de Davide Turcato, “Italian Anarchism as a Transnational Movement, 1885-1915”, publicado en la International Review of Social History, revolucionaron este desarrollo. Mi propio libro, Immigrants against the State: Yiddish and Italian Anarchism in America, estuvo fuertemente influenciado por esta tendencia.163 Dos publicaciones recientes, Anarchists of the Caribbean de Kirwin R. Shaffer, y Jean Grave and the Networks of French Anarchism, 1854-1939 de Constance Bantman, son magníficos ejemplos y máximos exponentes de la historia transnacional y el análisis de redes.164
Estudios detallados de comunidades libertarias, como Anarchism and the City: Revolution and Counter-Revolution in Barcelona, 1898-1937 de Chris Ealham; Beer and Revolution: The German Anarchist Movement in New York City, 1880-1914 de Tom Goyens, también marcan una importante corriente en curso dentro de la investigación sobre la historia anarquista, que ha dado forma a mi propio enfoque para fundamentar una historia transnacional conectada con los estudios de casos específicos y locales.165 The World in a City: Multiethnic Radicalism in Early Twentieth-Century Los Angeles de David M. Struthers, es un ejemplo particularmente bien ejecutado de una historia urbana del anarquismo que, si bien es transnacional, se aleja de la costumbre de centrarse en un único grupo étnico o lingüístico.166
Otro desarrollo importante, aunque mi propio trabajo está menos directamente comprometido con él, está enfocado en un “anarquismo a pequeña escala” o “anarquismo de otra manera”, es decir, ejemplos de prácticas e ideas anarquistas encontradas entre grupos y culturas fuera de la “tradición anarquista” y que no utilizaron esa etiqueta. El libro de Maia Ramnath, Decolonizing Anarchism, ayudó a dar forma a este campo de investigación, que ha influido en un número creciente de obras teóricas e históricas sobre las corrientes anarquistas dentro de la historia afroamericana, como Wayward Lives, Beautiful Experiments de Saidiya Hartman167.
3) Mi propia generación de académicos estuvo profundamente influenciada por la participación en, o la permeabilidad hacia, el movimiento “antiglobalización” o “alterglobalización” de la última década del siglo XX y primera del siglo XXI. Incluso, transcurrido el tiempo, están apareciendo trabajos de investigadores influenciados por movimientos Occupy Wall Street y Black Lives Matter. Gran parte de la primera cohorte (incluido yo mismo) se ha centrado en la globalización, el transnacionalismo, las redes de militancia, el nacionalismo y el anti-nacionalismo, y el horizontalismo. Por el contrario, muchos de los trabajos de los académicos más jóvenes se centran en la raza y la interseccionalidad, el colonialismo y la decolonialidad, y el indigenismo. Estos temas están claramente relacionados con los nuevos movimientos sociales centrados en la justicia racial y los derechos indígenas, entre otras cuestiones. Tengo muchas expectativas en que, en los próximos años, se produzca una reconciliación y una síntesis de estas dos amplias tendencias.
La presente encuesta busca reflexionar en torno a la actualidad de los estudios anarquistas. Las respuestas a tres preguntas enviadas a 26 investigadores e investigadoras del anarquismo de nueve países de América Latina, Estados Unidos y Europa durante el primer semestre de 2021 aportan en la construcción de un mapa sobre el dinámico campo de estudios del anarquismo tanto a nivel internacional como local. Las reflexiones de los encuestados y las encuestadas remiten a diferentes temas relacionados con la historia, la historiografía, la metodología, los acervos documentales y las renovaciones producidas en las últimas décadas, así como también acerca del vínculo existente entre producción académica y movilización política. De este modo, la encuesta aporta lecturas y opiniones diversas en cuya heterogeneidad es posible encontrar un balance ajustado sobre las investigaciones anarquistas en plural, pasadas, presentes y futuras.
Palabras clave: Estudios anarquistas; Historia; Historiografía; Metodología; Acervos documentales; Nuevos movimientos políticos.
Survey on the present state of anarchist studies
Abstract
This survey aims to reflect on the current state of anarchist studies. Responses to three questions sent to 26 researchers on anarchism from nine countries in Latin America, the United States and Europe during the first semester of 2021 contribute to the map construction on the dynamic field of anarchist studies both internationally and locally. The participant’s reflections refer to different topics related to history, historiography, methodology, documentary collections, and the renovations produced in the last decades, also mentioning the relationship between academic production and political mobilization. In this way, the survey provides diverse readings and opinions in whose heterogeneity it is possible to find an adjusted balance on plural anarchist research, past, present and future.
Keywords: Anarchist studies; History; Historiography; Methodology; Documentary collections; New political movements.
* Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI)/Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). https://orcid.org/0000-0003-2138-6793
** Universidad Carlos III, Madrid. https://orcid.org/0000-0002-2240-6760
1 Certamen Internacional de La Protesta, Buenos Aires, Editorial La Protesta/Ediciones Digitales del CeDInCI – Biblioteca Popular José Ingenieros, 1927; Andreas Doeswijk, Los anarco-bolcheviques rioplatenses (1917-1930), Buenos Aires, CeDInCI Editores, 2013; Lucas Domínguez Rubio, El anarquismo argentino: Bibliografía, hemerografía y fondos de archivo, Buenos Aires, Libros de Anarres/CeDInCI Editores, 2018.
2 La colección completa de La Protesta puede consultarse en: https://americalee.cedinci.org/portfolio-items/la-protesta-/
3 Jorge Dotti, Alejandro Blanco, Mariano Plotkin, Hugo Vezzetti, Luis Ignacio García, “Encuesta sobre el concepto de recepción”, en Políticas de la Memoria, nº 8/9, 2008/2009, pp. 98-109; Horacio Tarcus y Ana Clarisa Agüero, “Encuesta sobre librerías, libros, editoriales y lecturas en la Argentina”, en Políticas de la Memoria, nº 10/11/12, 2009/2011, pp. 159-175; Colectivo editorial, “Peronismo y Cultura de Izquierdas”, en Políticas de la Memoria, nº 13, 2012/2013, pp. 193-221.
4 “Encuesta del Grupo ‘Los Iconoclastas’ de Steubenville”, La Protesta, Buenos Aires, 30 de julio de 1926; Rudolf Rocker, “Sobre los problemas actuales del anarquismo y los medios para luchar internacionalmente contra la reacción del pensamiento autoritario”, La Protesta. Suplemento Quincenal, Buenos Aires, 1 de agosto de 1927.
5 “Nuestra Encuesta Mundial América-Europa”, Nervio, n° 13, año II, Buenos Aires, mayo de 1932; Agenor Argüello, “Nuestra Encuesta Mundial América-Europa”, Nervio, n° 20, año II, Buenos Aires, mayo de 1932.
6 Juan Suriano, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910, Buenos Aires, Manantial, 2001.
7 Uri Eisenzweig, Ficciones del anarquismo, México, Fondo de Cultura Económica, 2004; José Moya, “The Positive Side of Stereotypes: Jewish Anarchists in Early-Twentieth-Century Buenos Aires”, en Jewish History, n° 18, 2004, pp. 19-38; José Moya, “Italians in Buenos Aires’s Anarchist Movement: Gender Ideology and Women’s Participation, 1890-1910”, en Donna R Gabaccia y Franca Iacovetta, Women, Gender, and Transnational Lives. Italian Workers of the World, Toronto, University of Toronto Press, 2016, pp. 189-216; Benedict Anderson, Bajo tres banderas: Anarquismo e imaginación anticolonial, Madrid, Ediciones Akal, 2008.
8 Claudio Lomnitz, El regreso del camarada Ricardo Flores Magón, México, Ediciones Era, 2016.
9 John Merriman, The dynamite club: How a bombing in Fin-de-Siécle Paris ignited the age of modern terror, London, Yale University Press, 2016; John Merriman, Ballad of the Anarchist Bandits: The Crime Spree that Gripped Belle Epoque Paris, New York, Nations Books, 2017.
10 Lila Caimari, La ciudad y el crimen. Delito y vida cotidiana en Buenos Aires, 1880-1940, Buenos Aires, Sudamericana, 2009; Diego Galeano, Delincuentes viajeros. Estafadores, punguistas y policías en el Atlántico Sudamericano, Buenos Aires, Siglo XXI, 2018; Dominique Kalifa, L’encre et le sang. Récits de crimes et societé á la Belle Époque, Paris, Fayard, 1995.
11 Richard Bach Jensen, The Battle Against Anarchist Terrorism. An International History, 1878-1934, Cambridge, Cambridge University Press, 2014; Pietro Di Paola, The Knights Errant of Anarchy: London and the Italian Anarchist Diaspora (1880-1917), Lancaster, AK Press, 2017, pp. 122-157; Constance Bantman, The French Anarchists in London, 1880-1914: Exile and Transnationalism in the First Globalization, Oxford, Oxford University Press, 2013, pp. 131-156.
12 Carlo Ginzburg, “El ojo del extranjero”, en Archipiélago. Cuadernos de crítica de la cultura, n° 47, 2001, pp. 85-94.
13 Osvaldo Bayer, Severino Di Giovanni. El idealista de la violencia, Buenos Aires, Planeta, 1998.
14 Juan Suriano, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910, Buenos Aires, Manantial, 2001.
15 Dora Barrancos, Anarquismo, educación y costumbres en la Argentina de principios de siglo, Buenos Aires, Contrapunto, 1990.
16 José Álvarez Junco, El Emperador del Paralelo. Lerroux y la demagogia populista, Madrid, Alianza Editorial, 1990.
17 Lila Caimari, La ley de los profanos. Delito, justicia y cultura en Buenos Aires (1870-1940), Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2007; Lila Caimari, Mientras la ciudad duerme. Pistoleros, policías y periodistas en Buenos Aires, 1920-1945, Buenos Aires, Siglo XXI, 2012.
18 Moshik Temkin, The Sacco-Vanzetti Affair: America on Trial, New Haven/London, Yale University Press, 2009.
19 Martín Albornoz, Cuando los anarquistas causaban sensación: fascinación y temor frente a los libertarios en Buenos Aires, Buenos Aires, Siglo XXI, 2021.
20 Florencia D’Uva, y Silvana Palermo, “Vida sindical y sociabilidades masculinas: los trabajadores ferroviarios en la Argentina de principios del siglo XX“, en Archivos, Vol. IV, nº 7, 2015, pp. 37-58.
21 Arlie Hochschild, The Second Shift: Working parents and the revolution at home, Nueva York, Viking, 1989; Arlie Hochschild, La mercantilización de la vida íntima. Apuntes de la casa y el trabajo, Buenos Aires, Katz, 2008; Barbara Rosenwein, “Problems and methods in the History of Emotions”, en Passions in Context, nº 1, 2010, pp. 1-32; Javier Moscoso y Juan Manuel Zaragoza Bernal, “Historias del bienestar. Desde la historia de las emociones a las políticas de la experiencia”, en Cuadernos de historia contemporánea, nº 36, 2014, pp. 73-88.
22 María Bjerg, Lazos Rotos. La inmigración, el matrimonio y las emociones en la Argentina entre los siglos XIX y XX, Bernal, Universidad de Quilmes Editorial, 2019.
23 Verónica Undurraga Schüler, “De coléricas a nerviosas. Emociones femeninas y sus ejes de comprensión. Chile 1840-1890”, en María Luisa Candau Chacón (coord.), Las mujeres y las emociones en Europa y América. Siglos XVII-XIX, Santander, Editorial de la Universidad de Cantabria, 2016.
24 Laura Fernández Cordero, Amor y anarquismo: Experiencias pioneras que pensaron y ejercieron la libertad sexual, Buenos Aires, Siglo XXI, 2017.
25 Sobre anticolonialismo, véase Laura Galián, Colonialism, Transnationalism and Anarchism in the South of the Mediterranean, London, Palgrave Macmillan, 2020. Sobre ecologismo, Nadine Willems, Ishikawa Sanshiro’s Geographical Imagination: Transnational Anarchism and the Reconfiguration of Everyday Life in Early Twentieth-Century Japan, Leiden, Leiden University Press, 2020.
26 Carl Levy y Matthew S. Adams (eds.), The Palgrave Handbook of Anarchism, London, Palgrave Macmillan, 2019.
27 Benedict Anderson, Under Three Flags: Anarchism and the Anti-colonial Imagination, London/New York, Verso, 2005; John Merriman, The Dynamite Club: How a Bombing in Fin-de-Siècle Paris Ignited the Age of Modern Terror, Boston, Houghton Mifflin Harcourt, 2009.
28 Davide Turcato, “Italian Anarchism as a Transnational Movement, 1885–1915”, en International Review of Social History, Vol. 52, nº 3, 2007, pp. 407-444.
29 Véanse, en particular, los estudios de Ole Birk Laursen (por ejemplo, Ole Birk Laursen (ed.), We Are Anarchists: Essays on Anarchism, Pacifism, and the Indian Independence Movement, 1923–1953, Edinburgh, AK Press, 2019) y el ya clásico Steven Hirsch y Lucien van der Walt (eds.), Anarchism and Syndicalism in the Colonial and Postcolonial World, 1870-1940: The Praxis of National Liberation, Internationalism, and Social Revolution, Leiden, Brill, 2010, así como Laura Galiàn, op. cit., entre otros muchos.
30 Felipe Corrêa, Bandeira Negra: Rediscutindo o anarquismo, Curitiba, Prismas, 2015. Disponible en https://ithanarquista.wordpress.com/2018/10/31/felipe-correa-bandeira-negra-rediscutindo-o-anarquismo-pdf-do-livro/. En breve, este libro será publicado en español.
32 Felipe Corrêa, Liberdade ou morte: teoria e prática de Mikhail Bakunin, São Paulo, Faísca Publicações Libertárias, 2019.
33 Felipe Corrêa, “The Global Revival of Anarchism and Syndicalism (1990-2019)”, en Marcel van der Linden (org.), Global History of Socialism, Cambridge, Cambridge University Press, en prensa. Véase asimismo Felipe Corrêa, “Dossier. Contemporary anarchism. Anarchism and Syndicalism in the whole world (1990-2019)”, 2020. Disponible en https://ithanarquista.wordpress.com/contemporary-anarchism/
34 Davide Turcato, The Method of Freedom: An Errico Malatesta Reader, Edinburgh, AK Press, 2014. Hay versión en español: Rebeldeἄlegre, El método de la libertad: una antología de Errico Malatesta. Disponible en https://erricomalatesta-elmetododelalibertad.blogspot.com/
35 Fabio López López, Poder y dominio: Una visión anarquista, Buenos Aires, Madreselva, 2009; Alfredo Errandonea, Sociología de la dominación, Montevideo, Nordan-Comunidad, 1989.
36 Kauan Willian dos Santos y Rafael Viana da Silva (orgs.), História do anarquismo e do sindicalismo de intenção revolucionária no Brasil: Novas perspectivas, Curitiba, Prismas, 2017.
37 Lucien van der Walt, “Back to the future: revival, relevance and route of an anarchist/syndicalist approach for twenty-first-century left, labour and national liberation movements”, en Journal of Contemporary African Studies, Vol. 34, n° 3, 2016, pp. 348-367. Hay versión en portugués: Lucien van der Walt, “De Volta para o Futuro: a retomada e a relevância do anarquismo, do anarcossindicalismo e do sindicalismo revolucionário para a esquerda e os movimentos de trabalhadores do século XXI”, 2019. Disponible en https://ithanarquista.files.wordpress.com/2019/07/van-der-walt-de-volta-para-o-futuro.pdf
38 Henri Lefebvre, Critique of Everyday Life, London/New York, Verso, 2015 (originalmente en tres volúmenes); Doreen Massey, For Space, London, Sage Publications, 2005; Doreen Massey, Space, Place and Gender, Minneapolis, University of Minnesota Press, 1994; Silvia Federici, Caliban and the Witch: Women, the Body, and Primitive Accumulation, Brooklyn/New York, Autonomedia, 2004; Victor Serge, Memorias de un revolucionario, Madrid, Traficantes de sueños, 2019.
39 Constance Bantman y Bert Altena (eds.), Reassessing the transnational turn. Scales of analysis in Anarchist and Syndicalist Studies, Oakland, PM Press, 2017.
40 Raymond Craib, “Sedentary Anarchists”, Constance Bantman y Bert Altena (eds.), op. cit. Véase también aquí Constance Bantman, Jean Grave and the Networks of French Anarchism, 1854-1939, London, Palgrave Macmillan, 2021.
41 Héctor Olivera, La Patagonia Rebelde, Aries Cinematografía Argentina, 1974; Osvaldo Bayer, La Patagonia Rebelde, Buenos Aires, Booket, 2008.
42 James C. Scott, Seeing Like a State: How Certain Schemes to Improve the Human Condition Have Failed, New Haven, Yale University Press, 1998; James C. Scott, The Art of Not Being Governed: An Anarchist History of Upland Southeast Asia, London/New Haven, Yale University Press, 2009; James C. Scott, Against the Grain, London/New Haven, Yale University Press, 2018; Andrej Grubacic y Denis O’Hearn, Living at the Edges of Capitalism: Adventures in Exile and Mutual Aid, Los Ángeles, University of California Press, 2016; Pierre Clastres, Society Against the State: Essays in Political Anthropology, New York, Zone Books, 1989; Raúl Zibechi (ed.), Territories in Resistance, Edinburgh, AK Press, 2012; Silvia Rivera Cusicanqui, Ch’ixinakax utxiwa. Una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores, Buenos Aires, Tinta Limón, 2011; Kristin Ross, The Emergence of Social Space: Rimbaud and the Paris Commune, London, Verso, 2008; Kristin Ross, Communal Luxury, London, Verso, 2016.
43 Véase, como ejemplo, Federico Ferretti, Gerónimo Barrera de la Torre, Anthony Ince y Francisco Toro (eds.), Historical Geographies of Anarchism Early Critical Geographers and Present-Day Scientific Challenges, London, Routledge, 2018.
44 Algunas de estas referencias son: Maia Ramnath, Descolonizing Anarchism: An Antiauthoritatian History of India’s Liberation Struggle, Edinburgh, AK Press/Institute for Anarchist Studies, 2011; Paul Nadasdy, Sovereignty’s Entailments: First Nation State Formation in the Yukon, Toronto, University of Toronto Press, 2017; Steven Hirsch y Geoffroy de Laforcade (eds.), “Indigeneity and Latin American Anarchism”, en Anarchist Studies, Vol. 28, nº 2, 2020. Disponible en: https://anarchiststudies.noblogs.org/anarchist-studies-journal-282-special-issue-on-indigeneity-and-latin-american-anarchism/
45 Iaacov Oved, El anarquismo y el movimiento obrero en Argentina, México, Siglo XXI, 1978; Gonzalo Zaragoza, Anarquismo argentino (1876-1902), Madrid, Ediciones de la Torre, 1996; Juan Suriano, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910, Buenos Aires, Manantial, 2001.
46 Mary Nash, Mujeres Libres, España 1936-1939, Barcelona, Tusquets, 1975; Mary Nash, “La reforma sexual en el anarquismo español”, en Bert Hofmann, Pere Joan I Tous y Manfred Tietz (eds.), El anarquismo español. Sus tradiciones culturales, Frankfurt/Madrid, Vervuert Iberoamericana, 1995, pp. 281-296; Martha Ackelsberg, Mujeres libres. El anarquismo y la lucha por la emancipación de las mujeres, Barcelona, Virus Editorial, 1999; Dora Barrancos, Anarquismo, educación y costumbres en la Argentina de principios de siglo, Buenos Aires, Contrapunto, 1990; Maxine Molyneux, “No God, No Boss, No Husband: Anarchist Feminism in Nineteenth-Century Argentina”, en Latin American Perspectives, Vol. 13, nº 1, 1986, pp. 119-145. En castellano: “Ni Dios, ni Patrón, ni marido. Feminismo anarquista en la Argentina del siglo XIX”, en La Voz de la Mujer, Periódico comunista-anárquico, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 1997; Margareth Rago, Entre a história e a liberdade: Luce Fabbri e o anarquismo contemporâneo, Sao Paulo, Editora UNESP, 2000; Margareth Rago, Anarquismo y feminismo no Brasil, Río de Janeiro, Achiamé, 1998; María del Carmen Feijoó y Marcela Nari, “Imaginando las/los lectores de La Voz de la Mujer”, en Lea Fletcher (comp.), Cultura y Mujeres en el siglo XIX, Buenos Aires, Feminaria, 1994, pp. 277-300; Mabel Bellucci, “Anarquismo, sexualidad y emancipación femenina. Argentina alrededor del 900”, en Nueva Sociedad, nº 109, 1990, pp. 148-157.
47 Nadia Ledesma Prietto, La revolución sexual de nuestro tiempo: El discurso médico anarquista sobre el control de la natalidad, la maternidad y el placer sexual (Argentina, 1931-1951), Buenos Aires, Biblos, 2016.
48 Mi investigación se lleva a cabo dentro del proyecto de i+D+i “Representaciones del islam en el Mediterráneo glocal: cartografía e historia conceptuales-REISCONCEP” (RTI2018-098892-B-100).
49 Ilham Khuri-Maldisi, The Eastern Mediterranean and the Making of Global Radicalism, 1860-1914, Los Angeles/London, University of California Press, 2010; Anthony Gorman, “Anarchists in Education: The Free Popular University in Egypt (1901)”, en Middle Eastern Studies, Vol. 41, nº 3, 2005, pp. 303-320, “Socialisme en Égypte avant la Première Guerre mondiale: la contribution des anarchistes”, en Cahiers d’histoire. Revue d’histoire critique, nº 106, 2008, pp. 47-64.
50 Jason Adams, “Non-Western Anarchism: Rethinking the Global Context”, en ZABALAZA: A journal of Southern African Revolutionary Anarchism, 2002.
Disponible en:
https://zabalazabooks.files.wordpress.com/2011/08/non_western_anarchisms_rethinking_the_global_context_adams.pdf
51 Süriyya Evren Türkel, What is anarchism? A reflection on the canon and the constructive potential of its destruction, Tesis de doctorado, Loughborough University, 2012.
52 Ibidem, p. 87.
53 Maia Ramnath, Descolonizing Anarchism: An Antiauthoritatian History of India’s Liberation Struggle, Edinburgh, AK Press/Institute for Anarchist Studies, 2011.
54 Mohamed Jean Veneuse, Anarca-Islam, Queen’s University Kingston, Tesis de maestría, Queen’s University Kingston, 2009. Disponible en https://theanarchistlibrary.org/library/mohamed-jean-veneuse-anarca-islam.
55 Bodour Hassan, “The Colour Brown: De-Colonising Anarchism and Challeging White Hegemony”, en Random Shelling, 2013. Disponible en
https://budourhassan.wordpress.com/2013/07/24/the-colour-brown-de-colonising-anarchism-and-challenging-white-hegemony/
56 Giampietro Berti, “Sobre historiografía del anarquismo”, en Reconstruir, n° 99, 1975, pp. 47-56.
57 Lily Litvak, Musa libertaria: Arte, literatura y vida cultural del anarquismo español (1880-1913), Barcelona, Antoni Bosch editor, 1981.
58 Guadalupe Rivera, ¡Escucha anarquista! Despensando el anarquismo desde el Tercer Mundo, México, Ediciones La Social, 2017.
59 Laura Fernández Cordero, Amor y anarquismo: Experiencias pioneras que pensaron y ejercieron la libertad sexual, Buenos Aires, Siglo XXI, 2017; Nadia Ledesma Prietto, La revolución sexual de nuestro tiempo: El discurso médico anarquista sobre el control de la natalidad, la maternidad y el placer sexual (Argentina, 1931-1951), Buenos Aires, Biblos, 2016.
60 Alberto Harambour, “‘Jesto y Palabra, Idea y Acción’. La Historia de Efraín Plaza Olmedo”, en Colectivo Oficios Varios, Arriba Quemado el Sol. Estudios de historia social chilena: Experiencias populares de trabajo, revuelta y autonomía (1839-1940), Santiago, LOM Ediciones, 2004, pp. 137-192.
61 Eduardo Godoy, “‘Sepan que la Tiranía de Arriba, enjendra la Rebelión de Abajo’. Represión contra los anarquistas: La Historia de Voltaire Argandoña y Hortensia Quinio (Santiago, 1913)”, en Cuadernos de Historia, n° 27, 2007, pp. 75-124.
62 Sergio Grez, Los anarquistas y el movimiento obrero. La alborada de “la Idea” en Chile, 1893-1915, Santiago, LOM Ediciones, 2007.
63 Birgitte Possing, “En busca de las claves para un análisis biográfico: Natalie Zahle y Bodil Koch”, en Isabel Burdiel y Roy Foster (eds.), La historia biográfica en Europa. Nuevas perspectivas, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2015, pp. 437-463.
64 Ivanna Margarucci y Eduardo Godoy Sepúlveda, Anarquismos en confluencia. Chile y Bolivia durante la primera mitad del siglo XX, Santiago, Editorial Eleuterio, 2018; Ivanna Margarucci y Eduardo Godoy Sepúlveda, “Anarquistas ‘en movimiento’. Redes de circulación e intercambio en el Norte Grande, 1900-1930”, en Diálogo Andino, Revista de Historia, Geografía y Cultura Andina, n° 63, 2020, pp. 249-260.
65 Paul Avrich es autor, entre otros, de los siguientes textos relevantes para el anarquismo estadounidense (citamos las últimas ediciones): Paul Avrich, The Haymarket Tragedy, Princeton, Princeton University Press, 2020; Paul Avrich, The Modern School Movement: Anarchism and Education in the United States, Princeton, Princeton University Press, 2014; Paul Avrich, Anarchist Voices: An Oral History of Anarchism in America, Princeton, Princeton University Press, 2021; Kirwin Shaffer, Anarchists of the Caribbean: Countercultural Politics and Transnational Networks in the Age of US Expansion, Cambridge, Cambridge University Press, 2020.
66 Colin Ward, Anarchy in Action, London, Allen & Unwin, 1973.
67 James C. Scott, Seeing Like a State: How Certain Schemes to Improve the Human Condition Have Failed, New Haven, Yale University Press, 1998.
68 Bruce Nelson, Beyond the Martyrs: A Social History of Chicago’s Anarchists 1870-1900, New Brunswick, Rutgers University Press, 1988.
69 Nunzio Pernicone, Italian anarchism: 1864-1892, Princeton, Princeton University Press, 1993; David Berry, A history of the French anarchist movement: 1917-1945, Westport, Greenwood Press, 2002.
70 Zulema Lehm y Silvia Rivera Cusicanqui, Los artesanos libertarios y la ética del trabajo, La Paz, THOA, 1988.
71 Murray Bookchin, The Third Revolution: Popular Movements in the Revolutionary Era, Volume 1, London, Cassell, 1996; Murray Bookchin, The Third Revolution: Popular Movements in the Revolutionary Era, Volume 2, London, Cassell, 1998; Murray Bookchin, The Third Revolution: Popular Movements in the Revolutionary Era, Volume 3, London, Cassell, 2004; Murray Bookchin, The Third Revolution: Popular Movements in the Revolutionary Era, Volume 4, London, Cassell, 2005.
72 David Graeber, The democracy project: A history, a crisis, a movement, London, Allen Lane/New York, Penguin, 2013.
73 William Fishman, The Insurrectionists, London, Methuen, 1970; James Joll, The anarchists, London, Eyre & Spottiswoode, 1964; George Woodcock, Anarchism: A history of libertarian ideas and movements, Cleveland, World Publishing Company, 1962.
74 Edward Hallett Carr, The romantic exiles: A nineteenth-century portrait gallery, London, Victor Gollancz, 1933; Alexander Gray, The socialist tradition: Moses to Lenin, London, Longmans, 1946.
75 Vladimir Muñoz, Anarchists: A Biographical Encyclopedia, New York, New York Gordon Press, 1981.
76 Emma Goldman, The social significance of the modern drama, Boston, Richard G. Badger/Toronto, Copp, Clark, 1914.
77 Joel Delhom y Daniel Attala (eds.), Cuando los anarquistas citaban la Biblia: Entre Mesianismo y Propaganda, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2014; Alexandre Christoyannopoulos y Matthew S. Adams (eds.), Essays on Anarchism and Religion, Stockholm, Stockholm University Press, 2017.
78 Michael Löwy, Redención y Utopía: El judaísmo libertario en Europa Central. Un estudio de afinidad electiva, Buenos Aires, El Cielo por Asalto, 1997.
79 Harsha Walia, Undoing Border Imperialism, Edinburgh, AK Press, 2014; Zulema Lehm y Silvia Rivera Cusicanqui, Los artesanos libertarios y la ética del trabajo, La Paz, THOA, 1988; Zoé Samudzi y William Anderson, “The Anarchism of Blackness”, en ROAR Magazine, nº 5, 2017. Disponible en https://theanarchistlibrary.org/library/william-c-anderson-zoe-samudzi-the-anarchism-of-blackness; Mariama Kaba, We Do This ‘Til We Free Us. Abolitionist Organizing and Transforming Justice, Chicago, Haymarket Books, 2021; Maia Ramnath, Descolonizing Anarchism: An Antiauthoritatian History of India’s Liberation Struggle, Edinburgh, AK Press/Institute for Anarchist Studies, 2011.
80 Andrej Grubačić, Don’t Mourn, Balkanize!: Essays After Yugoslavia, San Francisco/Los Ángeles, PM Press, 2010.
81 Steven Hirsch y Lucien van der Walt (eds.), Anarchism and Syndicalism in the Colonial and Postcolonial World, 1870-1940: The Praxis of National Liberation, Internationalism, and Social Revolution, Leiden, Brill, 2010; Kirwin Shaffer, Anarchists of the Caribbean: Countercultural Politics and Transnational Networks in the Age of US Expansion, Cambridge, Cambridge University Press, 2020; Lara Putnam, The Company They Kept: Migrants and the Politics of Gender in Caribbean Costa Rica, 1870-1960, Chapel Hill, University of North Carolina Press, 2002; Jorell Meléndez-Badillo, Voces libertarias: Los orígenes del anarquismo en Puerto Rico, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 2014.
82 Ruth Kinna y Alex Prichard, “Anarchism and non-domination”, en Journal of Political Ideologies, nº 24, 2019, pp. 221-240.
83 Laura Fernández Cordero, Amor y anarquismo: Experiencias pioneras que pensaron y ejercieron la libertad sexual, Buenos Aires, Siglo XXI, 2017; Angela Maria Roberti Martins e Ingrid Souza Ladeira de Souza, “Vozes femeninas do anarquismo na Argentina dos seculos XIX e XX”, en LexCult, Vol. 2, nº 2, 2018, pp. 210-244.
84 Guadalupe Rivera, Apuntes para una ética libertaria, México, Ediciones La Social, 2014; Guadalupe Rivera, ¡Escucha Anarquista! Despensando el Anarquismo desde el Tercer Mundo, México, Ediciones La Social, 2017; George Ciccariello-Maher, “An Anarchism That is Not Anarchism: Notes toward a Critique of Anarchist Imperialism”, en Jimmy Klausen y James Marte (coords.), How Not to Be Governed. Readings and Interpretations from a Critical Anarchist Left, Lanham, Rowman & Littlefield, 2011.
85 Jacques Rancière, La Nuit des Prolétaires: Archives du rêve ouvrier, Paris, Libraire Artheme Fayard, 1981; Michelle Perrot, Les ouvriers en grève. France 1871-1890, Paris/La Haya, Mouton, 1974; Marcus Rediker y Peter Linebaugh, The Many-Headed Hydra: Sailors, Slaves, Commoners, and the Hidden History of the Revolutionary Atlantic, Boston, Beacon Press, 2000; Benedict Anderson, Under Three Flags: Anarchism and the Anti-Colonial Imagination, London/New York, Verso, 2005; Silvia Federici, Caliban and the Witch: Women, the Body, and Primitive Accumulation, Brooklyn/New York, Autonomedia, 2004.
86 Max Nettlau, La anarquía a través de los tiempos, Madrid, Editorial Maucci, 1935; Arturo Taracena, “El manuscrito de Max Nettlau sobre el anarquismo en Centroamérica, 1906-1932”, en
Política y Sociedad, n° 46, 2009, pp. 151-167; Carlos Rama y Ángel Cappelletti (comps.), El anarquismo en América Latina, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1990.
87 Max Nettlau, “Contribución a la bibliografía anarquista de la América Latina hasta 1914”, en Certamen Internacional La Protesta, Suplemento La Protesta, Buenos Aires, 1927, pp. 5-33.
88 Paul Avrich, Voces anarquistas: Historia oral del anarquismo en Estados Unidos, Madrid, Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, 2004; Juan Suriano, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910, Buenos Aires, Manantial, 2001; Ruth, Kinna, The Government of No One: The Theory and Practice of Anarchism, London, Penguin UK, 2019; Benedict Anderson, Bajo tres banderas: Anarquismo e imaginación anticolonial, Madrid, Ediciones Akal, 2008.
89 Silvia Rivera Cusicanqui, “El potencial epistemológico y teórico de la historia oral: de la lógica instrumental a la descolonización de la historia”, en Salo Carvalho (org.), Teoria Crítica dos Direitos Humanos no século XXI, Porto Alegre, EDIPUCRS, ٢٠٠٨, pp. ١٥٤-١٧٥; David Graeber, Fragmentos de una antropología anarquista, Barcelona, Virus Editorial, 2011; Eduardo Colombo, El espacio político de la anarquía: esbozos para una filosofía política del anarquismo, Montevideo, Nordan Comunidad, 2000.
90 Dora Barrancos, Anarquismo, educación y costumbres en la Argentina de principios de siglo, Buenos Aires, Contrapunto, 1990.
91 Richard Cleminson, Anarquismo y sexualidad (España, 1900-1939), Cádiz, Universidad de Cádiz, 2008.
92 Laura Fernández Cordero, Amor y anarquismo: Experiencias pioneras que pensaron y ejercieron la libertad sexual, Buenos Aires, Siglo XXI, 2017.
93 Norman Fairclough, Discourse and Social Change, London/New York, Routledge, 1992.
94 Javier Ruiz (comp.), Repensar el Anarquismo en América Latina. Historias, epistemes, luchas y otras formas de organización, Olympia, 115 Legion. Disponible en https://avispa.org/repensar-el-anarquismo-en-america-latina/
95 C. B. Daring, J. Rogue, Deric Shannon y Abbey Volcano (eds.), Queering Anarchism: Essays on Gender, Power, and Desire, Oakland/Edinburgh/Baltimore, AK Press, 2012.
96 Agradezco los comentarios y sugerencias de Andrea Andújar y Camilo Santibáñez a una versión preliminar de mis respuestas.
97 Thompson, Edward Palmer, Los orígenes de la ley negra. Un episodio de la historia criminal inglesa, Buenos Aires, Siglo XXI, 2011; Franco Moretti, Lectura distante, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2015; Edoardo Grendi, “¿Repensar la microhistoria?”, en Jacques Revel (dir.), Juegos de escalas. Experiencias de microanálisis, San Martín, UNSAM Edita, 2015, pp. 273-284.
98 Dipesh Chakrabarty, “La historia subalterna como pensamiento político”, en Mezzadra, Sandro (comp.), Estudios Postcoloniales. Ensayos Fundamentales, España, Traficantes de Sueños, 2008, pp. 145‐166.
99 Óscar Freán Hernández publicó hace unos años un excelente ensayo bibliográfico de las últimas tendencias en el estudio del anarquismo: Óscar Freán Hernández, “El anarquismo español: luces y sombras en la historiografía reciente sobre el movimiento libertario”, en Ayer, nº 84, 2011, pp. 209-223. Yo mismo publiqué otro, centrado en los años 30’ un año después: Isaac Martín Nieto, “De la clase obrera a la acción colectiva. La historiografía sobre el movimiento libertario durante la República y la Guerra Civil”, en Historia Social, nº 73, 2012, pp. 145-171.
100 Me han influido especialmente Joaquín Romero-Maura, La rosa de fuego: El obrerismo barcelonés de 1899 a 1909, Madrid, Alianza, 1989 [1974]; Santos Juliá, Madrid, 1931-1934: De la fiesta popular a la lucha de clases, Madrid, Siglo XXI, 1984; José Álvarez Junco, El emperador del paralelo: Lerroux y la demagogia populista, Madrid, Alianza, 1990; Julián Casanova, De la calle al frente: El anarcosindicalismo en España (1931-1939), Barcelona, Crítica, 1997; y Fernando del Rey, Paisanos en lucha: Exclusión política y violencia en la Segunda República española, Madrid, Biblioteca Nueva, 2008. Los principales sociólogos con los que dialogo son, entre otros, Barrington Moore, Jr. (Social Origins of Dictatorship and Democracy: Lord and Peasant in the Making of the Modern World, New York, Penguin Books, 1969), Charles Tilly (From Mobilization to Revolution, Reading, Addison Wesley, 1978) y Sidney Tarrow (Power in Movement: Collective Action, Social Movements and Politics, Cambridge, Cambridge University Press, 1999).
101 Sobre los grupos de afinidad, el trabajo seminal es de Susanna Tavera y Enric Ucelay-da Cal, “Grupos de afinidad, disciplina bélica y periodismo libertario, 1936-1938”, en Historia Contemporánea, nº 9, 1993, pp. 167-190. Yo mismo seguí el camino abierto por esos dos autores en Isaac Martín Nieto, “Anarcosindicalismo, resistencia y grupos de afinidad. La Comisión de Propaganda Confederal y Anarquista (1937-1939)”, en El Futuro del Pasado: revista electrónica de historia, nº 1, 2010, pp. 597-611. Nadie ha buceado más profundamente en el mundo interno de la CNT que Anna Monjo, Militants: Democràcia i participació a la CNT als anys trenta, Barcelona, Laertes, 2003. Javier Navarro Navarro ha analizado casi en solitario la identidad colectiva libertaria. Su investigación más completa, en A la revolución por la cultura: Prácticas culturales y sociabilidad libertarias en el País Valenciano, 1931-1939, Valencia, Universitat de València, 2004. José Luis Oyón colocó el espacio en el centro del análisis en La quiebra de la ciudad popular: Espacio urbano, inmigración y anarquismo en la Barcelona de entreguerras, 1914-1936, Barcelona, Ediciones del Serbal, 2008. Santos Juliá fue, sin embargo, el pionero de este tipo de análisis en la obra citada más arriba, aunque el anarquismo no era su preocupación fundamental. María Migueláñez Martínez, en fin, aporta un buen ejemplo de historia transnacional en Más allá de las fronteras. El anarquismo argentino en el periodo de entreguerras, Tesis de doctorado, Universidad Autónoma de Madrid, 2018, un estudio del anarquismo argentino a través de sus conexiones con otros anarquismos nacionales.
102 Kirwin Shaffer, Anarchists of the Caribbean: Countercultural Politics and Transnational Networks in the Age of US Expansion, Cambridge, Cambridge University Press, 2020.
103 Carlos Rama, Historia del movimiento obrero y social latinoamericano contemporáneo, Buenos Aires, Editorial Palestra, 1967, p. 20.
104 Algunos ejemplos incluyen Lucas Domínguez Rubio, El anarquismo argentino: Bibliografía, hemerografía y fondos de archivo, Buenos Aires, Libros de Anarres/CeDInCI Editores, 2018; María Eugenia Sik, “La creación de bibliotecas durante el apogeo del anarquismo argentino, 1898-1905”, en Historia y Espacio, Vol. 14, nº 10, 2018, pp. 51-74.
105 Michel-Rolph Trouillot, Silencing the Past: Power and the Production of History, Boston, Beacon Press, 1995.
106 Jorell Meléndez-Badillo, Páginas libres: Breve antología del pensamiento anarquista en Puerto Rico, Mayagüez, Editora Educación Emergente, 2021.
107 Arthur Lehning, Michel Bakounine. Œuvres complètes, Volumes 1-8, Leiden, Brill, 1961-1981; Arthur Lehning, Bakounine et les autres: Esquises et portraits contemporains d’un révolutionnaire, Paris, UGE, 1976; Fernand Rude, Michel Bakounine. De la guerre à la Commune: Textes de 1870-1871 établis sur les manuscrits originaux et présenté par Fernand Rude, Paris, Anthropos, 1972; Fernand Rude, Le socialisme libertaire, París, Denoël/Gonthier, 1973; Michael Confino, Violence dans la violence: Le débat Bakounine-Necaev, Paris, F. Maspero, 1973; Étienne Lesourd, Le sentiment sacré de la révolte: Textes rares et méconnus, [Paris], Les nuits rouges, 2004; Natalia Pirumova, Михаил Бакунин: Жизнь и деятельность [Miguel Bakunin: Vida y acción], Moscú, Nauka, 1972; Natalia Pirumova, М. Бакунин [M. Bakunin], Moscú, Molodia Gvardia, 1970; Natalia Pirumova, Пётр Алексеевич Кропоткин [Pedro Alexieevich Kropotkin], Moscú, Nauka, 1972; José Peirats, La C.N.T. en la Revolución Española, París, Ruedo Ibérico, 1971; Burnett Bolloten, La Guerra Civil Española: Revolución y contrarrevolución, Madrid, Alianza Editorial, 1989.
108 Yuri Ilich Kirianov, Социально-политический протест рабочих России в годы Первой мировой войны (июль 1914-февраль 1917 гг.) [La protesta socio-política de los obreros de Rusia durante la Primera Guerra Mundial (julio de 1914-febrero de 1917)], Moscú, ИРИ РАН, 2005; véase notas al pie siguientes.
109 Alexandre Skirda, Les anarchistes russes, les soviets et la Révolution de 1917, Paris, Spartacus. 2014; Alexandre Skirda, Nestor Makhno, le cosaque libertaire (1888-1934). La guerre civile en Ukraine. 1917-1921, París, Éd. de Paris, 1999.
110 Víctor Danilov y Teodor Shanin, Нестор Махно. Крестьянское движение на Украине. 1918-1921: Документы и материалы [Nestor Makhno. El movimiento campesino en Ucrania, 1918-1921: Documentos y materiales], Moscú, Rosspen, 2006.
111 Víctor Danilov y Teodor Shanin, Крестьянское движение в Тамбовской губернии. 1917-1918: Документы и материалы [El movimiento campesino en la provincia de Tambov, 1917-1918: Documentos y materiales], Moscú, Rosspen, 2003.
112 V. P. Naumov y A. A. Kosakovsky (comps.), Кронштадт 1921. Документы о событиях в Кронштадте весной 1921 г. [Kronstadt 1921 Documentos sobre los acontecimientos de la primavera en Kronstadt en 1921], Moscú, Demoktatia, 1999.
113 Javier Paniagua, La Larga Marcha hacia la Anarquía. Pensamiento y acción del movimiento libertario, Madrid, Síntesis, 2008. Algunos de mis estudios previos fueron: Javier Paniagua, La sociedad libertaria. Agrarismo e industrialización en el anarquismo español, Barcelona, Crítica, 1982; Javier Paniagua, “Una gran pregunta y varias respuestas. El anarquismo español: Desde la política a la Historiografía”, en Historia Social, nº 12, 1992, pp. 31-58; Javier Paniagua, “El anarquismo español: El predominio de la acción”, en Luis Gómez Tovar y Javier Paniagua (eds.), Utopías libertarias españolas, Madrid, Ediciones Tuero/Fundación Salvador Seguí, 1991, pp. 43- 86; Javier Paniagua, “Anarquistas y Socialistas”, en Historia 16, nº 20, 1989.
114 Julius Braunthal, History of the International, Volume 1, London, Oxford, 1966; Eduardo Comín Colomer, Historia del anarquismo español, Barcelona, AHR, 1956.
115 Josep Termes, Historia del anarquismo en España (1870-1980), Barcelona, RBA, 2011.
116 Joaquín Maurín, Revolución y contrarrevolución en España, París, Ruedo Ibérico, 1966.
117 Gerald Brenan, El laberinto español, Barcelona, Ibérica, 1978; Eric J. Hobsbawm, Rebeldes primitivos, Barcelona, Crítica, 2014; Frank Borkenau, El reñidero español: Relato de un testigo de los conflictos sociales y políticos de la guerra civil española, Barcelona, Ibérica, 1978.
118 De Clara Lida, véase, entre otros, Anarquismo y revolución en la España del XIX, Madrid, Siglo XXI, 1972.
119 Rafael Núñez Florencio, El terrorismo anarquista (1888-1909), Madrid, Siglo XXI, 1983.
120 José Álvarez Junco, La ideología política del anarquismo español, Madrid, Siglo XXI, 1976; Antonio Elorza, El anarquismo y la revolución en España: Escritos 1930/38, Madrid, Editorial Ayuso, 1976; Dolors Marín, Anarquismo: Una introducción, Barcelona, Ariel, 2014.
121 Julián Casanova, De la calle al frente: El anarcosindicalismo en España (1931-1939), Barcelona, Booket, 2010; Ángeles Barrio, Anarquismo y anarcosindicalismo en Asturias (1890-1936), Madrid, Siglo XXI, 1988; Julián Vadillo Muñoz, Historia de la CNT: Utopía, pragmatismo y revolución, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2019; Julián Vadillo Muñoz, Historia de la FAI: El anarquismo organizado, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2021; Susana Tavera, “La historia del anarquismo español una encrucijada interpretativa nueva”, en Ayer, nº 45, 2002, pp. 13-38.
122 Gonzalo Zaragoza Ruvira, Anarquismo argentino (1876-1902), Madrid, Ediciones de la Torre, 1996; Amparo Sánchez Cobos, Sembrando ideales: Anarquistas españoles en Cuba (1902-1925), Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2008.
123 Javier Paniagua, La Larga Marcha hacia la Anarquía, op. cit.
124 Ibidem.
125 Miriam Moreira Leite, Outra face do feminismo: Maria Lacerda de Moura, São Paulo, Ática, 1984; Margareth Rago, Do cabaret ao lar: A utopia da cidade disciplinar, Brasil, 1890-1930, Rio de Janeiro, Paz e Terra, 1985.
126 Lily Litvak, Musa libertaria: Arte, literatura y vida cultural del anarquismo español (1880-1913), Barcelona, Antoni Bosch editor, 1981; Raquel de Azevedo, A resistência anarquista: Uma questão de identidade (1927-1937), São Paulo, Arquivo de Estado, 2002; Francisco Foot Hardman, Nem pátria, nem patrão! Memória operária, cultura e literatura no Brasil, São Paulo, UNESP, 2002; Pablo Ansolabehere, Literatura y anarquismo en Argentina (1879-1919), Rosario, Beatriz Viterbo Editora, 2011.
127 Rafael Borges Deminicis y Daniel Aarão Reis Filho (org.), História do anarquismo no Brasil, Volume 1, Rio de Janeiro, MAUAD X/Niterói, EdUFF, 2006; Carlos Adoor y Rafael Borges Deminicis (org.), História do anarquismo no Brasil, Volume 2, Rio de Janeiro, Achiamé, 2009; Carlos Adoor, Luiz Alberto Sanz y Alexandre Samis (org.), História do anarquismo no Brasil, Volume 3, São Paulo, Entremares, 2021.
128 Margareth Rago, Entre a história e a liberdade: Luce Fabbri e o anarquismo contemporâneo, São Paulo, UNESP, 2001; Carlo Romani, Oreste Ristori: Uma aventura anarquista, São Paulo, Annablume, 2002; Alexandre Samis, Minha Pátria é o Mundo Inteiro: Neno Vasco, o anarquismo e o sindicalismo revolucionário em dois mundos, Lisboa, Letra Livre, 2009.
129 Dora Barrancos, Anarquismo, educación y costumbres en la Argentina de principios de siglo, Buenos Aires, Contrapunto, 1990; Margareth Rago, Anarquismo e feminismo no Brasil, Rio de Janeiro, Achiamé, 1998; Miriam Moreira Leite, Maria Lacerda de Moura: Uma feminista utópica, Florianópolis, Editora Mulheres/Santa Cruz do Sul, EDUNISC, 2005; Laura Fernández Cordero, Amor y anarquismo: Experiencias pioneras que pensaron y ejercieron la libertad sexual, Buenos Aires, Siglo XXI, 2017; Martha Ackelsberg, Mulheres Livres: A Luta Pela Emancipacão Feminina e a Guerra Civil Espanhola, São Paulo, Editora Elefante, 2019.
130 Constance Batman y David Berry (eds.), New perspectives on anarchism, labour and syndicalism: The individual, the national and the transnational, Newcastle, Cambridge Scholars Publishing, 2010; Steven Hirsch y Lucien van der Walt (eds.), Anarchism and Syndicalism in the Colonial and Postcolonial World, 1870-1940: The Praxis of National Liberation, Internationalism, and Social Revolution, Leiden, Brill, 2010, Clayton Peron Franco de Godoy, Ação Direta: Transnacionalismo, visibilidade e latência na formação do movimento anarquista em São Paulo (1892-1908), Tesis de doctorado, Universidade de São Paulo, São Paulo, 2013; Davide Turcato, Making Sense of Anarchism: Errico Malatesta’s Experiments with Revolution, 1889-1900, London, Palgrave Macmillan, 2012; Geoffroy de Laforcade y Kirwin Shaffer (eds.), In Defiance of Boundaries: Anarchism in Latin American History, Gainesville, University Press of Florida, 2015.
131 David Graeber, O anarquismo no século XXI e outros ensaios, Rio de Janeiro, Rizoma Editorial, 2013; Carlos Taibo, Anarquistas de ultramar: Anarquismo, indigenismo y descolonización, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2018.
132 Véanse, por ejemplo, los estupendos trabajos de Laura Galián, en especial el titulado Colonialism, Transnationalism and Anarchism in the South of the Mediterranean, London, Palgrave Macmillan, 2020 y el texto de Víctor García, MUSEIHUSHUGI: El anarquismo japonés, Barcelona, Descontrol, 2016.
133 José Álvarez Junco, La ideología política del anarquismo español (1868-1910), Madrid, Siglo XXI, 1976; Clara E. Lida, Anarquismo y revolución en la España del siglo XIX, Madrid, Siglo XXI, 1972; Clara E. Lida, La Mano Negra: Anarquismo agrario en Andalucía, Madrid, Zero, 1972; Javier Paniagua, La sociedad libertaria: Agrarismo e industrialización en el anarquismo español, 1930-1939, Barcelona, Crítica, 1982; Javier Paniagua, Libertarios y Sindicalistas, Madrid, Anaya, 1992.
134 José Moya, Cousins and Strangers: Spanish Immigrants in Buenos Aires, 1850-1930, Los Ángeles, University of California Press, 1998; Juan Suriano, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910, Buenos Aires, Manantial, 2001.
135 Davide Turcato, Making Sense of Anarchism: Errico Malatesta’s Experiments with Revolution, 1889-1900, London, Palgrave Macmillan, 2012; Susana Sueiro Seoane, “Las redes anarquistas transnacionales en la era de los magnicidios”, en Bulletin d’Histoire Contemporaine de l’Espagne, nº 40, 2014, pp. 217-231; Susana Sueiro Seoane, “Los anarquistas de habla hispana en Estados Unidos y sus redes transnacionales. El periódico El Despertar de Brooklyn (1891-1902)”, Historia y Política, nº 42, 2019, pp. 45-53; Steven Hirsch y Lucien van der Walt (eds.), Anarchism and Syndicalism in the colonial and postcolonial World, 1870-1940: The Praxis of National Liberation, Internationalism, and Social Revolution, Boston, Brill Academic, 2014.
136 Marcel Van der Linden, Transnational Labor History: Explorations, Aldershot, Ashgate, 2003.
137 Joan Casanovas, ¡O pan o plomo! Los trabajadores urbanos y el colonialismo español en Cuba, ١٨٥٠-١٨٩٨, Madrid, Siglo XXI, 2000; Kirwin Shaffer, Anarchist Cuba: Countercultural Politics in the Early Twentieth-Century Cuba, Florida, University Press of Florida, 2005; Kirwin Shaffer, Anarchists of the Caribbean: Countercultural Politics and Transnational Networks in the Age of US Expansion (Global and International History), Cambridge, Cambridge University Press, 2020; Kirwin Shaffer, Black Flag Boricuas: Anarchism, Antiauthoritarianism, and the Left in Puerto Rico, 1897-1921, Urbana, University of Illinois Press, 2020.
138 Tomás Ibáñez, Anarquismo es movimiento: Anarquismo, neoanarquismo y postanarquismo, Barcelona, Virus Editorial, 2014.
139 Steven Hirsch y Lucien van der Walt (eds.), Anarchism and Syndicalism in the Colonial and Postcolonial World, 1870-1940: The Praxis of National Liberation, Internationalism, and Social Revolution, Leiden, Brill, 2010; Constance Bantman y Bert Altena (eds.), Reassessing the transnational turn: Scales of analysis in Anarchist and Syndicalist Studies, Oakland, PM Press, 2017.
140 Clara E. Lida y Pablo Yankelevich (comps.), Cultura y política del anarquismo en España e Iberoamérica, México, El Colegio de México, 2012.
141 Geoffroy de Laforcade y Kirwin Shaffer (eds.), In Defiance of Boundaries: Anarchism in Latin American History, Gainesville, University of Florida Press, 2015; María Migueláñez Martínez, Más allá de las fronteras. El anarquismo argentino en el periodo de entreguerras, Tesis de doctorado, Universidad Autónoma de Madrid, 2018; Amparo Sánchez Cobos, Sembrando ideales: Anarquistas españoles en Cuba (1902-1925), Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2008.
142 Kenyon Zimmer, Immigrants against the State: Yiddish and Italian Anarchism in America, Urbana, University of Illinois Press, 2015; Tom Goyens (ed.), Radical Gotham: Anarchism in New York City from Schwab’s Saloon to Occupy Wall Street, Urbana, University of Illinois Press, 2017; Montse Feu y Christopher Castañeda (comps.), Writing Revolution: Hispanic Anarchism in the United States, Urbana, University of Illinois Press, 2019.
143 Richard Sonn, Sex, Violence, and the Avant-Garde: Anarchism in Interwar France, University Park, Pennsylvania State University Press, 2010; Allan Antliff, Anarchist Modernism: Art, Politics, and the First American Avant-Garde, Chicago, University of Chicago Press, 2001; Constance Bantman, Jean Grave and the Networks of French Anarchism, 1854-1939, London, Palgrave Macmillan, 2021.
144 Juan Suriano, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910, Buenos Aires, Manantial, 2001; Kirwin Shaffer, Anarchists of the Caribbean: Countercultural Politics and Transnational Networks in the Age of US Expansion, Cambridge, Cambridge University Press, 2020; Clara E. Lida y Pablo Yankelevich (comps.), op. cit.
145 Steven Hirsch y Geoffroy de Laforcade (eds.), “Indigeneity and Latin American Anarchism”, en Anarchist Studies, Vol. 28, nº 2, 2020. Disponible en https://anarchiststudies.noblogs.org/anarchist-studies-journal-282-special-issue-on-indigeneity-and-latin-american-anarchism/
146 Sonia Hernández, For a Just and Better World: Engendering Anarchism in the Mexican Borderlands, 1900-1938, Urbana, University of Illinois Press, 2021.
147 George Woodcock, História das idéias e movimentos anarquistas, Volume 1-2, Porto Alegre, L & PM, 2004.
148 Para una crítica de esta historiografia, representada por la historiadora Edilene Toledo, véase Felipe Corrêa, Ideologia e Estratégia: Anarquismo, movimentos sociais e poder popular, São Paulo, Faísca Publicações Libertárias, 2011.
149 Felipe Corrêa, Bandeira Negra: Rediscutindo o anarquismo, Curitiba, Prismas, 2015.
150 Piotr Kropotkin, A grande revolução, 1789-1793, Rio de Janeiro, Athena Editora, 1935; Rudolf Rocker. Nacionalismo y Cultura, Madrid, Antorcha, 2013.
151 Juan Carlos Mechoso, Acción Directa anarquista: una historia de FAU, Tomo I-IV, Montevideo, Ediciones Recortes, 2009.
152 Kauan Willian dos Santos y Rafael Viana da Silva (orgs.), História do anarquismo e do sindicalismo de intenção revolucionária no Brasil: Novas perspectivas, Curitiba, Prismas, 2017.
153 René Lourau, El Estado inconsciente, La Plata, Terramar, 2008; Uri Eisenzweig, Ficciones del anarquismo, México, Fondo de Cultura Económica, 2004; Laura Fernández Cordero, Amor y anarquismo: Experiencias pioneras que pensaron y ejercieron la libertad sexual, Buenos Aires, Siglo XXI, 2017; Juan Suriano, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910, Buenos Aires, Manantial, 2001.
154 Marcelino Viera, Modernidad sublimada: Escritura y política en el Río de la Plata, Madrid, Iberoamericana, 2019.
155 Sobre estas alusiones, véase los pasajes en los que Luce Fabbri describe la violencia fascista en El Fascismo. Definición e historia, Montevideo, Universidad de la República, 1963. A su vez, el desafío del investigador consiste en evaluar las conversaciones “personales” que aluden a protagonistas y no documentan por escrito, por ejemplo, la charla que dijo mantener Joaquín D. Barberena con Roberto de las Carreras o las supuestas cartas no publicadas de “felicitaciones” de parte de “revolucionarios sociales” al poeta anarquista-aristocrático uruguayo. “Amor libre, de Roberto de las Carreras”, La Rebelión, Montevideo, 31 de agosto de 1902, p. 3.
156 Rafael Barrett, Moralidades actuales, Montevideo, Bertani, 1910; Monique Wittig, El cuerpo lesbiano, Buenos Aires, Ladisgráfica, 2018 (1973); Hakim Bey, Caos, Montevideo, Ediciones Anárquicas Sin Nombre, 2012 (1985).
157 Osvaldo Bayer, La Patagonia Rebelde, Buenos Aires, Booket, 2008; Osvaldo Bayer, Los anarquistas expropiadores y otros ensayos, Buenos Aires, Booket, 2008; Dolors Marin, Anarquistas, un siglo de movimiento libertario en España, Barcelona, Ariel, 2010.
158 Nuestra única propuesta es el conflicto. Documentos en torno a la proyección insurreccional del movimiento anárquico, Río de la Plata, 2014; AA.VV., Intervenir. Historia, documentos y análisis de dos luchas en el territorio uruguayo (2011-2016), Montevideo, Tutía Ediciones, 2018.
159 Daniel Barret (Rafael Spósito). Los sediciosos despertares de la anarquía, Buenos Aires, Libros de Anarres, 2011; Juan C. Mechoso. Acción directa anarquista. Una historia de FAU, tomos 1, 2 3, 4 y 5, Montevideo, Editorial Recortes, 2002.
160 Luce Fabbri, Historia de un hombre libre: Luigi Fabbri, Montevideo, Nordan Comunidad, 1996; Christian Ferrer, Cabezas de tormenta, Buenos Aires, Anarres, 2006; Hans Magnus Enzensberger, El corto verano de la anarquía. Vida y muerte de Durruti, Barcelona, Anagrama, 2010 (1972); Alfredo M. Bonanno, La anarquía desbordando la teoría, Montevideo, Anarquistas del Río de la Plata, 2013.
161 Paul Avrich, Anarchist Voices: An Oral History of Anarchism in America, Princeton, Princeton University Press, 2021 (1995).
162 Benedict Anderson, Under Three Flags: Anarchism and the Anti-colonial Imagination, London/New York, Verso, 2005; Davide Turcato, “Italian Anarchism as a Transnational Movement, 1885–1915”, en International Review of Social History, Vol. 52, nº 3, 2007, pp. 407-444.
163 Kenyon Zimmer, Immigrants against the State: Yiddish and Italian Anarchism in America, Urbana, University of Illinois Press, 2015
164 Kirwin Shaffer, Anarchists of the Caribbean: Countercultural Politics and Transnational Networks in the Age of US Expansion, Cambridge, Cambridge University Press, 2020; Constance Bantman, Jean Grave and the Networks of French Anarchism, 1854-1939, London, Palgrave Macmillan, 2021.
165 Chris Ealham, Anarchism and the City: Revolution and Counter-Revolution in Barcelona, 1898-1937, Edinburgh, AK Press, 2010; Tom Goyens, Beer and Revolution: The German Anarchist Movement in New York City, 1880-1914, Urbana, University of Illinois Press, 2014.
166 David M. Struthers, The World in a City: Multiethnic Radicalism in Early Twentieth-Century Los Angeles, Urbana, University of Illinois Press, 2019.
167 Maia Ramnath, Descolonizing Anarchism: An Antiauthoritatian History of India’s Liberation Struggle, Edinburgh, AK Press/Institute for Anarchist Studies, 2011; Saidiya Hartman, Wayward Lives, Beautiful Experiments: Intimate Histories of Social Upheaval, New York, W. W. Norton and Co., 2019.